Elecciones legislativas

Los republicanos se hacen con el control de la Cámara Baja en EEUU

Ocho días después de las 'midterms' se confirma la mayoría, que es exigua pero abre una época de gobierno dividido

Los conservadores podrán bloquear la agenda de Biden y lanzar investigaciones pero enfrentan también retos internos

El líder de la minoría republicana en el Congreso, Kevin McCarthy, aplaude al expresidente Donald Trump.

El líder de la minoría republicana en el Congreso, Kevin McCarthy, aplaude al expresidente Donald Trump. / Jonathan Ernst (Reuters)

Idoya Noain

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La victoria más importante del Partido Republicano en las elecciones de mitad de mandato de Estados Unidos, que establece los dos próximos años de un gobierno dividido en Washington, se ha confirmado este miércoles. Ocho días después de que cerraran las urnas, una victoria en California ha dado a los conservadores el escaño 218 que les asegura la mayoría en la Cámara de Representantes, a la que se calcula que pueden sumar tres escaños más de los siete que quedan por determinar.

Aunque sea con una ventaja mucho menor de lo que se había anticipado, el control de esa Cámara es crucial para los republicanos, especialmente dado que los demócratas consiguieron mantener la mayoría en el Senado, donde aún queda un significativo escaño por decidir el 6 de diciembre en una segunda vuelta en Georgia. Y la mayoría republicana, aunque sea exigua, marcará los dos próximos años de la vida política en Estados Unidos y atenazará la agenda del presidente Joe Biden y los demócratas.

Bloqueo e investigaciones

Cuatro años después de perder la mayoría en las legislativas celebradas durante la presidencia de Donald Trump, los republicanos la recuperan y, con ello, tienen importantes herramientas en su mano, incluyendo el control de los comités. Aunque sin contar con el Senado su capacidad de legislar se ve limitada, pueden funcionar como freno a cualquier iniciativa legislativa demócrata que envíe la Cámara Alta, impidiendo incluso que se sometan a voto. Y pueden ralentizar la aplicación de leyes que ya han visto la luz ejerciendo sus funciones de control del Ejecutivo.

Los republicanos ya han anunciado también su intención de lanzar varias investigaciones en la Cámara sobre cuestiones como la respuesta al coronavirus, el FBI, la retirada de tropas de Afganistán o la situación en la frontera con México. Este mismo jueves James Comer, un congresista extremista que presidirá el poderoso Comité de Control y Reforma, ha anunciado ya una investigación sobre cuánto sabía y cómo de involucrado estuvo Biden en los negocios de su hijo Hunter. "La participación del presidente en el enriquecimiento de su familia es en una palabra abuso de primer orden", ha dicho el congresista, volviendo sobre el demócrata unas sombras que se han cernido durante años sobre Trump.

Investigaciones como esas, y amenazas de 'impeachment' a miembros de la Administración Biden como el secretario de Seguridad Nacional o el fiscal general al frente del Departamento de Justicia, contribuirán a marcar la conversación política y la atención mediática en los dos próximos años hasta las elecciones presidenciales de 2024, para las que el martes Trump anunció su candidatura.

El peso del ala extremista

El hecho de que los republicanos hayan arañado pocos escaños en la renovación total de la Cámara en las ‘midterms’ complica, en cualquier caso, el escenario para ellos y, especialmente, para Kevin McCarthy, el hombre que ha logrado ser nominado para el cargo de ‘speaker’ que el 3 de enero abandonará Nancy Pelosi. La poderosa demócrata, de 82 años, ha anunciado además este jueves en un discurso en la Cámara que no se mantendrá como líder de la minoría, aunque seguirá en su escaño. "Ha llegado la hora de que una nueva generación lidere el caucus demócrata", ha dicho.

La unidad dentro de sus filas que durante sus dos décadas como líder ha gestionado Pelosi se le antoja inicialmente complicada a McCarthy, que deberá lidiar con una bancada también con distintas facciones en la que ha ganado peso el ala radical. Y ya antes de llegar al cargo ha empezado a ver el reto. No tiene garantizados aún los 218 votos necesarios para ser confirmado, ese ala más extremista ya ha amenazado con usar su poder para obtener concesiones y algunos de los representantes más radicales, como Matt Gaetz, un cercano aliado de Trump, ya han anunciado que no votarán por McCarthy el día 3.

Otros, como la polémica Marjorie Taylor Greene, han demostrado su creciente peso e impacto y prueban también que pese a la que haya empezado a verse división sobre Trump y una ola de críticas, el expresidente y su agenda mantienen potentes aliados. Taylor Greene, por ejemplo, consiguió el lunes un compromiso de los líderes republicanos para investigar a Pelosi y al Departamento de Justicia por el trato a los detenidos por el asalto al Capitolio.

La mayoría republicana y la fuerza de ese ala más radical puede tener, sobre todo, consecuencias graves para el país. Como sucedió cuando Barack Obama estaba en la presidencia y el Tea Party se hizo fuerte dentro del Partido Republicano y en el Congreso, se amaga ahora con usar la mayoría para no renovar el presupuesto operativo del Gobierno y no elevar el techo de la deuda a no ser que consigan contrapartidas de recortes de gasto o programas sociales. Y también voces republicanas han cuestionado seguir aprobando la ayuda a Ucrania.

Bipartidismo y polarización

El presidente Biden emitió tras confirmarse la mayoría republicana un comunicado felicitando a McCarthy y tendiendo una mano a la cooperación bipartidista, diciéndose "listo para trabajar con los republicanos en la Cámara Baja para lograr resultados para las familias trabajadoras". “El futuro es demasiado prometedor para estar atrapados en guerras políticas”, escribió. "El pueblo estadounidense quiere que hagamos cosas para ellos, quiere que nos concentremos en los temas que les importan y en mejorar sus vidas", dijo el mandatario, que ha logrado en los dos primeros años sacar adelante algunas leyes importantes con apoyo bipartidista, desde en infraestructuras hasta en control de armas.

 El comunicado del presidente, no obstante, abría también leyendo los resultados de las elecciones de medio mandato como "un fuerte rechazo a los negacionistas electorales", muchos de los cuales han fracasado en estados pero que sí han ganado con fuerza en el Congreso. Y la intensa polarización política, y la vista ya puesta en las presidenciales de 2024, no hacen augurar un gran periodo de cooperación, sino más bien uno donde Biden se verá forzado a usar más el poder ejecutivo.