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El debate en las aulas de moda: "Necesitamos más diseñadoras que manden para que nos visibilicen a todas"

Multimedia | La paradoja de la moda: si las mujeres son el centro de esta industria y el 80% en aulas y talleres, ¿por qué mandan los hombres?

Querer ser diseñadora en un mundo de diseñadores

Querer ser diseñadora en un mundo de diseñadores / Vídeo: Manu Mitru

Laura Estirado

Laura Estirado

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"Es una realidad que muy pocas mujeres llegan a la cúspide de las grandes empresas de moda como directivas. Y es un problema que viene de lejos porque los grandes diseñadores del pasado siempre han sido hombres". La queja es de María Martínez, ibicenca de 21 años que cursa tercero del Grado de Diseño de Moda en el centro LCI Barcelona, una de las sedes más punteras sobre esta industria, la del vestir, de la que han salido nombres tan ilustres como Josep Font, Celia Vela, María María Escoté, Juan Vidal o Dominnico, y cuyos diseños visten desde la reina Letizia, Rosalía a Beyoncé.

La joven forma parte de los cerca del millar de estudiantes que este curso llenan las aulas, algunas repletas de pantallas y ordenadores, y la gran mayoría, amplias salas 'decoradas' con maniquís, burros con trajes y vestidos, máquinas de coser y bobinas de todos los colores, patrones y metros y metros de tela donde las diseñadoras y diseñadores en ciernes imaginan el futuro de la moda, tener su propia marca y poder dirigirla ellas mismas, y ellos también, y por qué no, fichar algún día por una gran casa. "Ese es mi sueño desde pequeña", confiesa María, muy fan del norteamericano Virgil Abloh, que murió hace casi tres años cuando estaba al frente de Louis Vuitton, pero también de la diseñadora irlandesa Simone Rocha, la china Angel Chen y la japonesa Ayana Sakai. "Por supuesto, me gusta mucho Balenciaga, pero Cristóbal, no el Balenciaga que conocemos todos hoy en día", aclara entre risas.

Pocos chicos

En un 'tour' rápido por el centro todavía sito en calle Balmes [a finales de este curso el campus se mudará a unas nuevas y mayores instalaciones en el distrito del 22@], cuesta ver algún chico en las clases. Ellas son la aplastante mayoría en las aulas ("cerca del 90%", cuantifica Estel Vilaseca, la responsable del área de Moda).

Sin embargo, en la calle, la realidad es otra, pues los nombres que aparecen en las 'fashion weeks' más importantes a nivel internacional o en las direcciones de las firmas de moda son masculinos. Tanto es así, que Alba Zaragoza (Barcelona, 21 años), que ya está en el último año de la carrera, explica que muchos de sus referentes, de sus diseñadores favoritos, son hombres. "No me había dado cuenta de que tengo muy poco conocimiento de las mujeres, y es una pena".

Júlia Farrarons, también barcelonesa, pero un año menor, sí que apunta un nombre femenino entre sus ideales. A ella le encanta, aunque no sea una primerísima espada popular entre el gran público, la francesa Isabel Marant, "muy rompedora en el uso de nuevas técnicas y con un estilo bohemio muy actual", asegura.

Por su parte, Nayara Reyes (Barcelona, 20 años) coincide con su compañera Alba en que le cuesta dar con referentes femeninos: "Hay muchas más mujeres de las que pensamos, pero están invisibilizadas". Y también echa en falta más "enseñanza" sobre este aspecto en las universades, donde a su juicio "se debería hablar un poquito más del tema".

Un problema que Sasha Hernández, de Barcelona y de 21 años, sintetiza así de contundente: "El mundo de la moda siempre ha colocado a las mujeres como costureras y patronistas, despreciando su creatividad".

"Ser nosotras mismas"

Otra cuestión que esgrimen las alumnas sobre el mundo laboral que las espera, y sobre las empresas en concreto, es que por "por el hecho de ser madre, tener la menstruación o simplemente ser más sensibles" tienen miedo a ser "banalizadas" o que no las dejen ser ellas mismas, comenta Zaragoza.

El mallorquín Joan Ramon Planas, de 20 años, confía en que "con el tiempo se equiparará" esta desigual proporción entre el número real de mujeres que termina sus estudios de moda y el número final que alcanza la fama como diseñadoras o dirigen empresas de moda.

Para Zaragoza la solución a la gran paradoja de la industria de la moda está clara: "Si dejamos que las mujeres suban y asciendan a estos puestos, podremos dar visibilidad a esas mujeres y que esas propias mujeres nos ayuden a las que no tenemos esos cargos a aumentar y tener más visibilidad".