DESASTRE NATURAL

El tifón Jebi abandona Japón tras dejar once muertos y 300 heridos

Más de 5.000 personas pasaron la noche en el aeropuerto de Osaka, una de las zonas más afectada por los fuertes ventos que alcanzaron los 200 kilómetros por hora

Un barco petrolero de 2.500 toneladas se estrelló desde un puente en una pequeña isla cerca del aeropuerto de Osaka.

Un barco petrolero de 2.500 toneladas se estrelló desde un puente en una pequeña isla cerca del aeropuerto de Osaka. / .44906341

Adrian Foncillas

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El tifón Jebi ha concluido su periplo por Japón  tifón JebiJapón tras dejar una decena de muertos, unos 300 heridos y desastres variados en comunicaciones e infraestructuras. El meteoro, que trajo enérgicos aguaceros y vientos huracanados, es el último sobresalto que provoca la naturaleza este verano en el País del Sol Naciente.

El vigésimo primer tifón registrado este año en Japón atravesó el archipiélago de sur a norte por la cornisa occidental y hoy enfilaba la salida por la isla septentrional de Hokkaido. Las agencias meteorológicas prevén que sus vientos, que ayer alcanzaron los 220 kilómetros por hora,  bajen hasta los 60 kilómetros por hora cuando lleguen al mar de Japón y la categoría de “tifón muy potente” pase a tormenta. El Jebi ha sido el más enérgico que ha sufrido Japón en el último cuarto de siglo y sus consecuencias se han dejado sentir en grandes ciudades como Osaka, Kobe y Kyoto. En esta última, varios pasajeros resultaron heridos por la rotura del techo de vidrio de la principal estación de trenes.

Peor castigo

Osaka y sus zonas adyacentes se han llevado el peor castigo. Más de 5.000 personas han pasado la noche en el aeropuerto internacional de Kansai, sin luz ni aire acondicionado, después de que el agua del mar inundara las pistas y la zona de equipajes. El aeropuerto, el tercero en volumen de viajeros tras los dos capitalinos, quedó incomunicado después de que el fuerte oleaje incrustara a un petrolero de más de 2500 toneladas en el puente que une el interior con la isla artificial sobre el que se construyó. Los bomberos y la Guardia Costera pudieron finalmente evacuar a los pasajeros esta mañana con barcos rápidos y un ferry y llevarlos hasta el cercano aeropuerto de Kobe. “Sinceramente, he temido por mi vida”, señalaba un operario a la televisión nacional NHK. “Nunca pensé que un tifón pudiera causar tantos daños”, abundó una turista hongkonesa tras ser evacuada.

El aeropuerto permanecerá cerrado indefinidamente y las previsiones más optimistas apuntan a una semana. Más de 180 vuelos de los 400 que operan diariamente en Osaka fueron cancelados. Las cifras en todo el país superaron ayer los 800, según las autoridades, y hoy ya se habían cancelado otros 160 a media mañana.

Recuperar el pulso

El país se esfuerza en recuperar el pulso. Los trenes bala o Shinkansen volvieron a funcionar tras haberse detenido ayer en buena parte de la mitad occidental. Esta mañana se había restablecido el suministro de electricidad en la mitad de los 2,4 millones de hogares repartidos en siete prefecturas y las 16.000 personas que trasnocharon en los refugios han regresado a sus casas. Las autoridades habían llamado a la evacuación de 1,2 millones de habitantes y muchas empresas y colegios desaconsejaron acudir a trabajadores y alumnos. El tráfico por carretera fue inviable por las ráfagas de vientos huracanados que arrastraban camiones y volcaban utilitarios.

La mayoría de las víctimas (la prensa local habla ya de once) llegaron por caídas, impactos de objetos transportados por el viento o derrumbes de estructuras. Las imágenes televisivas mostraban hoy árboles arrancados, tejados descansando sobre el pavimento, vehículos volcados y amenazadoras olas erguidas sobre las defensas portuarias. El primer ministro, Shinzo Abe, pidió al pueblo japonés que tomara precauciones para “proteger sus vidas”.

Los tifones no son raros en Japón. El conocido como Wipha dejó 43 muertos en 2013. Dos años antes, el tifón Talas había matado a 82 personas. La extrema climatología no da tregua a Japón este verano. Los aguaceros del mes pasado provocaron deslizamientos inundaciones que costaron la vida a más de 200 personas. Y una ola de calor provocó docenas de muertes y la hospitalización de miles de japoneses.

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