Mercado energético
Las exportaciones rusas de petróleo alcanzan su nivel más alto desde la invasión de Ucrania
Rusia anuncia un recorte en la producción de petróleo para elevar los precios
Moscú lanza un nuevo ataque con misiles y drones sobre Kiev
Ricardo Mir de Francia
Periodista
Especialista en política internacional y reportero. Fue corresponsal en Washington durante una década, donde cubrió las presidencias de Obama, Trump y los inicios de Biden. Antes estuvo otros seis años en Oriente Medio. Licenciado en Periodismo por la Pompeu Fabra y con estudios de posgrado en Derecho Internacional, se ocupa actualmente de la guerra en Ucrania. Interesado también en temas de investigación, geopolítica de la energía, cambio climático y economía.
El dinero sigue entrando a espuertas en las arcas rusas y alimentando la capacidad del Kremlin para financiar su guerra en Ucrania. Las exportaciones de petróleo ruso alcanzaron en abril sus niveles máximos desde el inicio de la invasión, unas ventas que le reportaron 15.000 millones de dólares solo el mes pasado, según las estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). A pesar de las sanciones occidentales, impuestas de forma gradual y sin que hayan alcanzado todavía la forma de un embargo total, Rusia no ha tenido demasiados problemas para encontrar nuevos mercados para su petróleo y productos derivados. China e India se han convertido en sus principales clientes, tanto que en abril adquirieron casi el 80% de las exportaciones de la industria petrolera rusa.
Los hidrocarburos son la gallina de los huevos de oro de la economía rusa: sus ingresos representan cerca del 45% del presupuesto anual del Estado. Y de todos ellos el petróleo es el rey. De los 355.000 millones de euros que Rusia se ha embolsado por la exportación de combustibles fósiles desde el inicio de la invasión hace 14 meses, el crudo ha aportado el 57% de los ingresos, seguido por el gas (40%) y el carbón (3%), según datos del Center for Research on Energy and Clean Air. Durante muchos meses los países de la Unión Europea siguieron siendo los principales compradores del petróleo ruso, pero desde que Bruselas anunciara en junio de 2022 su intención de vetar las importaciones por vía marítima (un veto que entró en vigor en diciembre), la situación ha cambiado.
Ahora son China, India y Turquía los principales destinos del crudo ruso, países que han aprovechado la coyuntura para acaparar las exportaciones rusas a precios descontados. "Rusia parece tener pocos problemas para encontrar deseosos compradores para su crudo y productos derivados del petróleo", asegura la AIE en su último informe. En abril exportó una media de 8,3 millones de barriles diarios, superando los 7,7 millones de 2022 y los 7,5 millones de 2021. El organismo internacional también subraya que el recorte en la producción que anunció en febrero para empujar los precios al alza no se ha cumplido, probablemente por la necesidad de "compensar los ingresos perdidos" en otros sectores.
Más ventas, menos ingresos
Pese al incremento de las ventas, los ingresos cayeron un 27% respecto a abril de 2022, en parte por la moderación de los precios del petróleo. A esta reducción de los ingresos también habrían contribuido los descuentos aplicados por los productores rusos después de que los países del G7 prohibieran a las compañías mercantes occidentales transportar su petróleo a menos que el precio acordado de compra no supere los 60 dólares por barril. De acuerdo con la IAE, sin embargo, esos descuentos han ido menguando a medida que la industria rusa encontraba compañías fuera de Occidente sin una obligación legal para cumplir las restricciones.
El vigor de las exportaciones rusas de hidrocarburos ha vuelto a poner de manifiesto las serias limitaciones de la estrategia occidental para estrangular la economía rusa y obligar a Vladímir Putin a retirar a sus tropas de Ucrania o, cómo mínimo, buscar una salida en la mesa de negociación. Solo 45 países se han sumado a las sanciones, una cifra relativamente modesta si se tiene en cuenta que 27 forman parte de la UE. El resultado es que Moscú sigue haciendo negocios con el sur global, que por regla general ha apostado por no alinearse formalmente con ninguna de las partes en el conflicto, lo que ha permitido a Rusia mantener a flote su economía mucho mejor de lo esperado.
Impacto limitado de las sanciones
El año pasado se contrajo tan solo un 2,2% de su PIB, según el Fondo Monetario Internacional, y este año se espera que crezca un 0,3%, una cifra que supera lo previsto en Alemania o el Reino Unido. Algunos expertos consideran que el FMI se está dejando engañar por las estadísticas supuestamente cocinadas desde el Kremlin, pero lo cierto es que el colapso vaticinado por algunos líderes mundiales cuando comenzó esta última ronda de agresión rusa sobre Ucrania no se ha cumplido.
"En general, las sanciones se parecen más a un maratón que a un sprint", le dijo en febrero a 'The New York Times' Edward Fishman, un antiguo responsable de los programas de sanciones de Estados Unidos. De hecho, raramente cambian el comportamiento de los regímenes que las sufren. Y en esta guerra ni Ucrania ni Occidente tienen el tiempo de su parte.
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