Guerra de Ucrania

Muchos muertos y guerra de trincheras: la contraofensiva ucraniana contada desde dentro

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Varios militares ucranianos describen a EL PERIÓDICO el avance de sus tropas en el sur del país, donde ha logrado recuperar más de 30 localidades

Militares ucranianos en Jersón.

Militares ucranianos en Jersón. / Ricardo Mir de Francia

Ricardo Mir de Francia

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Dmytro da vueltas por el hall del hotel como un león enjaulado. Es un militar corpulento, pasado de copas y con cara de pocos amigos que despotrica contra los medios que hacen sus conexiones en directo en el aparcamiento. "¿Por qué no vienen al frente conmigo? No se enteran de nada, no cuentan toda la verdad", dice con alguna dificultad para mantener el equilibrio. Dmytro forma parte de la contraofensiva ucraniana que está tratando de recuperar las regiones ocupadas por Rusia en el sur del país. La última batalla en el norte de Jersón acabó con sus huesos en el hospital por lo que se conoce como fatiga de combate o neurosis de guerra, un trastorno psicológico tan viejo como la propia guerra y ahora incluido en el espectro del estrés postraumático. "Nuestro batallón perdió a 400 hombres en la batalla. Ese es el precio que estamos pagando por avanzar", confiesa con fatalismo.

Dmytro volverá al frente en dos días, pero antes marcharse quiere ver a su hija. "He venido a despedirme de ella porque sé que no volveré. Le he comprado un coche. Quiero que tenga una vida feliz y por eso voy a dar mi vida por ella", añade antes de desaparecer en la oscuridad del aparcamiento. Cubrir informativamente una guerra es muy complicado. Particularmente todo lo que concierne al campo de batalla. La información llega racionada y filtrada desde los ministerios de Defensa. La censura es omnívora e incluso en primera línea las restricciones abundan. No se quiere dar pistas al enemigo ni desmoralizar a la población. De ahí que sea muy difícil separar la ubicua propaganda de la realidad hasta que la niebla se disipa y la bandera de uno u otro bando ondea en cada tramo del torturado territorio . 

Militares ucranianos en Jersón.

Militares ucranianos en Jersón. / Ricardo Mir de Francia.

A mediados de septiembre Ucrania dio por recuperada casi por completo la provincia de Járkov en el noreste y sus esfuerzos se centran ahora en dos flancos: el este, tanto en Donetsk como Lugansk (Donbás), y en el sur, en Jersón y Zaporiyia. Y es en este último frente donde combate ahora Abril, el nombre en código de un ametrallador ucraniano de 24 años, con el porte y el flequillo del David de Miguel Ángel. "En el Donbás está siendo todo mucho más difícil porque los rusos llevan allí años. Conocen el terreno, han levantado fortificaciones y cuesta mucho recuperar territorio", afirma durante un permiso de fin de semana en Dnipro. "En el sur son más débiles porque están echando mucha más mano de las tropas recientemente movilizadas, lideradas por las fuerzas especiales".  

Un camión transporta a soldados en la carretera entre Krivyi Rih y Dnipro, poblaciones ucranianas recuperadas de manos rusas.

Un camión transporta a soldados en la carretera entre Krivyi Rih y Dnipro, poblaciones ucranianas recuperadas de manos rusas. / Ricardo Mir de Francia

Escasos parapetos naturales

Tanto el Donbás como el sur son prácticamente planos. A esta última región, los ucranianos la llaman la estepa. Un océano de campos tostados de cereal y girasol con escasos parapetos naturales. Ni siquiera bosques propios de tal nombre. Son los ríos los únicos accidentes geográficos de envergadura, con el majestuoso Dniéper y sus afluentes como principal barrera, lo que quizás explica por qué la contraofensiva ha avanzado más en Jersón que en Zaporiyia, donde el río delimita las posiciones de cada bando (Ucrania al norte, Rusia al sur). En Jersón las fuerzas ucranianas han recuperado "1.200 kilómetros cuadrados y 30 localidades" desde que comenzara allí su contraofensiva a finales de agosto, asegura Oleksander Vikul, jefe de la Administración Militar en Krivyi Rih, uno de los puntos de lanza para tratar de recuperar la región.

En Jersón se combate principalmente a campo abierto, entre espigas de trigo y cebada, con las aldeas como centros de mando, logísticos y de comunicación. Y en esas tierras de siembra, ambos bandos se esconden en trincheras, como si esta fuera una guerra napoleónica. Se usa mucho la artillería, pero a veces las líneas están tan cerca que las ametralladoras y las granadas toman el protagonismo, según las fuentes consultadas. El respaldo de la aviación -utilizada por ambos bandos- puede ser determinante. "Los aviones rusos raramente entran en nuestro territorio, pero sí actúan con asiduidad desde el suyo. También los helicópteros", dice Vikul. Y según se afirma, están siendo muy efectivos. 

El sargento Oleksandr Opel se toma un descanso en una aldea recuperada por las fuerzas ucranianas en Jersón.

El sargento Oleksandr Opel se toma un descanso en una aldea recuperada por las fuerzas ucranianas en Jersón. / Ricardo Mir de Francia

Las fuerzas ucranianas, por regla general, evitan los ataques directos. "Están utilizando las mismas tácticas que en Járkov”, asegura Oleksiy Melnyk, analista militar del Centro Razumkov, con sede en Kiev. "Tratan de cortar las rutas de abastecimiento rusas y rodear sus posiciones hasta que encuentran un punto vulnerable. Entonces atacan y atraviesan sus líneas", añade. Pero el enemigo, en lugar de batirse por cualquier plaza, retrocede como si fuera un baile de salón. "No está habiendo mucha guerra de guerrillas en el sur", afirma el soldado Abril para añadir: "Cuando los rusos ven que nos acercamos a una aldea y están atrapados, la abandonan, retroceden unos centenares de metros y cavan nuevas trincheras, a ser posible detrás de cualquier cortina de árboles". 

"También ellos son humanos"

Quizás eso explique por qué el avance ucraniano en Jersón está siendo lento, a juicio de las fuentes consultadas, que aseguran de forma unánime que sin la ayuda militar extranjera hubiera sido imposible pasar al ataque. "No es suficiente", se queja el sargento Alexander Opel en una aldea recuperada del norte de Jersón. "No podremos avanzar si no nos llegan más blindados, vehículos anfibios, tanques y sistemas de defensa aérea", argumenta. Los líderes de las fuerzas ocupantes en Jersón afirmaron el miércoles que esperan que la ofensiva ucraniana sobre la capital regional comience muy pronto y han empezado a evacuar a los civiles de la orilla occidental del Dniéper enviándolos a Rusia. Para Kiev, sin embargo, no son más que "deportaciones forzosas" enmarcadas en una maniobra de distracción.

El soldado ucraniano Serhiy Vazmniy pasa frente a un edificio con una cruz en la puerta en la provincia de Jersón.

El soldado ucraniano Serhiy Vazmniy pasa frente a un edificio con una cruz en la puerta en la provincia de Jersón. / Ricardo Mir de Francia

"Están preparando la narrativa para tapar una provocación planeada, en la que culparán a Ucrania de bombardear la ciudad de Jersón o matar a civiles", le dijo al 'Financial Times' el asesor del Ministerio de Defensa, Serhiy Kuzan. La misma idea que explicó a este diario hace unos días el analista Melnyk. "A Putin no le importan nada los civiles. Es más, eventualmente tratará de utilizarlos como escudos humanos", asegura en una entrevista telefónica. 

Lo que todo el mundo parece reconocer es que esta está siendo una guerra despiadada, con muchos más muertos de los que reconocen las cifras oficiales en ambos bandos. Kiev ha reconocido unas 10.000 bajas militares en sus filas (Rusia dice que son 61.000) y Moscú unas 5.900 (Ucrania las sitúa en 66.000). "Está habiendo muchas bajas en ambos bandos. Cada día hay un montón de muertos", dice el soldado Abril, que ha enterrado ya a una larga lista de camaradas. El recuerdo espectral de esos campos de sangre no se le ha borrado. Habla de la batalla de Davydiv Brid, en el noroeste de Jersón. "Nuestro batallón perdió a pocos hombres, pero cuando fuimos a recogerlos en los jeeps nos topamos con docenas de soldados rusos desmembrados por el campo. Había por lo menos 60. Eran soldados enemigos, pero fue verdaderamente horrible. También ellos son humanos".

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