Auge yihadista

Miles de civiles huyen de la ciudad de Mozambique tomada por el Estado Islámico

Los yihadistas acabaron con la vida de decenas de personas en el asedio a Palma

Personas esperando la llegada de más barcos desde el distrito de Palma con supervivientes que huyen de los ataques de los grupos rebeldes, en Pemba, Mozambique.

Personas esperando la llegada de más barcos desde el distrito de Palma con supervivientes que huyen de los ataques de los grupos rebeldes, en Pemba, Mozambique. / LUIS MIGUEL FONSECA

Montse Martínez

Montse Martínez

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Palma, ciudad del norte de Mozambique que alberga un pequeño pero estratégico puerto, es ahora una ciudad fantasma. Los yihadistas radicales de Estado Islámico (EI) se han hecho con el control del núcleo urbano de 75.000 habitantes después de entrar arrasando a su paso; los civiles muertos se cuentan por decenas mientras miles de habitantes buscan cómo salir por cualquier vía, de ahí las colas que pueden verse en el puerto. Hay, además, más de un centenar de desaparecidos por lo que no se descarta que se engrose la lista de fallecidos. A una decena de kilómetros, se encuentra un megaproyecto de extracción de gas natural de más de 20.000 millones de dólares pilotado por la empresa francesa Total, con previsión de estar operativo en 2024.

El EI ha confirmado la autoría de un ataque que culminó el viernes tras días de asedio y, a través de su agencia de propaganda, asegura controlar las comisarías de policía, los bancos y la sede del Gobierno local de Palma, una ciudad que, a su vez, ha recibido en los últimos meses a desplazados de otras parte del país igualmente asediados por los yihadistas.

Cabo Delgado, la provincia mozambiqueña de mayoría musulmana donde se encuentra Palma, fronteriza con Tanzania, vive aterrorizada por los yihadistas desde hace tres años pero nunca había vivido un ataque de las características de este último. Los asaltantes lanzaron un ataque sorpresa en Palma el pasado miércoles por tres frentes diferentes de forma simultánea. Testigos relatan cómo dispararon a personas y edificios de forma indiscriminada. "Dejaron un reguero de cuerpos en las calles", reproduce la oenegé Human Rights Watch de boca de un testimonio.

Refugiados en la planta gasística

El flujo de personas que huyen de la ciudad no cesa y cualquier lugar es bueno para esconderse: desde playas cercanas hasta bosques sin rechazar la cercana planta gasística, situada en la península de Afungi. Cerca de 10.000 personas se encuentran en el interior del recinto o intentando acceder al mismo. La situación es compleja porque la planta lleva meses inactiva y tampoco puede brindar ayuda idónea a los recién llegados. Muchos de los que huyen están intentando llegar a Pemba, la capital de la provincia de Cabo Delgado situada a 200 kilómetros: un transbordador partió el sábado con 1.400 personas pero también llegan piraguas y barcos de velas tradicionales.La maquinaria internacional de ayuda humanitaria se ha desplegado en la zona y participan en el traslado de civiles a zonas seguras.

Las autoridades mozambiqueñas trabajan para localizar a los desaparecidos. Una decena de camiones cargados de civiles que huían de un hotel de Palma donde se habían refugiado están en paradero desconocido. "Probablemente varias personas murieron tratando de escapar del hotel Amarula, cuando su convoy fue atacado", dijo Dewa Mavhinga, director regional de Human Rights Watch.

Adrian Nel, un sudafricano de 40 años que trabajaba en la construcción en Palma con su padre y su hermano, está entre las víctimas, dijo su madre a la AFP. "Mi hijo murió en un día violento e innecesario", aseguró.

Grupos yihadistas, que han incrementado su presencia en la zona desde hace un año, controlan además el puerto estratégico de Mocimboa da Praia desde agosto del 2020, crucial para la llegada de materiales necesarios para las instalaciones gasísticas que el Ejército de Mozambique nunca ha podido recuperar.