decisión polémica
Alabama aprueba la ley contra el aborto más restrictiva de EEUU
Ricardo Mir de Francia
Periodista
Especialista en política internacional y reportero. Fue corresponsal en Washington durante una década, donde cubrió las presidencias de Obama, Trump y los inicios de Biden. Antes estuvo otros seis años en Oriente Medio. Licenciado en Periodismo por la Pompeu Fabra y con estudios de posgrado en Derecho Internacional, se ocupa actualmente de la guerra en Ucrania. Interesado también en temas de investigación, geopolítica de la energía, cambio climático y economía.
Ricardo Mir de Francia
“Es la guerra”. La frase recorre las redes sociales y los despachos de las organizaciones que velan por los derechos civiles y los derechos reproductivos de las mujeres. El estado sureño de Alabama aprobó el miércoles una ley que prohíbe el aborto en cualquier momento de la gestación, con una sola excepción, cuando la vida de la madre esté en peligro. Ni siquiera preserva el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo en casos de violación o incesto y contempla penas de hasta 99 años de cárcel para los médicos que violen el nuevo marco legal. La ley de Alabama es la más restrictiva de las aprobadas en EEUU desde que el Tribunal Supremo legalizara el aborto en la histórica sentencia Roe vs Wade de 1973. Pero no es la única. Dieciséis estados han introducido leyes restrictivas en lo que va de año y siete ya han sido aprobadas.
Muchas de esas normas han sido ya recurridas en los tribunales, pero eso es precisamente lo que quiere en estos momentos el movimiento provida, abanderado políticamente por el Partido Republicano. “Muchos estados que creen que ahora es el momento para que el Supremo reconsidere el manto de prohibición (a la vida) que expresó en su día”, ha dicho Steven Aden, consejero general Americanos Unidos por la Vida, una organización antiabortista. Los recursos presentados para evitar que las nuevas restricciones al aborto entren en vigor allanan el camino para que los casos lleguen hasta la máxima institución judicial del país, donde los magistrados conservadores son mayoría desde que Donald Trump designara a Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh para suplir las plazas vacantes en el Supremo.
Esa composición de fuerzas ha envalentonado al movimiento antiabortista, lo que se ha traducido en una nueva oleada de leyes para restringir el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo. “Esto es una guerra contra las mujeres. Va a todo gas y lleva décadas cocinándose”, ha dicho el gobernador demócrata de California, Gavin Newsom. Ohio, Georgia, Kentucky y Misisipi han aprobado este año normativas que prohíben el aborto pasadas las seis semanas de gestación, cuando los médicos empiezan generalmente a escuchar los latidos del feto. Arkansas y Utah lo han vetado a partir de la mitad del segundo trimestre. Luisiana y Misuri están en ello. Prohibido tras las ocho semanas en este último, donde tampoco se hacen excepciones para los casos de violación e incesto.
Ley más extrema
Estados Unidos es uno de los países del mundo donde más abortos se realizan anualmente, solo superado por otros nueve, que incluyen a Bulgaria, Rusia, Cuba, Suecia o Ucrania, según un informe de la ONU del 2013. Y es también uno de los Estados con mayor índice de mortalidad materna durante el parto, lo cual dice mucho de su sistema sanitario. En 2017 hubo casi 800.000 interrupciones voluntarias del embarazo, una de las cifras más bajas de las que se tiene registro. De acuerdo con la ley federal del país, el aborto es legal hasta que el feto es viable, es decir, que podría sobrevivir en caso de parto prematuro, una frontera fijada entre las 24 y 28 semanas de gestación.
Entre todas las leyes que criminalizan el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, la de Alabama es sin duda la más extrema. Pasó con holgura el trámite final en el Senado, pero solo votaron a favor los senadores varones, todos ellos hombres blancos y republicanos, salvo dos senadores demócratas. La gobernadora Kay Ivey le dio la rúbrica final. “Esta ley se erige en un poderoso testamento de la profunda convicción entre la población de Alabama de que todas las vidas son preciosas, que cada vida es un regalo sagrado de Dios”, dijo Ivey al firmar la nueva legislación.
Electorado más conservador
La ofensiva involucionista ha movilizado a parte de la sociedad estadounidense, que ha expresado su malestar de forma airada en las redes sociales. “La retrógrada Alabama criminaliza el aborto incluso en los casos de violación e incesto. Ha sido votada mayoritariamente por hombres republicanos. Es ‘El cuento de la criada’ del Partido Republicano”, ha escrito Barbra Streisand en Twitter. Hay tanto en juego que el asunto está llamado a ocupar un papel central en la campaña electoral del 2020. A buen seguro galvanizará a las mujeres, que fueron esenciales para que los demócratas recuperaran la cámara baja del Congreso en las legislativas del 2016, pero también al electorado más conservador, empezando por los evangélicos, que llevan décadas haciendo de la prohibición del aborto su principal cruzada.
Los candidatos demócratas a la presidencia han respondido diciendo que la ley de Alabama es “inconstitucional”, “excepcionalmente cruel” o “un ataque radical contra las mujeres”. Por el momento, Trump guarda silencio.
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