Cumbre en Japón

Europa teme un G-20 "difícil" por la creciente tensión global

Shinzo Abe recibe a Xi Jinping en Osaka.

Shinzo Abe recibe a Xi Jinping en Osaka. / periodico

Rosa María Sánchez

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La lluvia y el calor recibieron este jueves a la mayor parte de los líderes mundiales que llegaron a la ciudad portuaria de Osaka (Japón) para participar los días 28 y 29 de junio en la 14ª cumbre del G-20, desde el estallido de la crisis financiera en el 2008. 

El presidente de EEUU, Donald Trump, aterrizó en la ciudad japonesa a las 18.42 horas local (11.42 hora española), seis horas después de que llegara el presidente chino, Xi Jinping, el otro gran protagonista de esta cumbre que tiene en la guerra comercial y el cambio climático los puntos más calientes de su agenda. 

La reunión bilateral que Trump y Jinping prevén mantener este sábado se presenta como la cita más importante de Osaka, pues de ella depende el futuro de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China y el de la guerra tecnológica, por el desarrollo del 5G, que han emprendido ambas potencias. 

El rotativo hongkonés 'South China Morning Post' adelantó este jueves la posibilidad de una nueva tregua de seis meses en la disputa comercial. Y el secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, afirmó el miércoles que ambas partes estaban "al 90 % del camino" de llegar a un acuerdo, y se mostró optimista sobre una "vía" para cerrarlo.

Pero nada se puede dar por seguro. En el G-20 de Buenos Aires, en diciembre, ya se adoptó una tregua de tres meses que quedó definitivamente rota en mayo, por la aplicación de nuevos aranceles de EEUU a productos chinos. El propio Trump se encargó de afirmar antes de viajar hacia Osaka que si no hay acuerdo, el “plan B” frente a China es extender el arancel del 10% con el que ya ha penalizado a 200.000 millones de exportaciones chinas a los más de 300.000 millones restantes.

Una cumbre "difícil"

Será una cumbre “difícil” debido a las “crecientes tensiones globales” y a la urgencia de actuar contra el cambio climático y de evitar las guerras comerciales, vaticinó el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, tras reunirse con el primer ministro nipón, Shinzo Abe, anfitrión del encuentro. En esta reunión también estuvo presente el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en la víspera de la cumbre que reunirá durante dos días, el 28 y el 29 de junio, a los líderes de los países más industrializados del mundo y de las principales economías emergentes. 

La propia delegación española, que encabeza el presidente Pedro Sánchez, se plantea como primer objetivo "que no haya retrocesos" en las cuestiones relativas a las reglas multilaterales del comercio internacional y al Acuerdo de París frente al cambio climático. A partir de ahí "cualquier avance que se pueda lograr será positivo", apuntan.

El G-20 es la respuesta multilateral que adoptaron los mayores países del mundo para atajar de forma coordinada las causas de la reciente gran recesión global -con epicentro en la caída del banco de inversión Lehman Brothers, en el 2008- y sus desastrosas consecuencias. 

Desde entonces, el G-20 se percibe como el primer foro para la cooperación económica internacional. Y si en la actualidad los principales riesgos para la economía mundial son las tensiones geopolíticas y comerciales, el foro del G-20 debe ser el adecuado para “aumentar la confianza global”, afirman con lógica aplastante los europeos Tusk y Juncker en la carta que han dirigido al resto de los participantes en la cumbre.

Calentar la reunión

Pero no todos los participantes en la cumbre acuden con este espíritu a Osaka. Lejos de apelar al multilateralismo, el presidente Trump se encargó de avivar el conflicto con los socios con los que va a compartir mesa y mantel en la ciudad japonesa. “Casi todos los países en este mundo se aprovechan muchísimo de EEUU” , afirmó Trump en una entrevista en la cadena televisiva Fox antes de lanzar invectivas, no solo contra China, sino contra el propio Japón (anfitrión del G-20), Vietnam, India o Alemania.

Estos ataques resultan especialmente llamativos si se tiene en cuenta, además de su reunión con Xi Jinping, Trump prevé mantener encuentros bilaterales en Osaka con Angela Merkel (Alemania), Narendra Modi (India), y Shinzo Abe (Japón). También, con Vladimir Putin (Rusia), con la crisis de Irán sobre la mesa, y con Mohammed bin Salman (Arabia Saudí), principal enemigo del país persa, así como con Tayyip Erdogan (Turquía) y con Scott Morrison (Australia).

Todo, en ebullición

Como casi siempre, esta reunión del G-20 también se adivina como una especie de olla a presión en la que, al margen de la agenda oficial, van a hervir durante dos días las más diversas tensiones geopolíticas y domésticas.

Las disputas comerciales, la guerra tecnológica del 5G, la crisis de EEUU frente a Irán y el cambio climático borbotean en ese recipiente; pero también el reto de las criptomonedas, un nuevo sistema fiscal para la economía digital, el dudoso futuro de la Organización Mundial del Comercio (OMC), la sobreproducción de acero en el mundo, o la contaminación marina por los plásticos bullen en este caldo del G-20 de Osaka.

La negociación pendientes entre los socios europeos para el reparto de cargos en las instituciones de la Unión Europea es uno de los ingredientes domésticos en ebullición, por no citar el ‘brexit’ que viene, la posible multa europea a Italia por su deuda o cualquier posible pista que pueda aportar el presidente español, Pedro Sánchez, sobre la formación del Gobierno.