El alcalde de Caracas expropia dos campos de golf para hacer casas

TONI CANO / MÈXIC

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Da vergüenza ver gente jugando a golf y al lado ver una chabola". Trastocado por ese sentimiento y en la creencia de que aplicaba la "política audaz marcada por el presidente, Hugo Chávez", el alcalde de Caracas, Juan Barreto, decretó hace unos días la expropiación de dos de los principales campos de golf de la capital de Venezuela, el Caracas Country Club y el Valle Arriba Golf Club, para que en esos "espacios casi ociosos" se construyan viviendas que alberguen a 25.000 familias pobres y de clase media. "Ahí podrán vivir nuestros médicos, abogados, nuestros profesionales", comentaba ingenuamente sin saber la que estaba montando.

El Gobierno ha tenido que salir al paso de tamaña decisión. Fue el vicepresidente, José Rangel, el encargado de aclarar que ese decreto "es de la exclusiva responsabilidad de la alcaldía" y puede "afectar la normas constitucionales y legales de la República Bolivariana". El vicepresidente dice incluso que "rechaza cualquier intento, provenga de donde provenga, dirigido a socavar la estructura del Estado de derecho" y que "bajo ningún concepto aceptará que el derecho de propiedad resulte vulnerado de alguna manera".

EL 'CASTROCOMUNISMO'

Pero el escándalo ya está en marcha y el locutor radiofónico puede afirmar que "ahora es cuando empieza elcastrocomunismoen Venezuela. Los golfistas alzan los palos al cielo y califican de "escandalosa" esa adquisición forzosa decidida por el alcalde Barreto. La mayoría de los opositores la tildan, tanto de "inviable", como de "disparateelectorero" de cara a los comicios presidenciales de diciembre, en los que Hugo Chávez tiene prácticamente asegurada la reelección.

"¡Imagínate cómo sería con una urbanización en los campos!", exclama Arlene Alvarado, presidenta de la Asociación de Vecinos del Caracas Country Club, preocupada por el tráfico que colapsa a diario esta zona del este rico de Caracas, en la que las sedes de las embajadas, las mansiones suntuosas y las urbanizaciones exclusivas dan la espalda a una barriada humilde al borde de una cañada.

"Estamos dispuestos a dar la pelea", asegura el presidente del casi nonagenario club, Fernando Zozaya, que trata de reunir con urgencia a los portavoces de los 9.000 socios, 1.000 empleados y 200 cadis. El Country es como una pequeña ciudad", dice Zozaya

QUEJAS OPOSITORAS

Para Juan Schutte, a quien la lluvia de la tarde echa delgreen, "la única intención es perjudicar a quienes están contra el Gobierno". Su anónimo contrincante afirma con sorna: "A los escuálidos ya no los dejan ni jugar al golf".

El opositor Leopoldo López, alcalde de Chacao, distrito en el que se halla el Country Club, afirma que la pretensión de construir en ese lugar "es una irresponsabilidad". Como mucha gente, López opina que el Country es un "pulmón vegetal" de la ciudad que debe ser preservado.

El también opositor Alfredo Catalán, alcalde de El Hatillo, distrito al que pertenece el Valle Arriba Golf Club, conocido como elLagunita Country, dice que él es la única autoridad que puede dar luz verde a la construcción de viviendas en la zona y "de ninguna manera la Alcaldía Mayor".

Catalán asegura que "los primeros aterrados" con la iniciativa de Barreto son las "familias de sectores populares" que trabajan en esos campos de golf, y cuya subsistencia estaría en juego si se procede a la expropiación, ya que los socios "están completamente tranquilos", y no solo "porque saben que es un disparate que no se va a concretar".

Solo el dirigente del partido Primero Justicia, Julio Borges, miembro del comando de campaña del principal candidato opositor, Manuel Rosales, advierte de que la expropiación de los campos de golf es un señuelo en el que la oposición no debería caer. Para Borges, lo que hay que discutir es "la utilización del suelo disponible en Caracas", donde los datos oficiales señalan que un millón y medio de personas viven en condiciones precarias. Y despacha el asunto con esta frase: "No quiero cometer la estupidez de decir que vamos a defender a los pobres señores ricos que juegan al golf".

MALOS AUGURIOS

Pero el vaticinio más lapidario, que resume el temor de muchos antichavistas al "castrocomunismopor venir", lo lanza Carolina Páez en un mensaje, casi de socorro, que remite al diarioEl Nacional: "Hoy son los campos de golf, mañana serán nuestras casas, nuestras cuentas bancarias y, después, nuestros hijos".

Teobaldo Pérez, uno de los más antiguos golfistas profesionales de Venezuela, debutó como profesor en 1951 y siente esos campos como propios. "Ese túnel de bambú lo sembré yo. Soy como un socio del club. Para mi sería una tristeza muy grande, algo increíble, que desaparecieran los campos de golf", afirma.