Cooperación internacional

La difícil disyuntiva de la ONU en Afganistán

Naciones Unidas debe decidir si se mantiene en el país después de que el Gobierno talibán prohíba a las mujeres afganas trabajar para la organización

Un hombre afgano, frente a un edificio de Naciones Unidas en Kabul (Afganistán)

Un hombre afgano, frente a un edificio de Naciones Unidas en Kabul (Afganistán) / Damir Sagolj / REUTERS

France Presse

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La Organización de Naciones Unidas (ONU) ha informado el martes de que se enfrenta a una "terrible disyuntiva" sobre si continuar sus operaciones en Afganistán después de que el Gobierno talibán prohibiera a las mujeres afganas trabajar para la organización. La ONU anunció el 4 de abril que los talibanes habían prohibido a las mujeres afganas que trabajaran para la organización en cualquier parte del país.

La Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán (Manua) ha declarado en un comunicado que la prohibición es "ilegal según el derecho internacional, incluida la Carta de la ONU, y por este motivo la ONU no puede acatarla". "Con esta prohibición, las autoridades talibanes de facto pretenden forzar a la ONU a hacer una difícil elección entre permanecer y proporcionar ayuda al pueblo afgano, o respetar las normas y principios a los que estamos obligados", añade.

La directora de Manua, Rosa Otunbayeva, ha recomendado una revisión de las operaciones de la ONU en Afganistán que durará "hasta el 5 de mayo de 2023", según el comunicado. "Durante este periodo, la ONU en Afganistán llevará a cabo todas las consultas necesarias, hará los ajustes operativos requeridos y acelerará la preparación de alternativas para todos los resultados posibles", ha puntualizado. "Debe quedar claro que cualquier consecuencia negativa de esta crisis para el pueblo afgano será responsabilidad de las autoridades de facto", añade el comunicado.

El trabajo de 400 afganas

Unas 3.900 personas trabajan para la ONU en Afganistán, entre ellas 3.300 nacionales, según la organización. Cerca de 600 de estos empleados son mujeres, entre ellas casi 400 afganas.

La ONU considera que estas mujeres son esenciales para sus operaciones en el país, sumido en una de las peores crisis humanitarias del mundo, donde unos 23 millones de hombres, mujeres y niños reciben ayuda, según la ONU. En la sociedad afgana, profundamente conservadora y patriarcal, una mujer no puede hablar con un hombre que no sea un pariente cercano. Por tanto, una mujer que reciba ayuda sólo puede entrar en contacto con otra mujer.

Desde la prohibición del Gobierno afgano, la ONU ha pedido a su personal femenino y masculino que no acuda a la oficina, salvo los encargados de tareas esenciales, según el comunicado.

"Está absolutamente claro que ninguna autoridad puede dar instrucciones a la ONU, ya sea en función del género o de cualquier otro principio, sobre quién debe ser empleado", declaró a la AFP Ramiz Alakbarov, coordinador humanitario de la ONU para Afganistán, tras la prohibición. "Es una gran violación de los derechos de las mujeres, y la ONU "no puede aceptar esto, ni en Afganistán ni en ningún otro país" y "hacer excepciones", insistió. La decisión fue condenada por la comunidad internacional.