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"Una mascarilla no es un lujo"

En el mes de abril, la Comisión Europea informó que, aunque la actual directiva del IVA no permite rebajar ese impuesto a las mascarillas, no sancionaría a los países que lo hicieran durante la pandemia del coronavirus. Así, la Comisión no iniciará procedimientos de infracción.

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Mientras Portugal redujo el IVA de las mascarillas a un 6%, Francia al 5,5% o Italia lo ha suprimido hasta final de año (con un precio máximo de 0,50 euros la unidad), en España saltamos la frontera portuguesa en busca de un último tango en París. Se intentó en junio, pero, fue imposible. La proposición de Ciudadanos de reducir el IVA de nuestras pocas protecciones al 4% fue rechazada por los votos del PSOE y Unidas Podemos. Olé. La formación morada explicaba que no era conveniente porque ya se habían tomado las medidas suficientes (limitación de precios y exención del pago del IVA para centros sanitarios y oenegés). Y olé otra vez y mil veces más al cinismo y a la desconsideración.

Las mascarillas, aquellas que antes no pero ahora sí son imprescindibles, son un elemento primordial para intentar afrontar una pandemia que, si bien sabemos que pasará, no tiene fecha de caducidad. Gravarlas al 21%, con el beneplácito europeo para reducir ese tanto por ciento, es una manera más de ahogo a una población asfixiada económicamente que destina un presupuesto inesperado a la compra de nuestra arma.

Acogerse a las medidas dictadas, insuficientes a todas luces, para no servir a la ciudadanía es perverso y hace difícil entender que no haya detrás un afán recaudatorio. Ver a cientos de familias con decenas de cajas de mascarillas compradas en Portugal es una imagen que nos traslada a otro tiempo. Otra vez van tarde, pero están a tiempo de ofrecer, si no unas disculpas, una rectificación inmediata. Una mascarilla no es un lujo. Es, hoy, una obligación.

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