"¿Quién dirige el cotarro mundial y a qué intereses obedece?"

En los últimos tiempos, los hilos del mundo los mueven nombres nuevos. Si hubiéramos hablado de Elon Musk hace unos años, las dudas sobre quién era hubieran sido muchas para los que no conocían Tesla (Musk es CEO de Tesla -fundado en 2003-). Sin embargo, últimamente es uno de los nombres que más noticias genera más allá del mundo del motor y que más poder tiene.

Al inicio de la semana, este famoso magnate mitad estadounidense mitad sudafricano dijo en una entrevista en la televisión estadounidense que su principal objetivo es que Twitter sirva como espacio para la libertad de expresión. Tanto es así que afirmó que, entre otras acciones, devolvería a Donald Trump su cuenta en la popular red social y, por ende, le devolvería la posibilidad de tener un altavoz público para comunicarse con el mundo.

La decisión de Twitter de vetar a Trump (creador entre otras muchas cosas de 'fake news' constantes) desencadenó un debate público sobre la libertad de expresión que todavía hoy sigue vigente. ¿Dónde empieza y dónde termina la libertad de expresión?, ¿se puede confundir con la incitación al odio?, ¿qué se puede vetar y qué no?, ¿dónde está el límite?

Las preguntas son ilimitadas y las respuestas no están claras, porque, como suele pasar, desgraciadamente, en estos casos, hay que tener muy claro qué intereses tiene el que dirige el cotarro.