Tensión en Europa del este

Rusia inicia en Bielorrusia las maniobras militares más grandes desde la desintegración de la URSS

Kiev denuncia que el movimiento constituye "un método de presión psicológica" y organiza a su vez ejercicios militares con proyectiles antitanque y drones turcos

Maniobras militares ruso-bielorrusas.

Maniobras militares ruso-bielorrusas. / MINISTERIO RUSO DE DEFENSA

Marc Marginedas

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Bielorrusia, una pequeña exrepública soviética que accedió a la independencia en 1991, no había sido testigo de similar despliegue de fuerzas militares precisamente desde los tiempos de la URSS. Alrededor de 30.000 soldados, según fuentes occidentales, baterías de misiles antiaéreos S-400 y cuatro bases aéreas serán movilizadas por el Kremlin durante la próxima semana y media en unas maniobras militares calificadas en la vecina Ucrania por el presidente Volodímir Zelenski como un "método de presión psicológica" contra su país.

Según Moscú, se trata de un ejercicio meramente defensivo del que nada tienen que temer ni Occidente ni los países limítrofes. Las maniobras conjuntas ruso-bielorrusas "se desarrollan con el objetivo de preparar y detener una agresión exterior en el marco de una operación defensiva", se lee en un comunicado emitido por el Ministerio de Defensa ruso. Los movimientos militares se desarrollarán en cinco escenarios distintos, en especial en torno a la localidad de Brest, próxima no solo a la frontera con Ucrania, sino también con Polonia, miembro de la OTAN y país que acaba de recibir refuerzos militares estadounidenses.

Indignación en Kiev

Kiev no ha tardado en expresar su indignación, en este caso a través del propio jefe del Estado Zelenski. "Pensamos que la acumulación de tropas constituye un medio de presión psicológica de parte de nuestros vecinos", reza un comunicado emitido por la presidencia ucraniana. Además, el ministro de Defensa, Oleksii Reznikov, ha anunciado que su país, por su parte, también llevaría a cabo maniobras militares de la misma duración para que sus soldados se entrenaran con las armas proporcionadas por Occidente y algunos países de la OTAN, en particular los proyectiles antitanque Javelin y NLAW, destinados a frenar una incursión de tanques y blindados, uno de los puntos fuertes del Ejército ruso, y los drones turcos Bayraktar, que han demostrado su eficacia en el campo de batalla en países como Siria o Libia precisamente contra fuerzas y milicias locales respaldadas por el Kremlin.

París no se ha quedado tampoco atrás a la hora de denunciar los movimientos. "Se trata de un gesto de gran violencia que nos preocupa", ha criticado el ministro de Exteriores francés, Jean Yves Le Drain, en declaraciones a la emisora de radio France-Inter. "Son muy masivas; hay una acumulación de ejercicios (militares) muy significativo, en particular junto a las fronteras de Ucrania", ha continuado. Precisamente, durante la reciente visita del presidente francés, Emmanuel Macron, a Moscú, el Kremlin garantizó que el contingente militar ruso no permanecería en Bielorrusia una vez finalizados los ejercicios.

Una eventual incursión armada rusa desde Bielorrusia, en el norte, es una de las opciones militares con las que cuenta el Kremlin y que se ha venido barajando en las últimas semanas. Poco más de un centenar de kilómetros separan el linde fronterizo de Kiev, una corta distancia que convierte a la capital en un objetivo muy vulnerable ante este tipo de operaciones-relámpago. En conversación con EL PERIÓDICO, Glen Grant, consultor de defensa del Gobierno ucraniano, sostiene que ésta es precisamente la gran debilidad del Ejército local. "Está bien preparado para una guerra de trincheras, y se ha pensado y hablado mucho de ello, pero esa es la guerra del pasado; esta va a ser diferente; Rusia se está preparando para una guerra mucho más móvil, intentando entrar en la retaguardia", ha indicado.

Además de los ejercicios militares en Bielorrusia, la Marina de Rusia está llevando a cabo maniobras navales con las que están dificultando enormemente la navegación en las proximidades de las costas ucranianas. Estos juegos de guerra son, según el portavoz de Exteriores ucraniano, Oleg Nikolenko, de una amplitud "sin precedentes" y en la práctica "bloquean" el trasiego de buques en el mar Negro y el mar de Azov.