DRAMA MIGRATORIO

"Me ha costado, pero al final he logrado escapar de Pazarkule"

Un refugiado paquistaní explica cómo salió del campo de refugiados bloqueado por los militares turcos

refugiados en la frontera de turquía y grecia

refugiados en la frontera de turquía y grecia / periodico

Adrià Rocha Cutiller

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Azim dice que ahora está mucho más tranquilo, pero que antes lo ha pasado bastante mal. Dudó si al final lograría salir del campo de refugiados de Pazarkule -paso fronterizo entre Turquía y Grecia- donde desde el viernes de la semana pasada se han concentrado miles de migrantes y refugiados a la espera de entrar a Europa. Al final lo consiguió. «Me ha costado, pero he podido salir por allí", explica mientras señala los campos de cultivo y árboles que se divisan al fondo. "Los militares turcos han bloqueado todas las entradas y salidas, y esa era la única vía de escape. Durante toda la mañana la policía griega ha estado lanzando gases lacrimógenos», añade.

Lo más difícil para este refugiado paquistaní, sin embargo, empieza ahora. Fuera de Pazarkule, donde durante los últimos días no había apenas comida, no tiene adónde ir ni con quién juntarse. Azim se ha quedado completamente solo. «No sé qué voy a hacer ahora. Tengo que decidirme. Quiero cruzar a Grecia, pero parece imposible. La única opción que me queda es volver a Estambul. Pero no quiero. Lo dejé todo para venir aquí", añade. Trasladarse hasta Estambul es una de las opciones que han dado a los refugiados las autoridades turcas, según han asegurado algunos de ellos a este diario.

Según explicaron, militares turcos acudieron la noche al campo para notificar a los refugiados que tenía dos opciones: intentar entrar en Grecia o ser trasladados a Estambul para, desde allí, regresaran por su cuenta y riesgo a las provincias turcas donde hasta ahora estaban confinados. Este viernes, en la carretera que lleva hacia Pazarkule, han estado circulando decenas de autobuses blancos. Entraban al campo vacíos y salían llenos hasta la bandera. 

La presión seguirá

En todo caso, Erdogan ha dicho que la presión seguirá: «No tenemos tiempo de discutir con Grecia sobre si la puerta está abierta o cerrada. Eso se ha acabado. Hemos abierto las puertas. Los refugiados irán como puedan, no estamos expulsándolos del país. Esta gente se va por voluntad propia, pero Grecia los tortura. Además hunden barcas y tienen una actitud brutal», dijo Erdogan el jueves por la noche. En Pazarkule, la actitud es parecida: «Rezad, europeos, para que el pacto entre Erdogan y Putin sea real", dice un policía de la región. "Ahora veis qué pasa cuando nosotros tenemos problemas. Que abrimos el grifo. El problema de los refugiados no es nuestro. Es de todo el mundo ¿Por qué tenemos que cargarlo nosotros?».

Esta nueva crisis de personas refugiadas estalló después de que Ankara decidiera abrir sus fronteras para que los refugiados saltara a Europa a través de Grecia. Erdogan castigaba así a la UE por no apoyar a su país en la guerra de Siria, en la que la pasada semana murieron 34 soldados turcos en un bombardeo. El jueves por la noche, los presidentes turco y ruso, Recep Tayyip Erdogan y Vladímir Putin, pactaron un alto el fuego en la provincia de Idleb. Tendría que terminar, se supone, con las muertes de soldados turcos. Pero es difícil vaticinar nada, porque cada vez que Putin y Erdogan se reúnen, lo que suele ocurrir cada dos meses, pactan un alto el fuego en Idleb. Nunca se cumple.