Polonia: abortar en el extranjero o entre los muros de casa

La prohibición prácticamente total del aborto obliga a miles de mujeres polacas con embarazos no deseados a buscar alternativas

manifestacion contra las nuevas restricciones de aborto en polonia

manifestacion contra las nuevas restricciones de aborto en polonia / periodico

Andreu Jerez

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Miles de personas cruzarán los próximos meses las fronteras de Polonia para abortar en otros países de la Unión Europea. Miles de mujeres polacas tomarán pastillas abortivas –que habrán recibido previamente por correo– entre los muros de sus casas. No hay estadísticas que lo puedan probar porque el aborto sigue siendo tabú en amplios sectores de la sociedad polaca, pero organizaciones feministas ya están notando las consecuencias de la <strong>reciente aprobación por parte del Tribunal Constitucional polaco</strong> del endurecimiento de una de las legislaciones más restrictivas de la UE.

Es el caso de <strong>Ciocia Basia</strong> (Tía Basia, en su traducción al castellano), una organización feminista con sede en Berlín y conformada por ciudadanas de diferentes países en los que el aborto es en buena medida ilegal. Maria Anna, una de las activistas y voluntarias del colectivo, confirma a EL PERIÓDICO el aumento de llamadas y consultas durante las últimas semanas: “Sí, seguro que vamos a tener más abortos en el extranjero, especialmente en el segundo trimestre del próximo año. Es muy probable que recibamos muchos perfiles diferentes durante esos meses”, dice.

El pasado 22 de octubre, el Tribunal Constitucional polaco confirmó la limitación del aborto a los casos de peligro para la vida de la madre, la violación o el incesto; la malformación del feto, el motivo de la mayoría de abortos legales en Polonia, pasaba así a ser ilegal. La decisión del tribunal era la respuesta a una querella presentada por parlamentarios del gobernante y ultraconservador PiS (Partido de Ley y Justicia).

La enorme ola de protestas desatada por la decisión obligó al presidente del país, Andrzej Duda, a frenar la firma de la ley, que debe ahora ser revisada, según el oficialismo ultraconservador. Pero las protestas continúan, y la búsqueda de una solución fuera de Polonia o en la más absoluta intimidad siguen siendo la salida para miles de personas.

Fenómeno histórico

La última reforma legal en Polonia no ha hecho más que acentuar un fenómeno histórico: con la caída del comunismo en la década de los 80, el país pasó de tener en su legislación el aborto como un proceso común a restringirlo prácticamente en su totalidad. El catolicismo y el anticomunismo son las principales razones de ese giro de 180 grados. Ya antes de la oleada de protestas contra el endurecimiento del marco legal fueron miles las mujeres abortaron fuera de Polonia.

El colectivo Ciocia Basia, por ejemplo, ha asesorado a más de 4.000 personas desde su fundación en diciembre del 2019. Es sólo una cifra indicativa de la dimensión del fenómeno. <strong>Abortion Without Borders</strong> –la red europea de la que Ciocia Basia forma parte– ha asesorado y ayudado financieramente a muchas más a lo largo de la última década.

Maria es un ejemplo; esta polaca de 37 años abortó hace diez en una clínica alemana cercana a la frontera con Polonia. Pagó unos 500 euros por ello. “Tuve una relación de un par de semanas. Usaba protección. Cuando nos dimos cuenta de que podía estar embarazada fue un shock enorme. Aquello no era una relación. Yo no había acabado los estudios, no tenía un trabajo y ni siquiera sabía si aquella era una persona con la que quería pasar buena parte de mi vida. No quería hacerme daño a mi ni tampoco a otro ser vivo”, cuenta Maria a EL PERIÒDICO en videoconferencia desde Italia, donde hoy vive.

Maria no es, en realidad, el nombre real de esta mujer, que prefiere mantener el anonimato por razones personales. También quizá, como reconoce, porque el aborto siga siendo tabú en gran parte de la sociedad de su país. “Yo hablé sobre ello con las mujeres de mi familia, con mi madre y mi abuela. Justo en aquel momento supe que mi abuela también había abortado en el pasado. Ellas me apoyaron, me dijeron que aceptarían y apoyarían cualquiera que fuera mi decisión. Me dieron tiempo para que reflexionase y para que tomase la decisión, y el dinero, porque en aquel momento yo no tenía suficiente. Yo lo hice por mi cuenta, pero he escuchado que hoy se organizan buses desde la estación central de Varsovia para que mujeres puedan abortar en Eslovaquia o República Checa”.

Aumento de las donaciones

La falta de orientación y el miedo suelen ser los primeros efectos de un embarazo no deseado, especialmente entre las jóvenes polacas. Peor aún es la situación del <strong>colectivo LGTBI</strong>, especialmente discriminado en Polonia, donde incluso es el objetivo de campañas difamatorias por parte del oficialismo. La oleada de ira desatada contra el endurecimiento legal –que parece haberse convertido en un catalizador de un malestar ya existente contra el PiS – está generando un fortalecimiento del feminismo polaco y una ruptura del tabú sobre el aborto.

Otro de los síntomas de que el estallido de las protestas en Polonia está cambiando algo a nivel continental es el aumento de <strong>donaciones a organizaciones como Ciocia Basia</strong>, que financia así el apoyo a personas que no pueden asumir los gastos médicos ni de viaje, y la compra de píldoras abortivas. Las restricciones derivadas de la pandemia complican aún más los abortos en el extranjero.

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