Lorenzo Fontana, un antiabortista pro-Putin para presidir el Congreso italiano

"Para la Liga, la familia solo (hay) una familia: el hombre, la mujer y los hijos". Era el año 2014 y de esta manera se expresaba el legüista Lorenzo Fontana. Euroescéptico y contrario al aborto, no fue lo único por lo que ese año acabó bajo el foco. También lo hizo que aceptara una invitación de Rusia para participar como observador en el referéndum que llevó a la anexión rusa de Crimea. De 42 años, ultracatólico y originario de Verona (norte), Fontana es desde este viernes el nuevo presidente del Congreso italiano, elegido en la cuarta votación en ese hemiciclo. Lo ha logrado con el voto de 222 diputados, de 400.

Ha sido otra sorpresa. El nombre de Fontana empezó a circular muy tarde, el jueves por la noche, después de que la oficina de prensa de la Liga lo comunicara a través de una de sus listas de distribución para periodistas en WhatsApp. "Italia no se merece esta afrenta", ha sido el comentario inmediato de Enrico Letta, el líder del progresista Partido Democrático (PD), tras su elección.

Con este preámbulo, Fontana ocupará ahora un cargo que, si bien no es directamente ejecutivo (ese poder lo tiene el Gobierno en Italia), sí tiene una fuerte carga simbólica e incide sobre el poder legislativo, ya que es en el Parlamento donde se hacen las leyes. Mirando su currículum y trayectoria no llamaría la atención si a más de uno se le parara el corazón.

El rito de los rivales del Papa

Cercano al líder de la Liga, Matteo Salvini, Fontana ha llegado a calificar el aborto como "la primera causa de feminicidio en el mundo", y en 2016, le envío un videomensaje a los "amigos" de Amanecer Dorado, el grupo neonazi ilegalizado en Grecia. Tifoso del Hellas Verona, también se ha casado por el rito tridentino (por el Concilio de Trento, es decir, el previo a la modernización del Concilio Vaticano II, que el actual Papa promueve) y, según algunos, reza 50 ave marías al día.

También ha vestido, dentro del mismísimo Parlamento italiano, una camiseta para protestar contra las sanciones para Rusia, inclinándose abiertamente hacia posiciones pro-Putin, y nunca ha cambiado de idea en su rechazo del aborto, la eutanasia y las uniones gays. Tanto es así que Pietro Turano, portavoz del Gay Center, ha dicho de él que "es conocido por sus posturas homófobas".

Más aún. En 2018 escribió junto a Ettore Gotti Tedeschi, figura cercana al Opus Dei y exbanquero del llamado Banco del Vaticano (hasta que Benedicto XVI lo apartó), el libro La cuna vacía de la civilización. En este, se sostiene que la crisis económica tiene un causa moral: la baja natalidad. En el libro también se analiza "el nuevo orden mundial", con una crítica también a la ONU. 

Admiración por Putin

De la Rusia de Putin, ha dicho que se debe admirar como "una referencia para aquellos que creen en un modelo identitario de sociedad" gracias al "gran despertar religioso cristiano registrado en el país". Y de Víktor Orban, el polémico primer ministro de Hungría, ha alabado sus políticas de natalidad. "Gracias a él, la tasa de natalidad ha subido de 1,3 hijos por mujer, a 1,6", ha afirmado.

De aquí también que haya sido uno de los artífices del acercamiento de Salvini a la francesa Marine Le Pen, la líder ultra de Reagrupación Nacional. Esto último, sin embargo, tiene todo el aspecto de un sapo que se ha tenido que tragar Giorgia Meloni, la jefa de Hermanos de Italia, el partido más grande de la coalición ganadora de las elecciones del pasado 25 de septiembre. "Lo hemos votado con convicción", ha dicho aun así la política romana, en un comunicado difundido después de la elección. 

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