crisis social

El mundo de Mafalda ya no existe: a los niños argentinos les falta hasta la sopa

De acuerdo con las últimas estadísticas casi el 53% de los menores argentinos son pobres y la cifra amenaza con aumentar iete puntos a fin de año

argentina pobreza y menores

argentina pobreza y menores / periodico

Abel Gilbert

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"Este mundo es una sopa", decía Mafalda que asociaba las aberraciones globales al caldo del plato. La madre trataba de convencerla de que "sopa" no era una mala palabra. "¿De qué son culpables las gallinas?", desafiaba la niña indómita que Quino creó en 1964, cuando en Argentina, a pesar de sus desatinos políticos, tenía menos de un 8% de familias pobres y en una mesa familiar, de clase media baja como en el caso de Mafalda, podían aflorar cuestiones de gusto. Quizás hoy Mafalda tendría hambre y recibiría la sopa con los brazos y la boca bien abierta.

Un reciente estudio del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) cifra en 56,3% las niñas y niños de entre 0 a 14 años que son pobres. Hace un año, cuando la pandemia ni siquiera se insinuaba en la línea del horizonte de desvelos, eran un 52,6% los menores argentinos los que vivían en hogares que no cubrían la canasta básica. Y un 15% de ellos subsistían en la la indigencia absoluta.

Ante estos datos, los berrinches de Mafalda deberían ser leídos hoy en clave casi arqueológica y como malestares de un país que casi no existe. De acuerdo con Unicef, Argentina todavía no se ha tocado fondo. El PIB caerá este año un 12% en el mejor de los casos y arrastrará los índices de pobreza infantil al 63%, con lo cual, habrá más de 1,2 millones más de niños, niñas y adolescentes que durant el anterior Gobierno de derechas del expresidente Mauricio Macri .  Otro informe de Unicef se refierea los efectos de la crisis económica en los menores: multiplicación de casos de migraña a causa del hambre y las diarreas de niños que comían en basurales o contraían enfermedades respiratorias por vivir en la calle.

Paisaje natural

Todo ha empeorado con la llegada del covid-19 y la paralización de actividades. Un año antes del nacimiento de Mafalda como personaje, en 1963, Armando Tejada Gómez había escrito el poema '¿Hay un niño en la calle' que, en 1967, en medio de una dictadura militar y pleno éxito del comic de Quino, se convirtió en canción. "A esta hora exactamente/hay un niño en la calle", cantó Mercedes Sosa.  El 'a esta hora' quedaba asociado a un problema moral para quien lo escuchara. Cincuenta y tres años más tarde , la intemperie es parte del paisaje natural de muchos niños, entre ellos los que acompañan a sus padres en los intentos de tomas de tierra en la provincia de Buenos Aires o los que peregrinan otra vez por la capital y sus alrededores desde el relajamiento de las restricciones sanitarias.

El informe del INDEC que se ha conocido estos días revela que la pobreza ha subido cinco puntos en 12 meses. Ahora el 40,9% de la población es pobre y con el correr de las semanas ese número irá creciendo sin pausa. De este total, el 10,5% son indigentes, lo que quiere decir que 2,9 millones de personas no alcanzan a cubrir la canasta básica. "Los resultados de la pobreza serían infinitamente más negativos si el Estado no hubiera auxiliado como lo hizo", se defendió el presidente Alberto Fernández que recordó las medidas tomadas desde marzo "para llegar a los más vulnerables": los subsidios sociales y la tarjeta alimentaria. 

Historial de retrocesos

Argentina salió de la última dictadura militar (1976-83) con un 21% de pobres. "Con la democracia se come, se cura, se educa", dijo Raúl Alfonsín, el primer presidente de la transición. Sin embargo, 15 años más tarde los índices de pobreza ascendieron a 35,4%. A principios del 2002, y tras la crisis del "corralito financiero", el porcentaje subió 14 puntos. Los indicadores se redujeron a casi la mitad durante los años de crecimiento económico sostenido, entre el 2003 y el 2010.

"Me parte el alma ver tanta gente pobre", dice Mafalda a Susanita mientras caminan por una calle. "A mí también", contesta su amiga. Y entonces Mafalda se enardece: "Habría que dar techo, trabajo, protección y bienestar a los pobres". Susanita se da la vuelta y dice: "¿Para qué tanto? Bastaría con esconderlos".  Medio siglo más tarde hasta ese comentario clasista resultaría inviable.

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