crisis santaria mundial

China se prepara para anunciar que ha logrado vencer al coronavirus

El viaje del presidente del país, Xí Jinping, a la ciudad de Wuhan, epicentro de la crisis mundial, concide con la drástica disminución de infectados en el país

xi jimping

xi jimping / periodico

Adrián Foncillas

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Xi Jinping compareció esta mañana en Wuhan, la capital provincial de Hubei, como el César por las Galias. La visita por sorpresa del presidente al epicentro de la epidemia anticipa la inminente declaración de victoria en la guerra popular que dos meses atrás le declaró al coronavirus y empuja al gradual regreso a la normalidad de una región clave en la economía nacional. El presidente, con la preceptiva mascarilla, pasó revista a las tropas que han peleado en vanguardia: médicos y enfermeras, militares, comités vecinales y voluntarios. También de dirigió a través de videoconferencias a los últimos pacientes  y agradeció el esfuerzo comunitario con un épico discurso.

La intención de la visita, anunció la agencia Xinhua, era "supervisar las medidas de prevención". Su llegada ha sido acompañada del eco propagandístico al uso y loas a la resiliencia de los ciudadanos. “La victoria de Wuhan es una victoria para Hubei, la victoria de Hubei es una victoria para China”, seguía Xinhua. “La batalla continúa, pero la victoria está cerca”, concluía.

Xi Jinping tomó el mando de la lucha contra la epidemia después de que las autoridades sanitarias y políticas de Hubei certificaran su apego a la vieja tradición de barrer los problemas bajo la alfombra. Xi aclaró que China se enfrentaba a la mayor crisis sanitaria desde la fundación de la República, concitó a la ciudadanía a una "guerra popular", amenazó con castigos a los tibios y convocó al Comité Permanente del Politburó cada semana. El diario 'Global Times', conspicuo trovador de su liderazgo, aclaraba esta mañana que “ha emitido diariamente instrucciones orales y escritas”.

Reducción de un tercio

En China asoma la luz. Esta mañana han reportado apenas 19 nuevos casos cuando semanas atrás rozaban los dos millares. Dos son viajeros llegados desde España y el Reino Unido.  Hoy se desmantelaba el último de los 12 hospitales levantados cuando el sistema sanitario era incapaz de atender el aluvión de infectados. Los pacientes se han reducido a un tercio en dos semanas, de los 58.000 a los 19.000, y una veintena de provincias han levantado en los últimos días el máximo nivel de alerta.

El éxito responde a la eficaz y desquiciante cuarentena que siguen padeciendo casi 60 millones de habitantes en Hubei. Las autoridades relajarán en breve las condiciones vigentes desde el cerrojazo del 24 de enero y ya se han dado órdenes para que la provincia empiece a desperezarse. Los aeropuertos reabrirán la semana próxima y desde hoy funciona el llamado Código de Salud, utilizado en el resto del país, que decide la libertad de movimientos de cada ciudadano en función del color asignado (verde, amarillo o rojo).

Hubei superó el pasado año en dos puntos el crecimiento económico nacional. Es un importante centro de producción fabril, aloja a decenas de multinacionales y ejerce de nudo de comunicaciones para el traslado de personas y mercancías a través del área central, así que difícilmente la locomotora china recuperará su velocidad de crucero con la provincia detenida. La visita de Xi subraya el mensaje de que ya es seguro volver al tajo.

Corporaciones agrícolas

Ying Yong, el nuevo jefe provincial, ha enfatizado el “progreso de la situación”. “Debemos ayudar a las compañías que suministran sus productos a la cadena global, a los proyectos de infraestructuras y a las corporaciones agrícolas para que retomen su actividad de forma gradual pero sin olvidar las medidas de seguridad”, ha ordenado. Ying integra la nueva cúpula política provincial después de que Pekín limpiara a la que había facilitado con su ineptitud la expansión del coronavirus en la primera semana.

China se esfuerza ahora en evitar una segunda ola de infecciones con el inminente flujo de los millones de emigrantes laborales que habían quedado atrapados en las vacaciones de Año Nuevo. También preocupan los viajeros llegados de países donde el coronavirus se expande sin freno.