ELECCIONES MUNICIPALES EN FRANCIA

El espejo de Béziers

Una mujer camina con sus hijos por el centro de Béziers.

Una mujer camina con sus hijos por el centro de Béziers. / periodico

Laura Puig

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A 100 kilómetros de Perpinyà, en el departamento de Hérault, se encuentra Béziers, ciudad considerada como un laboratorio de la extrema derecha francesa y el espejo en el que se mira el candidato de Reagrupación Nacional (RN) en PerpinyàLouis Aliot. Así lo admite él mismo cuando se le pregunta por sus propuestas para su ciudad: "Tenemos que seguir el ejemplo de Béziers. Hay que restablecer un mínimo de seguridad".

Con unas tasas de paro y pobreza similares a las de Perpinyà (23,4% y 34%, frente al 25% y 32%), desde el 2014 dirige la alcaldía de Béziers el controvertido Robert Ménard. Aquel año concurrió a los comicios como candidato independiente pero con el apoyo del entonces Frente Nacional. Ménard, fundador de Reporteros sin Fronteras y militante de extrema izquierda en su juventud, consiguió el 47% de los apoyos en la segunda vuelta. En estos comicios, si se cumple el pronóstico de los sondeos, a Ménard le bastará con la primera vuelta para revalidar su cargo, ya que lograría el 61% de votos.

En los primeros años de su mandato, el alcalde de Béziers desarrolló una frenética actividad propagandística en contra de los inmigrantes. "El Estado nos los impone. ¡Ya está, ya llegan los inmigrantes al centro de nuestra ciudad!", se podía leer en carteles que colgó por todo el casco urbano. La cuestión de la seguridad también fue tema de pasquín: "Desde ahora la policía municipal tiene un nuevo amigo", escribió sobre una enorme pistola con el subtítulo "armada las 24 horas los 7 días de la semana".

El resultado que vislumbran las encuestas se puede percibir también haciendo un somero sondeo por las calles de esta ciudad de 78.000 habitantes.

"Votaré por él"

 "No comparto sus opiniones políticas, pero ha hecho muchas cosas por Béziers, como aumentar la seguridad, embellecer la ciudad, hay más ambiente en la calle... votaré por él", afirma Eric Llobera, un trabajador de la construcción de 52 años. "Hace 15 años no se podía caminar por esta calle. Estaba llena de vagabundos y borrachos. Ahora se puede pasear por aquí", añade Yahya Erbir, un joven turco de 27 años y camarero de un restaurante de kebab del centro, tras asegurar que también escogerá la papeleta de Ménard.

A Yahya no le molesta el desprecio mostrado por el alcalde hacia los inmigrantes. Más incómodo se siente Mohamed Boussedane, jubilado de 65 años, aunque considera que Ménard es "inofensivo" y admite que "ha hecho cosas buenas por la ciudad".

"Ménard ha aparecido como un salvador. Ha utilizado la estrategia de la provocación. Es políticamente incorrecto, pero esto gusta a una parte del electorado porque creen que habla de verdad", sostiene el periodista y bloguero de Perpinyà Nicolas Caudeville para explicar por qué aglutina tanto sustento.

En estos comicios, Ménard se presenta de nuevo en una lista sin etiqueta con apoyo de RN y presume de ser populista. "El pueblo es al único que debo rendir cuentas". Igual que Aliot.