ITINERARIO SABROSO

11 tapas para descubrir 11 hoteles de lujo en Barcelona

the one hotel tapa tour

the one hotel tapa tour / .43280346

Patricia Castán

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los 11 'jugadores' son dignos de la Champions League hotelera de Barcelona: Del centenario Palace al moderno The One. Los mejores establecimientos de cinco estrellas se han aliado este mes en el Barcelona Hotel Tapa Tour para que los ciudadanos pierdan el miedo escénico que producen esas imponentes entradas con porteros uniformados e incluso alfombras rojas. La excusa es tentadora y asequible, una tapa -más bien platillo- maridada con vino o cava y servida en un entorno sibarita a un precio entre 7 y 9 euros.

En los últimos años los hoteles se han esforzado en romper su imagen de mero alojamiento turístico para potenciar sus usos potencialmente locales: terrazas de verano, spas y restaurantes son territorio cada vez más mixto. El Tapa Tour (hoteltapatour.com) de este año, que llega a su tercera edición y también se celebra en Madrid, se ha centrado precisamente en los hoteles de superlujo para acercar este universo al público general. Restaurantes, terrazas y barras de los 11 establecimientos se hacen más permeables por la fácil vía del paladar, a la par que esta semana participarán en un concurso con un jurado profesional que elegirá la mejor tapa de mar, de montaña y de mar y montaña.

Los comensales pueden optar por visitar solo un hotel o recorrer algunas de las cuatro rutas sugeridas (con criterio territorial) en un folleto que se entrega en los hoteles: ruta Oasis urbanos, Dreta de l'Eixample, Urquinaona y Barri Gòtic. Estos itinerarios de tres escala configuran ya una comida en toda regla, amén de un triple brindis. La otra opción realizar un menú degustación diseñado para la ocasión y que cuesta a partir de 40 euros, según el local y se reservan a través de eltenedor.es

El paladar manda

¿Qué ofrecen los hoteles? Una de las tapas más aplaudidas es la de The One (en Provença con Pau Claris), donde en su restaurante Somni o su terraza panorámica se puede devorar es el platillo de paella que lleva su nombre, un crujiente de arroz de sepionetas con alioli de perejil, creado por el chef Miguel Muñoz, maridado con vino blanco. En este caso, por ejemplo, para profundizar en su universo de la tapa, el menú degustación de 42 euros suma a esta delicia, una miniensalada de tomate, un canelón de pato trufado, cochinillo sobre base de patata, croqueta artesana y un buñuelo XXL relleno de manzana sobre chocolate. El reto, cuentan, no es solo dar a conocer su gastronomía a los barceloneses, sino incitarles a descubrir un hotel de lujo de nueva generación, abierto hace año y medio.

En el sector más histórico, el Palace exhibe su lujo clásico -renovado- a quien se acerque a probar su Meloso de Ibérico (crujiente de 'peus de porc' con puerte de cebolla, langostino salteado y caldo de jamón ibérico) con cava, por ocho euros; muy cerca, el Ohla Barcelona de Via Laietana seduce con una ostra con espuma de jamón y crujiente de alcachofa y el Gran Hotel Calderón despliega una propuesta de pulpo y cítricos;  el Hotel Claris ha elegido una croqueta niguiri de pescado blanco que despacha en su bar Kao; y el también novísimo OD de la calle de Aragó borda un capuchino thai de gamba roja.

El Gòtic está lleno de joyas hoteleras que han recuperado edificios olvidados y combinan, pues, la avidez gastronómica con la cultural. En el The Serras, Marc Gascons acelera el pulso con una coca de ventresca de atún rojo a la llama con láminas y caviar de jamón de jabugo (9 euros con vino blanco), mientras se descubre su terraza con vistas al puerto. A pocos paso, en The Wittmore, uno de los hoteles boutique más singulares de la ciudad, el chef Albert Ventura es el padre de una ensaladilla rusa reinterpretada de verduras frescas con bonito, mientras que en el hotel monumento Mercer -cuyo patio es una delicia- homenajean al cóctel de gambas con su aguacate relleno de langostino, cangregjo y pimientos de piquillo.

Quienes quieran alejarse del bullicio urbano no pueden perderse la reinterpretación vegana del filete Rossini que ejecutan en el Gran Hotel La Florida, ni las sorprendentes 'costillitas' de corvina sobre su propia espina, que imitan a las 'Ribs' de cordero en el Fairmont Rey Juan Carlos I.