El futuro del Reino Unido

El Reino Unido se acerca a un divorcio duro de la UE con gran incertidumbre

Johnson y Von der Leyen reconocen "significativas diferencias", pero piden a los negociadores "un esfuerzo suplementario" para lograr un desbloqueo

No hay una guía para poner en marcha uno de los más profundos cambios de modelo económico al que ha hecho frente el Reino Unido

Boris Johson, ayer, en la visita a una granja de pollos en Gales.

Boris Johson, ayer, en la visita a una granja de pollos en Gales. / periodico

Begoña Arce

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El acuerdo post-Brexit entre el Reino Unido y la Unión Europea sigue en el aire. El primer ministro británico, Boris Johnson, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pidieron el sábado a los negociadores de ambas partes que prosigan sus esfuerzos para alcanzar un acuerdo. La nueva ronda comienza este domingo en Bruselas. Al término de una discusión telefónica de una hora, Johnson y Von der Leyen emitieron un comunicado conjunto reconociendo que a pesar de que “sigue habiendo significativas divergencias”, consideran que se debe “realizar un esfuerzo suplementario” para intentar resolverlas. Los dos dirigentes indicaron que volverán a reunirse el lunes por la noche, para hacer el que debe ser balance final sobre el acuerdo.

Los tres asuntos que siguen bloqueando el pacto son los derechos de pesca, competición y ayudas estatales, y la forma de gestionar legalmente el posible acuerdo, especialmente el mecanismo para solucionar disputas. Las negociaciones habían quedado suspendidas el viernes por la noche en Londres, tras una semana de interminables discusiones. 

Aunque resulte inverosímil, a menos de un mes del 31 de diciembre, nadie sabe qué pasará cuando finalice el periodo de transición. A estas alturas no está decidido el camino que tomará el Reino Unido cuando salga de la UE. No hay una guía para poner en marcha uno de los más profundos cambios del modelo económico a que se ha enfrentado nunca el país. Los británicos deberían estar muy preocupados, angustiados incluso, con la que se les viene encima. Pero si lo están, no lo muestran. El Brexit ha sido este año el elefante en la habitación. Está ahí, pero nadie parece verlo. Desde hace muchos meses el tema ha quedado aparcado. Sólo esporádicamente reaparece brevemente en las noticias. Una ausencia incomprensible en los medios de comunicación, las conversaciones de la gente por zoom, en las sesiones del Parlamento. Una situación que esta semana resumía la periodista estrella de la BBC, Emily Maitlis. "Este año debía estar dominado por los planes para la transición y con la niebla del covid apenas ven la luz”. 

Pasión del público

El primer ministro, Boris Johnson, proclamó falsamente a finales de enero que el Brexit estaba "concluido", aunque en realidad comenzaba la parte substancial a negociar. Desde entonces ningún partido político ha mostrado gran interés en resucitar el tema. “Los partidos han dejado de discutir el asunto y es comprensible que la pasión del público ha comenzado a decaer también”, señala un informe del profesor John Curtis, gran especialista en sondeos, que ha venido realizando varias encuestas en los últimos dos años. “Es muy posible también”, añade, “que los que votaron en contra del Brexit hayan comenzado a acomodarse al que hecho de que va a ocurrir”. 

Dos personas contrarias al 'brexit' se manifestasn ayer miércoles frente al Parlamento británico en Londres.

Dos personas contrarias al Brexit se manifestasn frente al Parlamento británico en Londres. / AP / FRANK AUGSTEIN

Después de cuatro años de disputas ahora llega el momento de jugar entre todos o romper la baraja. Empresarios, inversores, tratan de dilucidar, si desplantes, retórica y postureo de unos y otros son pura táctica negociadora o el descenso a la ruptura final. Quienes están más cerca de lo que se cocina vienen repitiendo que “el epílogo está a la vista” y “el calendario es cada día más insostenible”. En Londres se considera imprescindible una intervención directa de Johnson para dar con una solución, que necesariamente ha de ser política. Los ‘brexiteers’ vigilan sus movimientos. El grupo de diputados 'tories' conocido como los “espartanos”, autoproclamados guerreros en lucha por un Brexit duro, se opondrá a cualquier “traición” del primer ministro. Si cede y hace concesiones, sería el retorno a la guerra interna que acabó con su predecesora, Theresa May.

Hasta el momento el Gobierno sigue con el plan de sacar adelante la próxima semana en una nueva votación en la Cámara de los Comunes la ley de Mercado Interno que rechazó la Cámara de los Lores por violar la legislación internacional. La normativa otorga a los ministros británicos el poder de invalidar puntos del tratado con la Unión Europea.

Aduanas e impuestos

Cada día que pasa es uno menos para que las empresas británicas puedan preparase para salir de la UE. “El tiempo se está acabando”, advierte la última campaña publicitaria del Gobierno ante una ruptura sin acuerdo. La hacienda pública (HMRC) ha enviado cartas a 200.000 compañías para informarles de las nuevas normas de aduanas e impuestos. Pero esas compañías no saben aún cuáles serán los acuerdos de comercio, o cuestiones elementales como las tarifas que se van a aplicar. Algunas tendrán que reubicarse fuera del Reino Unido. Otras ya lo han hecho. El Gobierno no quiere explicar lo que en la práctica significa el Brexit. Nunca ha reconocido las dificultades y las complejidades de abandonar la UE. No lo hicieron durante el referéndum. No lo ha hecho Johnson hasta ahora. Un silencio atronador, inexplicable, cuando se trata de organizar una revolución en la economía, tocada ya por la pandemia.

El pasado miércoles Johnson celebraba que el Reino Unido se hubiera convertido en el primer país del mundo en aprobar la vacuna de Pfizer. Un gol propagandístico y una victoria, dieron a entender, sobre la Agencia Europea del Medicamento. El ministro de Sanidad, Matt Hancock, puso en la cuenta de los beneficios del Brexit la rapidez aprobación. El titular de Educación, Gavin Williamson, alcanzó la cima del ridículo cuando declaró que la agencia nacional de medicamentos británica, “es mucho mejor que la que tienen los franceses, los belgas y los estadounidenses. Somos un país mucho mejor que cada uno ellos”. La portada de algunos diarios británicos fue también un canto patriótico, con el 'V-Day' evocando el espíritu de la Segunda Guerra Mundial. En 'The Sun' la V de covid reemplazaba la famosa foto de la V de la victoria de Winston Churchill. La nostalgia es uno de los males del que esta isla aún no se ha vacunado.

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