Conflicto en Oriente Próximo

Los ataques de EEUU en Oriente Próximo avivan los llamamientos para su salida de la región

Directo | Última hora de la guerra de Israel y Hamás en Gaza

EEUU mata a tres militares proiraníes con un dron en Bagdad

EEUU mata a tres militares proiraníes con un dron en Bagdad / Atlas

Ricardo Mir de Francia

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La guerra de Israel en Gaza ha vuelto a insertar a Estados Unidos plenamente en Oriente Próximo, una región de la que trata oficialmente de alejarse desde que Barack Obama anunciara su intención de pivotar hacia el Pacífico para contener a China. Pero, al mismo tiempo, su renovado intervencionismo está sembrando las semillas de su potencial expulsión de los dos países donde más beligerante ha sido en las últimas décadas. Los llamamientos para expulsar a las tropas estadounidenses de Irak y Siria se han reavivado a raíz de la oleada de represalias estadounidenses contra las milicias proiraníes que hostigan a sus tropas desde el 7 de octubre. Ni Bagdad ni Damasco las quieren en su territorio. Y si bien la Casa Blanca parece dispuesta a negociar, el recrudecimiento del conflicto con Irán complica su eventual despedida.

Los ataques estadounidenses se suceden en Yemen, Irak y Siria desde finales de enero, cuando un bombardeo con drones contra una de sus bases en Jordania mató a tres de sus soldados. Esa campaña está golpeando arsenales, centros de mando o posiciones de varias milicias proiraníes, pero también está matando a sus cuadros y a algunos civiles. A veces, con misiles de precisión lanzados sobre barrios residenciales, como el que acabó el pasado domingo en Bagdad con Mushtaq al-Jawari, uno de los líderes de la milicia chií Harakat al-Nujaba, integrada en las llamadas Fuerzas de Movilización Popular, un cuerpo paramilitar adscrito a las Fuerzas Armadas iraquíes. El Pentágono dijo entonces que la víctima había participado en alguno de los ataques contra sus tropas, pero la furia del Gobierno iraquí era evidente.

No solo acusó a EEUU de violar su soberanía, sino que se conjuró para rescindir el acuerdo que avala la presencia de las tropas estadounidenses en el país. Unos 2.500 militares actualmente. "En la práctica, el ataque puso a EEUU en guerra contra el Gobierno central iraquí. El primer ministro [Mohamed] Sudani no puede ignorarlo. Para salvar su Gobierno, tiene que pedir a las tropas de EEUU que se marchen", ha escrito el director para Estudios de Oriente Próximo de la Universidad de Oklahoma, Joshua Landis. Los líderes iraquíes insisten en que su país no puede convertirse en el próximo campo de batalla para las guerras de otros. Léase Irán y EEUU.

Un mandato desfasado

Desde su regreso a Irak en 2014, tres años después de que Obama las sacara del país y acabara formalmente con la ocupación iniciada en 2003 por Bush, las tropas de Washington están en el país bajo invitación de Bagdad y con un mandato específico: el Estado Islámico (ISIS). El problema es que los bárbaros yihadistas fueron derrotados en Irak en 2017, por más que mantengan una presencia residual en el país. El Pentágono insiste ahora en que sigue allí para asesorar a las fuerzas de seguridad iraquíes y kurdas, pero muchos sospechan que su función primordial es tratar de contrarrestar la enorme influencia de Irán en el Irak, un país también de mayoría chií.

Algo parecido a lo que sucede en Siria, donde el Estado Islámico fue derrotado en 2019. Washington mantiene a 900 militares en el noreste del país sin permiso del régimen de Bashar Asad, que le acusa de ocupar el 30% del territorio sirio. "Su presencia allí está muy ligada a la alianza que mantiene con los kurdos", asegura Ignacio Álvarez-Osorio, catedrático de Estudios Árabes de la Complutense. "Es una forma de asegurarse de que tendrá voz y voto en la mesa de la posguerra siria, su forma de influir en el futuro del país. Sin olvidar que controla los pozos de petróleo, con los que financia la autonomía kurda".

Fractura regional

Esos mismos kurdos son la bestia negra de Turquía, que ha intensificado en los últimos meses sus bombardeos contra las Fuerzas Democráticas Sirias, la milicia kurda armada y protegida por EEUU en el noreste de Siria. A su manera, también Ankara presiona para que EEUU salga del país y le deje vía libre en su patio trasero. Lo que lleva a una conclusión: todo el vecindario quiere que las tropas estadounidenses se marchen. Tanto Irak, como Siria, Irán o Turquía. No solo las ven como una fuente de inestabilidad e injerencia, sino también como un obstáculo a sus ambiciones. Todo lo contrario a lo que piensan Israel, Jordania o Egipto, alineados en el otro bando.

Y aunque la Casa Blanca insiste que sus ataques solo buscan ajustar cuentas con las milicias proiraníes y recuperar el poder disuasión de EEUU, todo sugiere que podrían acabar precipitando la marcha de sus tropas. "Con estos ataques contra milicias chiíes o la Guardia Revolucionaria iraní, Washington está tirando piedras contra su propio tejado porque le va a colocar en una situación cada vez más incómoda que acelerará ese proceso de salida", opina Álvarez-Osorio.

De hecho, varios medios internacionales publican estos días que la Casa Blanca no ve con malos ojos hacer las maletas. De acuerdo con Foreign Policy, la Casa Blanca se plantea seriamente la salida de Siria al considerar que "la misión ya no es necesaria". En paralelo, se dispone a entablar un diálogo con Irak para cerrar la misión de la coalición contra el Estado Islámico, de acuerdo con Reuters, lo que incluiría también la potencial salida de las tropas españolas desplegadas en el país.

Está por ver en qué acabará todo. Biden no solo está cada vez más enfangado en la región, por más que esté evitando la confrontación directa con Irán, sino que se enfrenta a la reelección en noviembre. Con semejante horizonte a la vista, es dudoso que vaya atreverse a sacar a sus tropas bajo presión de sus enemigos en los próximos meses. Ya lo hizo en Afganistán y salió rematadamente mal.

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