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Ser padres es dar sin esperar nada a cambio
Una mujer con sus hijos por una calle de Barcelona. /
FERRAN_SENDRA
Me imagino que la mayoría de los padres no apreciamos el crecimiento de nuestros hijos; el físico es obvio, pero ¿qué ocurre con el sentimental? Las palabras que más duelen son los reproches de padres a hijos y viceversa. Estos pueden herir los sentimientos de ambos en lo más profundo y provocar lágrimas negras.
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La falta de sensibilidad por parte de los padres puede ser muy dolorosa para los hijos, a cualquier edad en la que se encuentren estos, estén casados o solteros; ellos siempre esperan de nosotros comprensión y sobre todo cariño. Si no sabemos dárselo, bien sea por una egoísta falta de sensibilidad o cariño, no tenemos perdón alguno.
Nuestros hijos son nuestra felicidad, su salud y bienestar es el mejor don que podemos recibir; son dar sin esperar recibir nada a cambio. El rencor no tiene cabida, su sufrimiento es nuestra amargura y, aun ausentes siempre están presentes en nuestros corazones. Si no es así, no merecemos llamarnos padres.