Jaque al comercio

Los apagones en China agravan el desabastecimiento mundial

Los cortes eléctricos en la segunda economía mundial llevan a una falta de existencias y un retraso comercial que golpea especialmente al sector tecnológico, automovilístico y textil

Un hombre pesca frente a una central eléctrica de carbón en Shanghái

Un hombre pesca frente a una central eléctrica de carbón en Shanghái / Johannes Eisele (AFP)

Carles Planas Bou

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Es posible que en los próximos meses te sea más difícil comprarte unos zapatos deportivos, un teléfono o una televisión nueva. El sector comercial español lleva semanas advirtiendo de una falta de existencias que puede acentuarse las próximas semanas, coincidiendo con picos como el ‘Black Friday’, Navidad y Reyes. Esa escasez de mercancía viene acelerada por una crisis energética en China, con recurrentes apagones, que están afectando a las fábricas y que están ralentizando la logística mundial y golpeando la economía.

Desde el pasado junio, China se enfrenta a su peor fase de escasez de energía de la última década, una situación crítica causada por un clima extremo, el aumento de la demanda energética y. el cierre de minas en regiones clave tras sufrir varios accidentes mortales. A ello también hay que sumarle unas políticas climáticas más restrictivas por parte de Pekín, que intenta cumplir sus promesas para 2030 obligando a sus provincias a reducir el uso del carbón.

Dependiente del carbón

Aunque en los últimos años ha relanzado su inversión en energías limpias como la eólica o la hidroeléctrica, el carbón sigue siendo la principal fuente energética para la segunda potencia económica del mundo (se usa en casi un 60% de la fabricación de energía), la más contaminante. Casi un 90% de esta sustancia fósil se extrae del territorio chino. El resto venía en gran medida de Australia, pero Pekín bloqueó las importaciones el año pasado después de un rifirrafe diplomático con Canberra, que pidió una investigación independiente del origen del covid.

La escasez de ese material ha hecho disparar su precio (hasta un 300% en dos meses, según la Asociación de metales no ferrosos de China) y esto, a su vez, ha forzado el frenazo de parte importante de su motor industrial. En hasta 17 de las provincias del país, especialmente en el noreste, la falta de energía esta causando cortes cortes de electricidad frecuentes, así como el apagón de semáforos, ascensores y de la cobertura de los teléfonos móviles con 3G. Y eso justo cuando llega el invierno, lo que acentúa el problema.

Crisis global de abastecimiento

La crisis está golpeando duramente a prácticamente todos los sectores clave de la economía china en plena fase de recuperación post-covid. Pero su condición de fábrica de un mundo globalizado e interconectado ha hecho que esa escasez energética exporte sus consecuencias negativas al resto del globo. Los recortes en la producción y el retraso en los plazos de entrega está tensando la cadena de suministro mundial.

La provincia de Guandong, afectada por ese corte energético, es responsable de más del 10% de la producción económica anual de China y de una cuarta parte del comercio total del país. Asimismo, funciona como epicentro de la fabricación de productos electrónicos, juguetes y ropa que después termina siendo exportado a otros países. Empacar menos contenedores en los puertos chinos y hacerlo más tarde tiene una repercusión directa en receptores comerciales como la Unión Europea (UE), especialmente ahora que vienen eventos clave para la compra de regalos.

Esa cadena de contratiempos está acentuando la crisis tecnológica global desencadenada por la escasez de silicio, semiconductor esencial en la elaboración de los microchips, y que lleva meses golpeando de pleno a la electrónica de consumo y al sector automovilístico. Esa crisis se desencadenó a raíz del parón productivo forzado por la pandemia. Ahora, el racionamiento energético en China agrava aún más la fabricación y exportación para proveedores de gigantes como Apple, Ford o Volkswagen. Los costes derivador del retraso en la producción pueden terminar repercutiendo en los bolsillos del consumidor. El desabastecimiento de microchips se prolongará hasta 2022.

Pero la crisis energética china no es el único motivo que contribuye a la falta de existencias y retrasos en su reparto. La erosión en la cadena logística llega hasta los conductores. La falta de transportistas internacionales, que denuncian bajos salarios y malas condiciones laborales, hace que el transporte se ralentice y que el coste se dispare. El sector ha señalado que este factor también amenaza con una Navidad con productos agotados y falta de existencias.

La producción del petróleo seguirá estable

Pese a la fuerte subida de los precios del petróleo en las últimas semanas, la OPEP y sus aliados, entre ellos Rusia, mantienen por ahora su política de cautela y aumentarán su producción conjunta de crudo solo en 400.000 barriles diarios, fijada en julio pasado. Así lo indicaron los 23 ministros del sector de la alianza OPEP+ en su declaración final, publicada hoy por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), tras una breve teleconferencia, en medio de gran expectativa de los mercados.

"En vista de los fundamentos actuales del mercado del petróleo y del consenso sobre sus perspectivas, la OPEP y los países productores de petróleo no pertenecientes a la OPEP (...) confirmaron el mecanismo de ajuste de la producción mensual", indica el texto. Mediante el mecanismo acordado en julio, OPEP+ prevé devolver paulatinamente al mercado los barriles que retiró en 2020, cuando pactó un gran recorte de la producción, de 9,7 millones de barriles diarios, cerca del 10 % de la oferta mundial.

De esta forma, los productores quisieron compensar la histórica caída de la demanda y de los precios que acarreó la crisis del coronavirus. Muchos analistas consideran insuficiente el volumen de aumento pactado ante el rápido ritmo con el que la demanda energética mundial se está recuperando tras la pandemia de la covid.

En la breve declaración final del encuentro, cerrado a la prensa, los ministros no dan mayores explicaciones sobre el motivo de su decisión, la misma que la del mes pasado. Entonces desoyeron las peticiones de Washington para que abrieran más las espitas con el fin de frenar el encarecimiento de la energía y la mayor inflación.

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