Miguel I de Rumania, mucho más que un rey

El Rey Miguel I de Rumania falleció hace unos días. Los medios de comunicación rumanos se volcaron con la noticia, pero el resto del mundo se olvidó de ello. Es importante señalar que estuvo en el exilio en Lausana, en Suiza, muchos años sin poder entrar en Rumanía; lo intentó a escondidas en un coche en 1992, pero no fue hasta años después de ese intento fallido que pudo recuperar la ciudadanía rumana y sus propiedades en el país, que fueron cogidos por los comunistas en 1946.

Y eso demuestra lo que es: una persona que trabajó hasta su último día con 96 años por su país, limpiando el nombre. En Rumanía al principio se creyó que éste puso un gobierno pro-alemán y que luego se vio obligado a ceder en algunas cosas y cuando la URSS frenó en seco el Frente Oriental, éste se alineó con la URSS, pero era demasiado tarde, y la región de Moldavia pasó a ser soviética.

Se le recordará como el hombre que puso en campaña la idea de que Rumanía dejase de ser una república para ser monárquica y creo que es hora de poder empezar a presentar a este hombre por lo que es: otro estadista para la historia, y un rey que estuvo en el trono dos veces, algo que no pueden decir muchos monarcas. 

El Rey Miguel hasta pudo hablar en el Parlamento rumano actual y hacer actos oficiales. Además, está teniendo un funeral de Estado, igual que la Reina Ana, su esposa.