Momento histórico en EEUU

La imputación de Trump marca la carrera para 2024

MULTIMEDIA | Donald Trump, contra las cuerdas de la justicia: sus cuentas pendientes

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US-FORMER-PRESIDENT-DONALD-TRUMP-HOLDS-A-PRESS-CONFERENCE-AT-MAR / ALEX WONG

Idoya Noain

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Aunque supuestamente hay precampaña y campaña, con lanzamientos de candidaturas oficiales, debates, temporadas de primarias y lucha entre nominados, Estados Unidos vive en un ciclo electoral permanente. El de 2024, por ejemplo, se abrió incluso desde que Joe Biden tomara posesión por la resistencia de Donald Trump a aceptar los resultados y por el asalto al Capitolio, y ya ha estado marcada por otros momentos como la histórica decisión del Supremo el verano pasado de derogar la protección constitucional al aborto. Nada, no obstante, ha sido comparable a la imputación penal esta semana de Trump, expresidente y aspirante a la nominación republicana para las presidenciales del año próximo. Y tanto él como sus rivales anunciados y potenciales en la lucha intestina pero también el demócrata Biden se mueven ahora mismo con tácticas y estrategias marcadas por esa histórica imputación.

Biden ha optado por mantener silencio público sobre los hechos de la última semana. La portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, se escuda en decir que no comentan casos judiciales abiertos. Y Michael Gerhardt, un experto en Derecho Constitucional de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill le decía a 'Newsweek' que si Biden entrara en la conversación “ayudaría a politizarlo, y eso jugaría a favor de Trump”.

Claramente en las disquisiciones de Biden entran más consideraciones, y una vital es 2024, unas elecciones en las que aún no ha anunciado que buscará la reelección, aunque todas las señales son que lo hará. La cuestión es cuándo, y la imputación puede contribuir a dilatar ese momento, hasta verano o incluso hasta otoño, según relataba esta semana Axios. Porque si Biden anunciara en abril, como hizo Obama en 2011, podría ya empezar a recaudar fondos, y alejar las sombras de falta de entusiasmo que rodean su potencial búsqueda de la reelección, pero no es eso lo que el presidente, y sus estrategas, consideran más importante en este momento.

Un ejercicio de contrastes

El mandatario, que este mes viaja a Irlanda, por ahora prefiere explotar la imagen como un presidente activo, dedicado a gobernar. Tiene además por delante un momento complicado, pues la guerra abierta por la negativa de los republicanos a elevar el techo de la deuda llegará a su fase más cruenta y peligrosa en verano. Y se esfuerza por transmitir también una imagen de estabilidad frente al caos, la división y el circo que, como se volvió a ver esta semana, rodean a menudo a Trump.

Entrar en la conversación sobre la imputación además no tendría contrapartidas positivas para Biden y los demócratas. El silencio les permitirá mantener distancias en caso de que el fiscal Alvin Bragg no acabe logrando una condena de Trump en un proceso que, en cualquier caso, se prolongará durante meses y entrará en 2024. Y como prácticamente todos los observadores, concluyen que la imputación refuerza a día de hoy las opciones de Trump de ser candidato republicano, pero también creen que las presidenciales serían mucho más difíciles para el expresidente que las primarias.

“La aritmética política es que Trump no puede ser elegido si no consigue que gente que no votó por él en 2020 lo haga en 2024, y el hecho de que esté imputado y enfrente otras investigaciones le dificultará mucho encontrar esos nuevos votantes”, resumía en ‘The Washington Post’ Geoff Garing, un especialista en encuestas demócrata. Y hasta el estratega republicano Karl Rove, en una columna en ‘The Wall Street Journal’, señalaba a esa difícil matemática de Trump a sondeos entre independientes.

Aunque en una de esas encuestas solo el 31% aprueban a Biden en economía y solo 27% en gestión de la frontera, en otra el 40% (además del 16% de los republicanos) veían bien que haya sido acusado. En una de CNN el porcentaje subía al 60%. Y son malos números para Trump, que en 2016 ganó un 48% del voto de independientes y en 2020 cayó al 41% en ese grupo. “El pago de dinero para silenciar no es un tema ganador”, señalaba Rove.

Su imputación, además, llegaba el mismo día en que se producían dos victorias progresistas que demuestran el potencial demócrata en las urnas. Una fue la elección de un demócrata como alcalde en Chicago, una de las grandes urbes vilipendiadas por Trump y los republicanos por el supuesto efecto negativo de políticas demócratas. Otra, la victoria de una jueza progresista que gira a la izquierda el equilibrio del Supremo en Wisconsin, recordando el rechazo en las urnas a los retrocesos en derechos como el aborto y el avance demócrata en estados bisagra.

Reforzado en las primarias

De momento, no obstante, el camino hacia la nominación presidencial de Trump se ha despejado. Ha conseguido por ahora convertir lo que para incontables otros habría sido una sentencia de muerte política en un activo. De debilitado ante potenciales rivales como Ron DeSantis ha pasado a líder indiscutible. Y como le ha dicho el estratega republicano Alex Conant a Bloomberg, “esta imputación garantiza que Trump será el centro de la historia en el futuro próximo”, algo que siempre ha jugado a su favor y que ahora lo hace de forma clara en la lucha de primarias.

Además de las ya sabidas inyecciones de millones de dólares en sus arcas (10 en solo cuatro días), las encuestas siguen mostrando el impulso que la imputación ha dado a su candidatura. Los principales rivales, como DeSantis, para no alienar a sus bases, se han encajonado en una situación insostenible para ellos, atacando como Trump su imputación como una persecución política pero temerosos de atacarle a él personalmente. Y se repiten errores que cometieron los rivales de Trump en 2015 y 2016, con todos de momento esperando a que caiga bajo el peso de esta o nuevas imputaciones, o esperando a que sea otro el que le ataque. En la gráfica imagen que ha usado en la revista The Atlantic Matt Mackowiak, asesor republicano y presidente del partido en un condado de Texas, “todos quieren ser el último que coma el cocodrilo”.

Está por ver si se mantiene el “momentum” de Trump. Rove, en su artículo en el 'Journal', recordaba que “lo que sube rápido tiende a bajar rápido”. Pero Trump rompe tendencias.

Los primeros debates republicanos de primarias llegarán en agosto. Las primeras citas en Iowa y New Hampshire no serán hasta enero o febrero. Y por ahora Trump juega con ventaja. “En cada oportunidad que el partido ha tenido para moverse en dirección diferente, se ha adentrado más en el camino de Trump”, recordaba en 'The Atlantic', Stuart Stevens, que fue jefe de estrategia de la campaña presidencial de Mitt Romney en 2012. Y en la misma revista el asesor del Partido Republicano John Thomas usaba otra imagen demoledora. “Es casi como una relación de abuso”, decía. “Varios segmentos de votantes MAGA (el movimiento trumpista Hacer América Grande de Nuevo) reconocen que quieren abandonarla, están dispuestos a hacerlo, pero simplemente no están listos para dar el paso”.

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