Guerra de Ucrania

Disidentes rusos temen el cierre de la UE a los ciudadanos de la Federación Rusa

Los opositores a Putin advierten que la medida dificultará la huida del país a periodistas independientes y jóvenes que rehúsan ir al Ejército

Former Russian Channel One TV journalist Marina Ovsyannikova charged with public spreading of deliberately false information about the use of the Russian Armed Forces

Former Russian Channel One TV journalist Marina Ovsyannikova charged with public spreading of deliberately false information about the use of the Russian Armed Forces / EFE / MAXIM SHIPENKOV

Àlex Bustos

Àlex Bustos

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Rusia se convirtió en un estado de pésima reputación cuando su Ejército irrumpió en Ucrania el pasado 24 de febrero. Ese golpe a su imagen en el mundo se ha extendido, por ende, a los propios ciudadanos rusos, que han visto cómo uno de los debates de la Unión Europea a día de hoy es si se debería prohibir la entrada a los ciudadanos rusos. En el punto de mira están los visados de turista para los rusos y su posible prohibición. Entre la disidencia rusa han sonado todas las alarmas, por la limitación a sus posibilidades de huir que ello supone y por su posible extensión a cualquier tipo de visado. Por dónde y cómo salir de Rusia si las cosas empeoran es una pregunta que ronda la cabeza de opositores, periodistas independientes y jóvenes que no quieren ir al frente bélico.

Un ejemplo que ha circulado esta semana por las redes sociales ha sido el caso de Vadim Kobzev, un colaborador del opositor encarcelado Alekséi Navalni, quien ha denunciado en redes sociales la dificultad para obtener un visado humanitario alemán. En el mismo texto ha explicado que "los visados de turista son una oportunidad para los opositores rusos de huir de la tortura y la cárcel" y ha narrado las presiones que recibió en Rusia, como advertencias de expulsión de la universidad, cartas pidiendo su despido en el trabajo o amenazas dirigidas a su padre, con frases como "detendremos a tu hijo y lo encarcelaremos" o "¿ha oído usted hablar de Nemtsov?". Boris Nemtsov fue un opositor ruso asesinado a tiros en 2015 a escasos metros de la plaza Roja.

Además, ha añadido que le denegaron el visado humanitario por "no haber persecución demostrada", a pesar del calvario vivido y de las "cerca de 200 páginas de documentos judiciales, enlaces a medios de comunicación y cartas de oenegés" que facilitó a las autoridades alemanas. Ha argumentado que, en definitiva, "resulta casi imposible llegar a Europa". Los vuelos de tránsito para los rusos sin visado están cerrados. "Los visados de turista no se emitirán y los procedimientos humanitarios no funcionan correctamente".

Tiene una opinión parecida Marina Litvinovich, política opositora del partido liberal Yábloko: "Esto (prohibir los visados de turista) dificultará la evacuación de los activistas, reducirá las oportunidades para los estudiantes y el intercambio cultural". Además también ha apuntado que la prohibición de visados turísticos no tendrá un gran impacto. Argumenta que "la proporción de rusos que necesitan una visa europea no es demasiado grande, aproximadamente el 10% de los rusos viajan a Europa".

Litvinovich ha remarcado que "se trata de personas con altos ingresos". Unos pocos además podrán burlar estas restricciones por los llamados "visados dorados" que ofrecen países como Malta o Chipre que permiten tener residencia y/o nacionalidad a quién invierta en el país grandes cantidades de dinero. Por lo tanto, esta prohibición sería un inconveniente principalmente para la clase media-alta rusa, sobre todo de las grandes ciudades, que se quedaría sin compras en Milán o sin las playas de la Costa Brava.

Huir por miedo

Este año, muchos medios de comunicación opositores se han visto obligados a cerrar (como es el caso de 'Eco de Moscú' o la televisión Dozhd) o a limitar su actividad, como el diario 'Nóvaya Gazeta', dirigido por el premio Nobel Dmitri Muratov. Este último se reorganizó y empezó a trabajar desde la Unión Europea, como ya hacían algunos medios opositores rusos como 'Mediazona' o 'Meduza'.

Es por ejemplo el caso de una periodista independiente que no quiere hacer público su nombre. No solo ha trabajado para diferentes medios opositores, también tiene un historial de activismo contra el régimen ruso. Ella cree que "incluso si el procedimiento para obtener visados es complicado, los rusos que necesitan ayuda y reubicación por razones políticas y profesionales deberán poder obtenerlas".

Defiende el visado de turista como una opción para salir del país. "Al menos cuatro de mis amigos salieron de Rusia sin una visa Schengen y ahora viven en países donde el régimen de visas es más suave o inexistente para los rusos". Añade que "quizás estos países no sean los más seguros (por ejemplo, Armenia), pero aún así para muchos, esta es ahora la única oportunidad de salir del país". Ahora por lo menos se siente segura porque el país donde vive "no se ha planteado la idea de deportar a los rusos, no veo motivos para preocuparse".

En marzo de este año, muchos hombres jóvenes quisieron abandonar Rusia. El miedo a hacer el servicio militar y de ahí, a luchar en el frente en Ucrania, espantó a muchos chicos en edades entre los 20 y 27 años. Muchos de ellos salieron como pudieron a través de Turquía, Armenia o Georgia, aunque el plan de algunos era llegar a la UE. Es el caso de Arkadi, que cambió San Petersburgo por Tbilisi, la capital de Georgia. "Potencialmente, me podían llamar para el Ejército", asegura.

Además del miedo a ir al frente, otras razones le empujaron a irse de Rusia. "No me parecía ético pagar impuestos en un país que está atacando a otro en el que se encuentran mis jefes –trabaja para una empresa ucraniana–, amigos y conocidos", razona. Su plan inicial era establecerse en algún país de la UE mientras sigue trabajando para su compañía actual, pero por el momento sigue en Georgia.

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