#8M2024: el caso de LAAGAM

Inés Arroyo, la catalana prodigio de la moda que viste a Rosalía y Aitana: "Mi misión es inspirar a las mujeres para que se coman el mundo"

Multimedia | La gran paradoja de la moda: si las mujeres son el centro de esta industria y el 80% en las aulas y talleres, ¿por qué mandan los hombres?

Inés Arroyo, directora creativa de la firma de moda LAAGAM.

Inés Arroyo, directora creativa de la firma de moda LAAGAM.

Laura Estirado

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Aún no ha cumplido los 30, y ya sabe lo que es que 'Forbes' te escoja entre los veinteañeros con más talento y arrojo emprendedor del país. Inés Arroyo nació en Madrid [el 10 de junio del 94], pero desde los 5 años vive y se siente de Barcelona. Aún no ha cumplido los 30, y ya sabe lo que es ser pionera en las redes sociales, pues hace ya una década que se convirtió en prescriptora de moda en Instagram, cuando "no había tantas chicas que se dedicaran a esto como ahora, y las pocas que lo hacían tenían blogs o un canal de Youtube", cuenta.

Le falta poco, pero aún no ha entrado en el club de los 30, y ya puede decir que Rosalía ha lucido un abrigo negro 'oversize' de su firma, LAAGAM (durante una vacaciones a Milán, en diciembre del 2022), y que Aitana ha elegido para el videoclip de 'Luna' una de las piezas más icónicas de la marca, una gabardina de cuero sintético con relieve, que es el mismo modelo que lleva Arroyo en la foto que encabeza este reportaje.

"Hace 10 años, cuando empecé en esto de la moda, sí que me sentía más sola. No es que no hubiera mujeres. Las había, pero no se les daba visibilidad. No se hablaba de otras mujeres. Últimamente, sí, participo en podcasts y encuentros con otras mujeres emprendedoras. Pero a veces me sentía más sola por el hecho de ser joven que por ser mujer. No me tomaban tan en serio", recuerda la directora creativa y cofundadora de LAAGAM, una de las firmas de moda más deseadas e 'instagrameables' del panorama nacional, fruto del talento, esfuerzo y empeño de esta joven, que cuenta entre sus socios con su hermano, Diego, como CEO, y su marido, Cristian Badia, como COO.

El suyo es uno de los casos de éxito de comercio electrónico más estudiados en las escuelas de negocio de toda Europa.

Pasión por la moda

Tenía 19 años, estudiaba Empresariales y en sus ratos libres mostraba sus 'looks' y sus inquitudes sobre moda, su "gran pasión", en las redes sociales. Hoy, es la única española jurado de un galardón internacional [el The Rose Project, nacido en honor de Rose Mattus, que en 1960 creó junto a su marido, Reuben Mattus, la marca neoyorquina de helados Häagen-Dazs], que premia a jóvenes emprendedoras por su aportación a la sociedad. Este viernes, 8 de marzo, Día de la Mujer, se darán a conocer las cinco ganadoras.

Han sido seleccionadas entre 2.500 aspirantes de 17 países y las triunfadoras recibirán un cheque de 20.000 dólares. "Me impresionó mucho el proyecto de una chica que ha creado una fundación para la investigación contra el cáncer, a partir de su propia historia, pues ella tenía una prima que padecía esta enfermedad y comenzó a hacer pasteles para recaudar dinero y así poder ayudarla", destaca la 'trendsetter' de entre todos los currículums que ha tenido que revisar como miembro del jurado.

Lujo accesible para diario

"Ese dinero me hubiera venido bien en su día", ríe, mientras charla con este diario la creadora de una empresa que echó a andar en 2017, con su propia "línea femenina basada en diseñar prendas de moda de lujo asequible, y accesible, para las ocasiones especiales del día a día". Su propuesta, donde abunda el color, los estampados de rayas y cuadros, los tejidos veganos y las mangas abullonadas, "no se dirige a un público 'superfashionista', pero sí a mujeres y a hombres, que últimamente también nos compran, que buscan algo especial para sus 'looks' diarios". El público oscila, sobre todo, entre los 25 y los 35, "aunque hay gente más mayor que nos compra", dice.

"La palabra empoderar me parece ya demasiado manida. Me gusta decir que desde que nació la marca, nuestra misión ha sido inspirar a las mujeres para que se coman el mundo. Bueno, eso decía al principio, pero ahora me gusta hablar de 'personas', para que nadie se sienta excluido para vestir de LAAGAM", puntualiza.

Tras compaginar sus estudios con prácticas en empresas como Rabat, Puig o 'Vogue', y hacerse un nombre en Instagram, las marcas comenzaron a llamarla. Viajó a la Fashion Week de Nueva York con Custo y Del Pozo, estuvo en la Semana de la Moda de París, y los veranos hizo varios cursos en la London Collage of Fashion.

Monetizar el éxito

"Como tuve bastante éxito cuando diseñé algunas joyas y prendas para otras marcas, mi hermano y mi marido me animaron: '¿Por qué monetizar para otros cuando lo puedes hacer tú con los miles de seguidores que tienes en Instagram?'", cuenta sobre el nacimiento de la firma, cuyo nombre viene del vocablo sueco 'Lagom', que significa "en equilibrio". "Lo hicimos más femenino con las 'as', una por cada fundador", explica.

Querían un nombre internacional, pues así se enfoca la marca, que desde hace dos años vende más fuera que dentro de España. El 70% es 'online', y el resto de tiendas multimarca y grandes almacenes, como Lafayette o Debijenkorf, de sus principales mercados: Holanda, EEUU, Francia y Reino Unido. A partir de abril, además, también tendrá un 'corner' un Corte Inglés de Madrid, y "de cara a 2025, nos gustaría abrir tienda en Barcelona", avanza Arroyo, cuya perspectiva es encaminarse hacia el mundo físico.

Las perspectivas son buenas para esta empresa de la que 'Forbes' detalla que consiguió facturar su primer millón de euros en 2021, y que aspira a alcanzar los 5 millones de euros en el próximo ejercicio.

Sostenibilidad de verdad

La primera colección fueron tan solo dos camisas y dos blusas. "Aquella camisa abierta por abajo sigue siendo un 'best-seller' todavía", señala Arroyo, que especifica que hoy el catálogo cuenta con un centenar de referencias por temporada. "Empezamos con tiradas pequeñas, luego probamos el 'pre-order' [vender por adelantado]", relata la empresaria, que recuerda el mazazo que supuso para la moda el Covid. Con el almacén lleno de cosas, fue el momento de la reflexión. "Aprendimos que la sostenibilidad va más allá del falso discurso 'green washing' y de la obsesión por los tejidos reciclados, ecológicos o totalmente naturales. En realidad se trata de ajustar la producción para no acabar quemando la ropa o vendiéndola por debajo del precio en rebajas insostenibles", explica.

Su firma ahora ajusta las tiradas basculando entre el sistema 'on demand' [bajo demanda] y con prendas, que si están en 'stock', se pueden adquirir al institante. Si no, solo hay que esperar a que LAAGAM las produzca para la clientela.

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