"Estimado Bruce, regresa a tus orígenes de luchador, ahora ya no queda nada de eso"

Estimado Bruce, seguramente, si no hubiera caído el diluvio del domingo, hubiera llegado a mi casa de madrugada con la enésima (en verdad era la duodécima) lección de rock tuya y de tu gran banda. Llevo 35 años siguiéndote y venerando tu música. 'Born to Run' es mi disco de cabecera desde siempre.

Pero esta vez, el chaparrón me caló de arriba abajo y después de tu séptima canción tuve que dirigirme a los chicos de la Cruz Roja (impagable el trato recibido por ellos) para que me trataran un principio de hipotermia. Fue allí, mientras oía de fondo el resto de tu repertorio, tapado con una manta y amorrado a la estufa, cuando reflexioné sobre lo vivido. Ya que después, con una bolsa de basura como única ropa seca, me perdí el resto del concierto.

Me acordé de cuando batallaste contra la discográfica que te quiso hacer un contrato esclavista y les ganaste; de cuando hiciste giras contra nucleares o a favor de Amnistía Internacional. Pero ahora has caído en las manos de las empresas que organizan tus conciertos sin luchar. Te da igual que monten el escenario para que solo te vean los que han pagado un pastizal y estén en la zona vip. Al resto, a la prole, gracias si te 'chupas' una cola de cinco o seis horas para verte por un lateral. Me acordé de tus orígenes, de dónde vivías en New Jersey y de cómo tus padres lucharon como trabajadores. Pero ahora ya no queda nada de eso. Ahora te codeas con Obama y gente de Hollywood y te da igual que gente como yo tenga que gastarse el 10% de su sueldo mensual para poder verte.

Da un golpe encima de la mesa y no dejes que esas empresas hagan un agujero cada vez que pones entradas a la venta y regresa a tus orígenes, donde el que hacía el sacrificio de pasar más horas en la cola, era quien tenía la oportunidad de sentirte cerca. Regresa a tus orígenes.

Recuerda, "los vagabundos como nosotros hemos nacido para correr".