Análisis de datos por zonas

L'Hospitalet y las ciudades al norte de Barcelona son las que menos catalán hablan en Catalunya

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EL PERIÓDICO radiografía el uso territorial de la lengua cuando se cumplen 40 años de la Llei de Normalització

Manifestación por la escuela en catalán, en una fotografía de archivo.

Manifestación por la escuela en catalán, en una fotografía de archivo. / Anna Mas

Àlex Rebollo
Gerardo Santos
Manuel Arenas
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La normalización social de la lengua catalana ha estado históricamente vinculada a las ciudades del área metropolitana de Barcelona. El ejemplo paradigmático es Santa Coloma de Gramenet: la escuela Roselló Pòrcel, en el colomense barrio de Fondo, fue el primer centro educativo público que impulsó la inmersión lingüística del catalán en el mismo contexto en que se desarrolló la Llei de Normalització Lingüística de Catalunya -conocida popularmente como 'Llei del Català'-, aprobada hace ahora cuatro décadas, en abril del 1983.

Cuarenta años después de la entrada en vigor de esta norma clave y del impulso de la inmersión en la escuela pública catalana, la utilización del catalán sigue protagonizando una función social fundamental en las urbes catalanas, en las que los datos muestran significativas tendencias sobre el uso de la lengua.

La más concluyente: L'Hospitalet de Llobregat y los municipios de la zona del Barcelonès Nord (Badalona, Santa Coloma de Gramenet y Sant Adrià de Besòs), área ubicada al norte de Barcelona, son las ciudades en que menos catalán se habla en Catalunya, tal y como expone la última Enquesta d’Usos Lingüístics de la Població (EULP), el estudio más exhaustivo en la materia.

Esta estadística quinquenal elaborada por la Generalitat de Catalunya, con una muestra de prácticamente 9.000 personas, introdujo en el 2018 por primera vez la segmentación territorial dentro del ámbito metropolitano, que ya en 2013 registraba el peor dato de uso del catalán como 'lengua habitual' en toda Catalunya. Pese a que los datos son del año 2018, fuentes del Departament de Cultura confirman a este diario que se trata de los más actualizados y que hasta el año 2024 no se dispondrá de un nuevo estudio.

Específicamente, la EULP contempla la categoría '% de uso del catalán un día cualquiera', la más representativa para analizar la utilización cotidiana de la lengua. En este apartado, L'Hospitalet registra el porcentaje más elevado (44,8%) de habitantes que aseguran no usar nunca el catalán, seguido del Barcelonès Nord (Badalona, Santa Coloma y Sant Adrià), con un 39%, y del Baix Llobregat Sur (Cornellà, El Prat, Viladecans o Castelldefels, por ejemplo), con un 36,6%.

En todas estas ciudades la proporción de encuestados que asegura no usar nunca el catalán es sensiblemente superior a la media metropolitana (27,5%) o barcelonesa (26%). En la siguiente tabla se puede explorar el uso cotidiano del catalán en las diferentes áreas territoriales de Catalunya que analiza la EULP.

La diferencia entre conocimiento y uso

Si se suman las proporciones de personas que afirmaron no usar nunca el catalán y la de las que aseguraron usarlo poco, el porcentaje se dispara: un 71% de los encuestados tanto en L’Hospitalet como en el Barcelonès Nord usan poco o nada el catalán. En el extremo contrario en términos de uso, solo un 4% usa mucho la lengua catalana en L’Hospitalet, por un 7% correspondiente al conjunto de Badalona, Santa Coloma y Sant Adrià.

Pero una cuestión es el uso y otra distinta el conocimiento de la lengua, más extendido. En esta segunda categoría, el Instituto Nacional de Estadística (INE) maneja datos más actualizados (2021) por ciudades de más de 50.000 habitantes de cuántas personas hablan "con dificultad o bien" catalán.

Cruzando los datos del INE con los de los habitantes de cada población, es posible observar que la tendencia en relación al conocimiento del catalán se corresponde con la del uso: Santa Coloma de Gramenet y L'Hospitalet de Llobregat, con un 76,1% y un 78,3% respectivamente de habitantes que dicen hablar "con dificultad o bien" catalán, presentan las más bajas tasas de conocimiento del catalán por municipios. Les siguen las localidades del Baix Llobregat.

En el lado opuesto de la tabla, Vilanova i la Geltrú (89%), Manresa (88,8%), Girona (88,2%), Sabadell (87%) y Terrassa (86,7%) muestran las cuotas más altas de conocimiento del catalán en Catalunya. En la siguiente tabla se pueden explorar las tasas de conocimiento del catalán por grandes ciudades catalanas.

Francesc Xavier Vila, secretario de Política Lingüística de la Generalitat de Catalunya, hace referencia a la agravada tendencia metropolitana: "Se trata de localidades con un uso social ya debilitado en el año 1983 [cuando comenzó la inmersión], en las que no ha habido un incremento del uso ante las nuevas migraciones, a las que se ha acogido exclusivamente en castellano”.

En ese mismo sentido, la encuesta de la Generalitat incide en el perfil demográfico de las áreas territoriales estudiadas para llegar a conclusiones sobre el uso de la lengua catalana. Un ejemplo: destaca que, de los 264.923 habitantes en L'Hospitalet en 2019, 125.498 habían nacido en Catalunya, 57.739 en el resto del Estado y 81.686 han nacido en el extranjero, superando las personas nacidas fuera de Catalunya a las que lo habían hecho dentro. De hecho, en la segunda ciudad de Catalunya se hablan actualmente más de 200 lenguas.

La cuestión laboral

Consultadas por este diario sobre la tendencia en la gran ciudad catalana, fuentes municipales de L'Hospitalet de Llobregat señalan que "desgraciadamente, el interés por aprender o no catalán está muy arraigado al tipo de trabajo que desarrolla la persona. Es decir, si una persona tiene que interaccionar con otras personas durante la jornada laboral, por ejemplo una persona que trabaje de cara al público, su interés será mayor que el de una persona que trabaje en otras condiciones”.

Por su parte, el secretario Vila pone énfasis en que "las instituciones no están haciendo su papel". Y lo ejemplifica con las empresas privadas, que "antes eran sitios que estimulaban a aprender catalán y ahora hay multinacionales o cadenas que no se preocupan tanto por eso”, valora Vila.

Tanto en Badalona como en Santa Coloma, fuentes de ambos gobiernos municipales aseguran trabajan conjuntamente con las sedes locales respectivas del Consorci per la Normalització Lingüística (CNL). Por ejemplo, a los cursos de catalán del Centre de Normalització Lingüística (CNL) L’Heura de Santa Coloma se inscriben anualmente unas 2.000 personas, aunque en 2020 esa cifra se redujo a la mitad a consecuencia de la pandemia.

En Badalona, pese a los “pocos recursos” de que dispone la sede del CNL, apunta el primer teniente de alcaldía Àlex Montornès (ERC), a mediados del mes de abril hubo “un alud de peticiones para entrar en los cursos que facilitan el acceso al título de nivel C de catalán”, cada vez más necesario para trabajar en el sector público.

El reto de los jóvenes

“El reto está en la gente joven”, opina Montornès. “Las nuevas generaciones a veces no ven el valor que tiene el catalán, sobre todo las que ya tienen el castellano como lengua propia. Tenemos que aprender a mostrar el valor que tiene comunicarse en catalán".

La Fundació Germina atiende cada día a más de 350 niños y jóvenes, buena parte de ellos en situaciones de vulnerabilidad. Clara Pons es la directora de la sede de la fundación en el barrio del Raval, en Santa Coloma, aunque también trabajó en otros centros colomenses y de Badalona: “El posicionamiento que intentamos explicar a los niños es que saber hablar catalán les aporta más oportunidades, que el conocimiento es riqueza. Y aunque hay excepciones, en general si les hablamos en catalán muchos contestan ‘háblame en castellano, que es mejor’”.

En el otro lado de la pirámide poblacional, Matilde Marcé, histórica activista cultural y profesora de catalán de L’Hospitalet, hace autocrítica y responsabiliza en buena medida a la actitud de los catalanohablantes.

La expresidenta del Ateneu Cultura Popular de L’Hospitalet comenta a sus 94 años que muchas personas no lo hablan porque “consideran que es una falta de respeto hablar en catalán si te responden en castellano”. Sin embargo, Marcé dice que, “si la otra persona te entiende, no hay problema”. “Y si no me entiende, ya cambiaré: tampoco es cuestión de que alguien se quede sin conocer una dirección”.

"Hemos desaprendido a integrar lingüísticamente: en las décadas de los ochenta y noventa estaba instalada la idea de la obligación moral de aprender la lengua. Ahora hemos aflojado, como si fuera algo que depende de la voluntad individual. Si recuperásemos colectivamente la expectativa de aprender la lengua, ganaríamos mucho", concluye Francesc Xavier Vila, secretario de Política Lingüística de la Generalitat.

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