La crónica de la semifinal del Europeo sub-21: España aplasta a Ucrania y se medirá a Inglaterra en la final

Con un extraordinario partido, obligada incluso a remontar, una maravillosa y divertida España abatió a Ucrania (5-1) y se colocó en la final del Europeo sub-21 donde le espera este sábado (18.00 h) la increíble Inglaterra, una selección que h firmado una trayectoria perfecta: cinco partidos, cinco victorias, 10 goles a favor, 0 en contra.

A esa intimidatoria selección inglesa le tocará medirse la España que tiene de todo. Un portero (Arnau Tenas) que para; un nueve (Abel Ruiz) que marca y centrocampistas con disparos de larga (Oihan Sancet y Aimar Oroz) y corta distancia (Blanco y Sergio Gómez).

Un partido redondo

Un equipo redondo que completó su mejor partido en el torneo. Cada tiro de los jugadores españoles contenía una lección de talento, calidad técnica y, sobre todo, precisión extrema. Una selección que se montó una fiesta particular gracias a ese inmenso catálogo de centrocampistas que llegan al gol por tantas y tantas rutas diversas.

Porque incluso hasta en la derrota España no parecía sufrir. Fue una derrota fugaz, momentánea. Apenas cuatro minutos transcurrieron desde el gol de Bondarenko, previa gran jugada de Mudryk, el talento ucraniano por quien el Chelsea ha pagado 100 millones de euros. Apenas cuatro minutos, pero suficientes para demostrar la fiabilidad de la joven selección de Santi Denia.

Furiosa reacción

Del 0-1 (m. 13) al 1-1 (m.17), obra de Abel Ruiz , un ‘nueve’ intuitivo que sabe conquistar su espacio en cualquier área. Y del 1-1 al 2-1 (m. 24) apenas transcurrieron once minutos porque un derechazo imponente de Oihan Sancet sacudió la semifinal. Un imponente y preciso tiro para darle la vuelta a un partido que tuvo España perdido durante tan solo cuatro minutos.

Y cuando no se sostenía por el juego quedaban siempre las manos fiables de Arnau Tenas, que firmó una parada prodigiosa en los minutos finales de la primera mitad para mantener el marcador en ese 2-1.

La rabona de Abel Ruiz

Luego, ya iniciada la segunda mitad, Ucrania reaccionó inyectando más ritmo y velocidad a su fútbol. Pero se despistaron ante una sensacional jugada colectiva del ataque español hasta que Abel Ruiz, en una acción digna de un mago, se inventó una rabona, antepenúltima escena del 3-1 que firmó Antonio Blanco. Otro derechazo seco, rotundo, inapelable que llegó, además, de un robo previo de la pelota del propio Blanco para colarse en el área ucraniana para liquidar ese tercer tanto.

Pero no tenían suficiente con esa hermosa reacción sostenida por un juego de extrema calidad. Nadie quería perderse la fiesta. Por eso, Aimar Oroz salió desde el banquillo para rubricar un gol extraordinario. Otro desde fuera del área en un ejercicio de alta precisión y contundencia. Idéntica escena se vivió con el quinto gol que llevó el sello de Sergio Gómez, ubicado en el flanco derecho del ataque. Aimar lo hizo desde la izquierda.

Y Ucrania acabó desolada porque le pasó por encima una España que rozó la perfección. Consumó una goleada absolutamente coral: cinco tantos, cinco jugadores distintos.