Entrevista con EL PERIÓDICO

Anna Mikulska: "EEUU no ha sido el gran ganador de la crisis energética"

La experta en geopolítica de la energía considera que a Rusia le costará tiempo reemplazar a Europa como mercado y acabará pagando el precio de las sanciones

Anna Mikulska, experta en mercados energéticos del Baker Institute.

Anna Mikulska, experta en mercados energéticos del Baker Institute. / Ricardo Mir de Francia

Ricardo Mir de Francia

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La invasión rusa de Ucrania ha sacudido los mercados energéticos. Los flujos de la energía están cambiando a marchas forzadas, dejando por el camino ganadores y perdedores. En una entrevista con EL PERIÓDICO, Anna Mikulska, investigadora del Baker Institute, un prominente centro de estudios de la Universidad de Rice, en el corazón petrolero de Texas, refuta algunas de las conclusiones que los europeos han extraído de la crisis y analiza el impacto que las medidas occidentales para aislar a Rusia han tenido en sus hidrocarburos.   

¿Cómo ha cambiado el mapa de la energía a raíz de la invasión rusa de Ucrania? 

Se ha reorganizado de muchas maneras porque los combustibles que Rusia exportaba a Europa ya no son bienvenidos. Depende del tipo de energía del que estemos hablando. El carbón o el petróleo son más fáciles de redirigir a otros lugares. Y Con el gas natural, en cambio, es realmente difícil. Se necesita mucha infraestructura para exportarlo e importarlo. Desde terminales a regasificadoras. Y esa infraestructura requiere tiempo y mucho dinero. Por eso los precios del gas –que no ha sido objeto de sanciones, a diferencia del carbón y el petróleo-- se han disparado. Rusia ha podido redirigir su petróleo, pero el gas es otra historia.

Le escucho.

Es más fácil redirigir el petróleo. Tienes el crudo, la tubería, lo cargas en el barco cisterna y lo llevas a China, India u otros países. Rusia lo está vendiendo a precios descontados, pero su petróleo sigue en el mercado global. Con el gas es diferente. Los yacimientos que Rusia ha desarrollado en Siberia Occidental, y que alimentaban las exportaciones a Europa, no tienen acceso a ningún otro mercado. Si no llega a Europa, no va a ninguna parte. Se queda en el mercado interno ruso o acaba almacenado. 

¿Ni siquiera a China? 

Ni siquiera. Mucha gente se equivoca al pensar que Rusia se lo envía a escondidas a China. No es cierto. No hay conexiones para que pueda hacerlo. Solo le llega el gas de Siberia Oriental, desde que China se comprometiera en 2014 a contratar el gas de los nuevos yacimientos que Rusia desarrolló allí y fluyen hasta el país asiático a través del gaseoducto ‘Power of Siberia 1’. China recibió el año pasado aproximadamente 14 BCM de gas, una cantidad muy pequeña si se compara con los 155 BCM que Europa importó de Rusia en 2021. Hay una gran diferencia. Rusia está tratando de poner en marcha el ‘Power of Siberia 2’, que iría desde los campos de Siberia Occidental que alimentaban Europa hasta China a través de Mongolia. Pero China aún tiene que decir que sí. 

Pese a todo, Rusia sigue ganando muchísimo dinero con las exportaciones de combustibles fósiles. 560 millones de euros al día, según un informe reciente. 

Sí, todavía venden, pero venden principalmente petróleo. Y tiene que ver mucho con los precios. En junio de 2022 Rusia exportó a Europa aproximadamente una cuarta parte del gas que le enviaba un año antes, pero siguió ingresando lo mismo que entonces porque los precios estaban disparados. 

¿Es realista pensar que las sanciones occidentales pueden constreñir la economía rusa al aislar a su sector energético y dejarle sin algunos de sus mercados?  

Creo que sí, pero llevará tiempo. Otra cosa es que vayan a cambiar el comportamiento de Rusia. Si estas sanciones se hubieran impuesto en 2014, cuando Rusia se anexionó Crimea, el impacto hubiera sido mucho mayor, pero entonces la respuesta fue mucho más tibia. Desde 2014 el Kremlin se ha preparado a conciencia para las sanciones que podían venir desde Occidente. Pasó a producir mucho más internamente y aumentó la cooperación con China. Y luego tenemos un gobierno autocrático al que no le preocupa le preocupa el bienestar de su población o el crecimiento económico. Putin tiene otros objetivos y está dispuesto a estrujar a su población para conseguirlos.  

¿No puede Rusia reemplazar el mercado europeo con India, China y el sur global?  

Podría potencialmente hacerlo, pero llevará tiempo, una década o así. Y es realmente difícil porque necesitan tecnología y cooperación con grandes compañías con la que no podrán contar. Lo vimos en 2014, cuando EEUU prohibió a sus energéticas hacer negocios con Rusia. Muchos de los planes que Moscú tenía para desarrollar nuevos yacimientos quedaron archivados. Los dejan para futuras generaciones. Y es que a veces nos cuesta entender que la capacitación que tienen las energéticas estatales en Rusia, Arabia Saudí o China no es tan avanzado como pensamos. Son las grandes compañías occidentales las que levantan los proyectos más complicados.   

Hace un año se hicieron toda clase de predicciones catastrofistas sobre las dificultades que tendría Europa para vivir sin la energía rusa. ¿Por qué no se han cumplido?  

Por la climatología, eso es todo. Si el invierno hubiera sido frío, las cosas hubieran sido diferentes. Además, Europa hizo todo lo que pudo para prepararse. Compró gas muy caro y llenó sus reservas casi al completo. Ayudó que la economía china no se haya recuperado del todo, por lo que parte del gas que hubiera consumido acabó en Europa. Los europeos también doblegaron a otros de sus competidores en el mercado a golpe de talonario. Países como Bangladesh, Pakistán o Vietnam se han quedado sin gas, un gas que ya habían contratado. El precio era tan alto que los proveedores no dudaron en pagar una multa para romper los contratos y acabar vendiéndole el gas a Europa.  

 

De hecho, a algunos han acusado a los europeos de embarcarse en una suerte de neocolonialismo con la energía como arma.   

Yo no lo llamaría así porque no es producto de una estrategia deliberada. Fue más bien, ‘¿qué hacemos para impedir que nuestra población se congele este invierno?’ Y eso hizo que estuvieran dispuestos a pagar lo que hiciera falta. Nadie habla de la tremenda crisis que está atravesando Pakistán. Todo esto ha hecho que algunos países pobres se estén replanteando el uso del GNL. Y si renuncian al gas, acabarán utilizando carbón.  

¿Tiene sentido para España que EEUU se haya convertido en su principal suministrador de gas? ¿No es acaso más caro que el argelino o el ruso?  

No tiene por qué serlo. En 2020 y 2021 el gas estadounidense y en general el GNL era más barato que el gas que fluía de Rusia. Había tanto GNL que llegó a pagarse a precios negativos. Es muy importante subrayar que no son las compañías de EEUU las que están vendiendo el gas estadounidense que llega a Europa. Sus productores venden el gas al precio de EEUU, cuyo máximo llegó a estar 6 dólares frente a los 90 que se pagaba entonces por el gas europeo. Normalmente el precio se deriva de los volúmenes contratados por los ‘agregadores’, que pueden ser grandes compañías como BP, ‘traders’ como Trafigura o compañías estatales de China o India. Esos son los compradores del gas.  

Pero esos metaneros acaban en nuestros puertos.  

A veces lo hacen porque no hay cláusulas de destino en los contratos, pueden ir a cualquier parte del mundo. Los precios suelen mandar. De modo que la realidad tiene muy poco que ver con lo que algunos piensan en Europa. Dirigentes como Macron o Scholz han dicho que las compañías estadounidenses están ganando cantidades ridículas de dinero por la diferencia entre los precios del gas en EEUU y los de Europa. Pero no son los productores de EEUU los que se están forrando. Son las compañías que compran el gas, muchas de ellas europeas.  

Entonces no es cierto que EEUU sea el gran ganador de la crisis energética.  

No, EEUU no es el gran ganador. Son los intermediarios los que realmente están ganando dinero -- BP, Shell, Trafigura, China—porque compraron el gas en EEUU. De modo que cualquiera que contrate a precios de EEUU, donde la producción de gas batió récords el año pasado, estará ganando.  

Pensando en el impacto que ha tenido la guerra, ¿diría que ha extendido la vida de los combustibles fósiles o la ha recortado? 

No hay duda de que ha prolongado la vida del carbón. En Europa, pero también muy probablemente en Asia. El carbón está muy extendido geográficamente y para muchos países es una fuente segura de energía. Lo otro que ha hecho esta crisis es hacer de la seguridad energética un asunto prioritario en todo el mundo. Y en función de sus circunstancias, cada país decidirá cuál es la solución más segura. Tampoco hay duda de que la invasión ha afectado a la transición ecológica, pero todavía no sabemos si para bien o para mal. A corto plazo, y no sabemos cuánto durará ese corto plazo, veremos un aumento en el uso del carbón, pero también más desarrollo de las renovables. También ha aumentado la inversión en gas y petróleo porque, de momento, tiene sentido económicamente.  

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