LA CARRERA HACIA LA CASA BLANCA
Clinton y Trump intercambian pullas en una cena de caridad
Horas después del tercer y último debate presidencial, en el que Donald Trump cuestionó la democracia en EEUU al afirmar que solo aceptará el resultado de las elecciones si gana, el candidato republicano y su rival demócrata, Hillary Clinton, han coincidido en una cena de caridad en la que han intercambiado bromas cargadas de acidez.
La cena, que organiza la Fundación Al Smith para recaudar fondos para la infancia y que se ha celebrado esta madrugada en el hotel Waldorf Astoria de Nueva York, es una tradición de décadas en la que participan los candidatos a la Casa Blanca, normalmente en un ambiente distendido. En esta ocasión, sin embargo, ha coincidido con la fase final de una tensa campaña electoral marcada por las salidas de tono de Trump. Con más o menos acierto, y en un tono de falsa amabilidad, Trump y Clinton se han cruzado reproches ante los asistentes a la cena, que en algunos momentos no sabían si reír o no.
El primero en tomar la palabra ha sido Trump, que ha cargado una vez más contra los medios, bromeando con el discurso que su esposa, Melania Trump, plagió a Michelle Obama. "Todos los medios dicen que el discurso de Michelle Obama fue fantástico y que ella es genial. Mi esposa Melania hace exactamente el mismo discurso y todo el mundo se le echa encima". Tras esta concesión, el magnate apuntó a Clinton. "Lleva en política desde los años 70 y éste es el retrato. La economía es un fracaso, el Gobierno es corrupto y Washington se derrumba. Y ella dice 'votadme que he estado trabajando en ello durante 30 años y lo arreglaré". La exsecretaria de Estado lo observaba con mirada de hielo.
EL HÁBITO DE PUNTUAR A LAS MUJERES
Después le ha llegado el turno a Clinton, que ha jugado con la tensión entre ambos aludiendo al hecho de que el magnate haya hablado primero: "Nunca habría imaginado que Trump hiciera una transición de forma pacífica". Ha pasado luego a arremeter contra el republicano por sus comentarios machistas hacia las mujeres y su hábito de puntuarlas, y lo ha hecho nombrando a un símbolo para todos los estadounidenses, la Estatua de la Libertad. "Donald mira a la Estatua de la Libertad y ve un 4, igual un 5 si ésta se desprende de la antorcha y de la tabla y se cambia el pelo", ha dicho en tono serio antes de añadir: "Pensando en ello, ¿sabéis cuál sería un buen número para una mujer? El 45". El próximo presidente de EEUU será el número 45 de la historia del país.
Los candidatos se sentaron en la misma mesa, separados por el obispo de Nueva York, Timothy Dolan, y al final de la cena se estrecharon la mano, un gesto que evitaron durante el tercer debate. Ello no evitó que se viviera una cena tensa. Lo describió a la perfección el organizador de la gala, Alfred Smith IV, al decir en su presentación": "Esta ha sido una campaña para los libros de historia y también para los libros de psiquiatría".
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