Escribir en España es llorar

"De todos los sacerdocios, aristocracias, clases gobernantes que existen hoy en el mundo, no hay clase alguna comparable a este sacerdocio de los escritores de libros", Thomas Carlyle. “Escribir en Madrid es llorar”, Mariano José de Larra.

Estos días, en efecto, los escritores españoles lo hacen -llorar- a moco tendido. Inmerso el país en al jerogífico político parece que carece de importancia el abandono, la humillación, el desprecio de esos que, Carlyle 'dixit', eran la máxima representación de "sacerdocios y aristocracias". Una dignidad que las derechas del PP han logrado destruir.

A una derecha, la del PP, que como todas las derechas en este país, siempre han despreciado las culturas, una fidelidad a esa destrucción más allá del tiempo. Así se explica que el florecimiento y la dignificación de los creadores sean, y correspondan, a tiempos y gobiernos de izquierdas, y que, por ejemplo, la República sea recordada como una "edad de plata" en la que se premiaba y se apoyaba esa Cultura a todos los niveles.

¡Pobres escritores ancianitos! El PP les dejará, a ellos también, una herencia indeseable, y tendrán que escoger entre morirse de hambre escribiendo, o palmarla así mismo, sujetos a sus indignas jubilaciones.