NUEVO EMPERADOR

Naruhito promete seguir la senda paterna en su coronación

El hijo de Akihito pronuncia su primer discurso como ocupante del Trono del Crisantemo

Adrián Foncillas

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Japón ha formalizado el relevo en el Trono del Crisantemo. El emperador Naruhito se ha estrenado este miércoles prometiendo que continuará la senda desacralizadora y pacifista de su padre. El júbilo se ha extendido en las calles por la entrada en la era Reiwa mientras en palacio se observaba el protocolo con solemnidad y contención muy japonesas.

Naruhito glosó el legado recibido del ya emperador emérito Akihito. Su padre, recordó, "cumplió cada uno de sus deberes con la mayor seriedad durante más de 30 años, mientras rezaba por la paz y la felicidad del pueblo, y siempre compartiendo las alegrías y los sufrimientos de la gente". Fue un discurso sin sorpresas y que siguió las líneas maestras del escuchado ayer en la abdicación de su predecesor. Prometió cumplir la función constitucional de símbolo del Estado y de la unidad del pueblo siguiendo "el camino recorrido por los anteriores emperadores". "Cuando pienso en la responsabilidad que asumo, me embarga un sentimiento de solemnidad", reconoció.

El primer ministro, Shinzo Abe, le había expresado sus "felicitaciones más sinceras" en nombre del pueblo japonés. "Estamos decididos a crear un futuro brillante para un Japón orgulloso y lleno de paz y esperanza en unos tiempos en los que la situación internacional sufre cambios dramáticos", añadió. No aclaró a qué cambios se refería pero en el pasado ha justificado en la amenaza norcoreana y el auge chino el aumento del gasto militar y la reforma de la ejemplar constitución pacifista. Los expertos advierten de que la falta de sintonía entre Gobierno y emperador en esos asuntos se acentuará con el nuevo inquilino de palacio.

Espada y joya milenarias

Naruhito había recibido minutos antes los objetos que cumplen el simbolismo de la corona en las monarquías occidentales. Son la espada y la joya que, según la leyenda, la Diosa del Sol ofreció a sus antepasados. También un espejo, que ni siquiera salió del santuario de Ise. Fueron trasladados junto a los sellos oficiales con los que firmará las leyes en cajas cerradas por los chambelanes al pequeño púlpito del Salón del Pino, en el  Palacio Imperial, que compartió Naruhito con su hermano menor, Akishino, y el príncipe Hitachi. La ceremonia se completó en escasos minutos sin una sola palabra, sin los emperadores eméritos y sin representantes femeninas de la Casa Imperial. La ministra Satsuki Katayama fue la única mujer presente, en su condición de miembro del Gabinete de Abe.

Los actos de celebración por la sucesión imperial seguirán en los próximos días y la pareja se dirigirá por primera vez a su pueblo el sábado. El baño de masas se reserva para el 22 de octubre, cuando los emperadores circularán por las calles de Tokyo en una limusina descapotable y atenderán una cena con 2.000 invitados.

Apasionado del senderismo, el esquí y el violín

De Naruhito se espera que siga acercando la milenaria institución al pueblo y ejerciendo de oficioso embajador en el mundo. Al emperador le gusta el senderismo, esquiar, el violín y todo lo relacionado con el medioambiente y los sistemas fluviales. Estudió en la escuela privada Gakushuin, refugio de la aristocracia nacional, antes de partir a Oxford. Allí vivió dos años en un dormitorio universitario con el póster de Brooke Shields en la pared y se fue con un máster por una tesis sobre el río Támesis. Naruhito siempre ha evocado con nostalgia aquella estancia en el extranjero.

La depresión de su esposa, quien sacrificó su prometedora carrera diplomática por Palacio tras el tenaz galanteo de Naruhito, ha sido durante años una cuestión de Estado. Su asistencia a los actos de coronación de su marido corroboran la mejoría que había anunciado la Casa Imperial.

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