"¿Son ayudas sociales o un 'modus vivendi'?"

¡Hará falta mucha fuerza para no caer en el lado oscuro! Con esta afirmación mi intención no es iniciar controversias de opinión, pero sí cuestionar algunos hechos que por desconocimiento del sistema casi nadie logra comprender.

Ante todo debo decir que no concibo una sociedad digna de definirse como tal sin un sistema de ayuda social, por lo tanto, sin duda alguna, estoy totalmente a favor de los llamados 'beneficios sociales', siempre y cuando se concedan con criterios de necesidades contrastadas.

Sin embargo, las directrices marcadas para dar estas ayudas son como mínimo desconcertantes. La 'vulnerabilidad social' no se puede protocolizar como si fuera un hecho estándar, porque la vulnerabilidad tiene mil caras y muchas de ellas dudosas.

A raíz de haber sufrido una ocupación hace tres meses, he descubierto hechos presuntamente preocupantes. He sabido que, desde hace un tiempo, la familia cobra cada mes beneficios sociales, les pagamos la escuela concertada a sus dos hijos menores y el comedor escolar, y además va a buscar comida a Cáritas. Yo, como propietaria, tengo que pagar los suministros que ellos consumen y en el juicio tendrán abogados de oficio.

Mi casa es la segunda ocupación, y puede ser que incluso la tercera. Ni trabajan, ni se les conoce trabajo anterior. Se levantan al mediodía y, si tenemos en cuenta sus posesiones y su aspecto, no encajan en absoluto con la definición de vulnerables. Viven gratis porque nuestra sociedad se lo permite. Tienen múltiples derechos que conocen bien y los usan hasta el límite, mientras que los largos procesos de desahucio son muy costosos para el propietario.

Y me pregunto: ¿cuántos otros incívicos de nuestro país o de fuera tenemos cargando sobre los hombros del contribuyente? ¿No debería haber límites al abuso? Sin un buen cribado social no puede haber ayudas eficientes, solo drenaje de recursos.

Las ayudas sociales deberían ser eso, ayudas, no un 'modus vinvendi' permanente, excepto casos muy concretos.