Niños bajo las bombas
Los talibanes de Pakistán desatan una ola de atentados contra las escuelas ante la pasividad del Gobierno
Ser niño en Pakistán puede llegar a ser una pesadilla. La lluvia arrecia con fuerza y el cielo está tan encapotado que no parece que vaya a escampar en todo el día. Un grupo de niños y niñas, cubriéndose con plásticos o paraguas, camina con dificultad por el terreno fangoso que se ha creado por la lluvia. La escuela gubernamental de primaria Kadi está situada en la ladera de una montaña a las afueras de la aldea, con el mismo nombre. El acceso es complicado porque no hay carreteras, solo caminos de tierra.
Mojados y tiritando de frío los niños llegan a la escuela. Los profesores saben que la asistencia será mínima debido a la tormenta. El colegio tiene 210 alumnos, solo un 30% son niñas. Un muro de cemento separa las aulas para niños y niñas. Pero ahora las cosas son diferentes.
En agosto del 2012, en pleno mes de Ramadán, a la hora de la ruptura del ayuno, una potente bomba de 20 kilos activada por control remoto destrozó dos aulas de la escuela de chicos. Los talibanes de Pakistán desatan una ola de atentados contra las escuelas ante la pasividad del Gobierno.
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