Los efectos de la guerra

Ucrania: Hambre en el granero del mundo

MULTIMEDIA | 100 días de la guerra de Ucrania

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Evacuados de Mikolayiv reciben ayuda humanitaria y alimentos en la estación de Odesa, este jueves.

Evacuados de Mikolayiv reciben ayuda humanitaria y alimentos en la estación de Odesa, este jueves. / STEPAN FRANKO

Irene Savio

Irene Savio

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Antes de que estallara la guerra en Ucrania, Angelica, una vecina del barrio de Zaikovka en Járkov, no se preocupaba por darle de comer a sus hijos. Tenía trabajo, comida y, aunque no era rica ni mucho menos, vivía "bien" y tenía "suficiente dinero", según cuenta ella misma. "Pero ahora he perdido mi trabajo como dependienta en una tienda de la ciudad, porque la mayoría de los comercios han cerrado, y nadie sabe cuándo volverán a abrir", explica antes de que tampoco está logrando recibir una adecuada ayuda "por el caos que hay en el reparto de alimentos".

Las penurias que vive Angelica son un ejemplo que pone de relieve la gran paradoja de Ucrania, país al que el mundo conoce por ser uno de los graneros del planeta, pero donde ahora la antaño boyante industria alimentaria ha sido alcanzada por el conflicto. Los agricultores de Zaporiya que aran los campos con cascos y chalecos antibalas, los ancianos en dificultades ante la subida de precios de los productos de la canasta básica, y los largos convoyes de tractores y maquinarias agrícolas que en estos meses han sido trasladados del este al oeste del país para evitar que sean destruidos o robados, también son parte de esta instantánea.

De acuerdo con una estimación del Programa Mundial de Alimentos (PMA), más de 10 millones de personas, alrededor del 20% de la población de Ucrania, necesita en estos momentos sustento alimentario a causa de la guerra iniciada en febrero por el presidente ruso, Vladímir Putin. "Temo que, salvo que se encuentre una solución de forma inmediata y haya un cese de las hostilidades, la situación empeorará y más gente necesitará ayuda", añade Brian Bogart, vicecoordinador de emergencias del PMA en Ucrania.

Granjas atacadas

En realidad, es suficiente con mirar al mapa de las regiones más afectadas por los combates del este y sur ucraniano, que en muchos casos coinciden con las zonas más agrícolas de Ucrania, para encontrar respuestas al porqué este país tiene hoy dificultades para satisfacer la demanda interna y externa de alimentos. Los óblast (regiones) de Járkov, Dnipro y Zaporiyia, en el este ucraniano, -junto con Vinnitsia, y Odesa, en el oeste- son las zonas que, en circunstancias normales, producirían la mayor cantidad de trigo del país. Sin embargo, ahora el rendimiento de los campos ya no es lo que era.

Las granjas ucranianas también han sido atacadas. En Malaya Rohan, pueblo cercano a Járkov, varias instalaciones quedaron completamente inutilizadas después de semanas de enfrentamientos entre el Ejército ucraniano y el ruso, y su recuperación, con toda probabilidad, llevará un buen tiempo. En otra localidad, Shestakove, ubicada en esta misma zona, una granja lechera también fue víctima de un ataque que la dañó de gravedad.

En Rubizhne, en Lugansk -en el Donbás donde ahora mismo están llevando a cabo los enfrentamientos más violentos-, imágenes satelitales de la compañía privada de observación Planet ilustraban a finales de abril el gran cráter surgido después de un bombardeo sobre una granja usada por una multinacional, y cuyo silo de almacenamiento de granos también quedó completamente arruinado. Y también en la ciudad de Synelnykove, en la región de Dnipro, donde cámaras llegaron incluso a captar el momento en el que un cohete impactó en mayo contra un elevador de granos.

Aún así, estos escenarios no son una absoluta sorpresa para los expertos. Ya en 2014, un análisis elaborado por la revista científica Food Security analizaba el caso ucraniano al considerar este país como uno de los de mayor envergadura para causar crisis globales de alimentos. Una hipótesis que ahora es la realidad.

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