Consecuencias medioambientales

Destrucción de ecosistemas, cultivos en riesgo y contaminación masiva: los efectos de la voladura de la presa ucraniana

Devastación en Ucrania: el antes y el después de la destrucción de la presa de Nova Kajovka

Una zona inundada tras la destrucción de la presa de Nova Kajovka, en Jersón.

Una zona inundada tras la destrucción de la presa de Nova Kajovka, en Jersón. / VLADIYSLAV SMILIANETS / REUTERS

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La destrucción de la presa Nova Kajovka, en la región de Jersón (sur de Ucrania) podría tener consecuencias medioambientales "sin precedentes", según han avisado expertos y organizaciones de defensa del medio ambiente, tales como la destrucción de ecosistemas, contaminación masiva o riesgos para la agricultura.

A juicio del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que ha acusado a Rusia de ser "culpable de un ecocidio brutal", se trata de la "catástrofe medioambiental más grande causada por el hombre en décadas".

Fauna en peligro

La primera consecuencia, ligada al derramamiento de los 18.000 millones de toneladas de agua que contenía la presa, es la grave perturbación que causará en los ecosistemas del Dniéper, el cuarto río más grande de Europa, y en las zonas costeras del mar Negro, que podría sufrir una desalinización temporal en algunos puntos, según estima la oenegé ucraniana Ecoaction.

La entidad avisa de que se espera una "mortalidad potencialmente masiva de organismos acuáticos (peces, moluscos, crustáceos, microorganismos, vegetación acuática)", pero también de roedores, algunos de los cuales son endémicos o ya está amenazados. Esto provocará, a su vez, "un deterioro de la calidad del agua debido a la descomposición de organismos muertos".

El Ukrainian Nature Conservation Group (UNCG) estima que las consecuencias para la fauna "se manifestarán en una superficie de al menos 5.000 kilómetros cuadrados (zona inundable y zona de drenaje)" y considera que "ciertas especies han podido sufrir un golpe más importante en una sola jornada que en el curso de los últimos 100 años".

En el caso de los peces, serán necesarios "de 7 a 10 años al menos para restaurar" las pérdidas, y las aves que se reproducían en el entorno del embalse (gaviotas, charranes...) desaparecerán de este territorio. "Todos los organismos vivos que habitaban el embalse de Kajovka ya están muertos o morirán en los próximos días", estima la asociación.

Los animales domésticos o en cautividad están igualmente en peligro, destaca el Fondo Internacional para la protección de los animales (IFAW), que denuncia una "situación desastrosa".

"Los refugios ya están desbordados con las solicitudes de rescate. En Nova Kajovka (...) un pequeño zoológico se inundó por completo: todos los animales, excepto los cisnes, murieron", dice Natalia Gozak, gerente de IFAW en Ucrania.

Contaminación masiva

Tampoco se salvará la vegetación, en particular la que se encuentra aguas arriba de la presa que "morirá a causa del drenaje, mientras que las zonas situadas aguas abajo se inundarán, incluidos los complejos esteparios y forestales no adaptados a la inmersión, lo que provocará a su taponamiento y destrucción”, prevé Ecoaction. Varios parques naturales de Ucrania, incluida la Reserva de la Biosfera del Mar Negro, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, están igualmente amenazados.

Las organizaciones temen una contaminación masiva por el vertido de basura, productos agroquímicos y otros materiales peligrosos, así como la inundación y la desactivación de los sistemas de tratamiento de agua y de alcantarillado.

Según funcionarios ucranianos, el martes se habrían derramado en el Dniéper 150 toneladas de aceite de motor almacenado en la sala de máquinas de la central hidroeléctrica, "con el riesgo de que se infiltren otras 300 toneladas", lo que representa "una amenaza para la fauna y la flora". Esta contaminación podría llegar al mar Negro, lo que repercutirá en diferentes grupos de organismo vivos, desde el plancton a los cetáceos.

Riesgo para la agricultura

El embalse de Kajovka también se utilizaba para proporcionar agua potable y de riego al sur de Ucrania, que es una de las zonas más secas del país. Su destrucción, por tanto, constituye un gran riesgo para el abastecimiento de agua de millones de personas. Esta escasez de agua podría llevar, además, a la desertificación de ciertas áreas, según estima el IFAW.

"La biomasa en descomposición de la flora y la fauna acuáticas dejará tierras áridas, incluso desérticas, en los próximos meses", anticipa Gozak, lo que provocará un cambio en los microclimas y las temperaturas.

Según el Gobierno ucraniano, el agua de la presa ya ha anegado unas 100.000 hectáreas de terrenos agrícolas. Es probable, pues, que los daños acaben afectando a la agricultura y la ganadería de Ucrania, uno de los principales proveedores de cereales del mundo.