VIOLENCIA CONTRA FIGURAS PÚBLICAS

Un largo historial de atentados políticos y no tan políticos

EL PERIÓDICO

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La lista de asesinatos de dirigentes políticos en EEUU es casi tan larga como su historia. En sus poco más de 200 años de independencia murieron asesinados cuatro presidentes y nueve sobrevivieron a intentos de magnicidio, por no hablar de los gobernadores, congresistas y defensores de los derechos civiles muertos por culpa de las balas.

Lo que no parece tan claro es que detrás siempre hubiera motivaciones políticas. En algunos casos no había margen de duda, como Abraham Lincoln -inauguró la lista el 14 de abril de 1865 a manos de John Wilkes Booth, simpatizante de los confederados- o Bill McKinley, asesinado por el anarquista Leon Czolgosz en 1901.

Martin Luther King o Robert Kennedy son ejemplos de la ola de asesinatos políticos que marcaron los convulsos años 60, inaugurados con uno de los magnicidios más recordados. En los libros de historia Lee Harvey Oswald fue el único culpable de la muerte de John F. Kennedy en 1963, pero casi 50 años después siguen circulando infinidad de teorías conspirativas.

En otros casos hubo detrás un largo historial de desequilibrios, como Richard Lawrence, un enfermo mental que intentó matar a Andrew Jackson en 1835. O Theodore Roosevelt, que décadas más tarde se libró de la muerte tras varios disparos de otro enajenado buscando su hueco en la historia, como John Hinckley, el esquizofrénico que intentó matar a Ronald Reagan. Gerald Ford sobrevivió en un mes a dos intentos de asesinato en 1975.