Catalunya, tierra de vinos

Las DO catalanas han traspasado las fronteras y han llegado a todos los rincones del mundo. Su internacionalización las ha convertido en referentes de la cultura y la gastronomía. Para quienes quieran descubrir la tradición vitivinícola, algunas paradas obligatorias son la DOQ Priorat, la DO Penedès, la DO Empordà y la DO del Pla de Bages

Fotografía de los viñedos catalanes con la luz del sol del atardecer.

Fotografía de los viñedos catalanes con la luz del sol del atardecer. / Agència Catalana de Turisme

Rocío Soler

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No es casualidad que en Catalunya el dicho “el vi fa sang” sea tan popular y siga transmitiéndose de generación en generación. Sin ir más lejos, el vino es una parte fundamental en la cultura catalana y un factor protagonista en las mesas durante las reuniones familiares. Para adentrarse aún más en este mundo, existen diferentes rutas del vino para conocer la DOQ Priorat, la DO Penedès, la DO Empordà y la DO Pla de Bages, entre otros territorios. 

Del Priorat al mundo

La DOQ Priorat siempre ha sido un símbolo icónico del vino catalán. Comparte comarca con la DO Montsant, la más joven de las denominaciones de origen catalanas. La experiencia enoturística está protagonizada por viñas viejas que han sobrevivido al paso del tiempo.

Un buen punto de partida de la Ruta del Vino del Priorat es la Cartuja de Escaladei, origen de la historia del Priorat . Se trata del primer monasterio cartujo de la península Ibérica. Los monjes, que tenían su propio manual de cultivo de la vid, comprendieron que la garnacha era la mejor uva para los suelos de pizarra del Priorat.

Desde entonces, esta zona de Catalunya ha mantenido la actividad vitivinícola durante siglos y hoy en día es una de las grandes regiones vitivinícolas de Europa. 

Penedès, líder y referente

La DO Penedès es una de las grandes denominaciones vinícolas de Catalunya. Es ejemplar en la elaboración, la comercialización y la exportación de vinos. La región acoge un paisaje digno de conocer por su diversidad, con la peculiaridad de que sus viñedos se extienden hacia el interior y hasta el mar.

Esta ruta está marcada por los tesoros arquitectónicos que se despliegan a medida que se recorre la comarca.

L’Empordà, la bienvenida

La Costa Brava fue la puerta de entrada de la viña en Catalunya. A través de la colonia griega de Empúries, hacia el siglo VI aC, su cultivo y la producción de vino llegaron por primera vez al territorio catalán. Algunos siglos después, los romanos tomaron la batuta, manteniendo el prestigio de los vinos de Emporiae.

La ruta del vino DO Empordà es un recorrido por esta tradición. Asimismo, este itinerario enológico acerca a la tierra de Salvador Dalí y Josep Pla, una región que concentra un gran patrimonio histórico, cultural y paisajístico. 

Un grupo de amigos disfrutando del vino durante una comida junto al mar. 

Un grupo de amigos disfrutando del vino durante una comida junto al mar.  / Agència Catalana de Turisme

En los últimos veinte años, conscientes de la necesidad de preservar el legado vinícola, los jóvenes productores y empresarios son el hilo conductor de emocionantes empresas que presentan con orgullo a los visitantes que presentan con orgullo a los visitantes explicando cómo funcionan y mostrándoles sus productos, que han obtenido premios y buenas críticas.

Pla de Bages y mil planes

La DO Pla de Bages está situada en un espacio natural protegido de extrema belleza, entre las míticas cordilleras de Montserrat y la sierra de Castelltallat. Este territorio de viñedos incluye experiencias culturales enoturísticas de todo tipo, entre ellas un “tren del vino”. Los más aventureros incluso podrán descubrir los viñedos a vista de pájaro en globo.

Se trata de un patrimonio vinícola único en Europa, que incluye sus singulares tinas de piedra seca situadas junto a las viñas. 

Conocer un destino a través de sus sabores

Lo decía Josep Pla, la gastronomía es el paisaje metido en una cazuela. No le faltaba razón, sobre todo si se habla de Catalunya, una tierra que basa sus dietas en una materia prima de calidad, como por ejemplo el arroz, los quesos, las hortalizas, las carnes, el pescado y los aceites.

La Agència Catalana de Turisme, consciente de la riqueza gastronómica catalana, apuesta por un turismo basado en el descubrimiento de la tradición culinaria catalana, una tradición que fomenta los productos de proximidad.

Es gracias a los artesanos de la enogastronomía –campesinos, pescadores, viticultores o cocineros de renombre– que el territorio catalán goza de una cocina envidiada por muchos. Como resultado, se encuentran una gran variedad de restaurantes reconocidos a nivel internacional que colocan a Catalunya en el mapa culinario. 

En cuanto a sus productos más destacados, el aceite es uno de ellos. Arbequina y empeltre son algunos de los más conocidos a los que se unen otros locales como la argudell o la vera. Se trata de un ingrediente que crea la base de la dieta mediterránea y conquista a los viajeros como cualquier monumento o paisaje.