Cambio climático: ¿quién dijo que todos los cambios eran buenos?

Calor en invierno, lluvias torrenciales, sequías, terribles  incendios. Cambio climático. Lo oímos constantemente, todo el mundo tan alarmado que es difícil escapar de esta conversación. Es algo que parece preocuparnos a todos, ¿verdad? Pero sin embargo, vemos en la  televisión como los polos se derriten y preferimos prestarle atención  a una publicación que acaba de subir un amigo. Coches eléctricos en  vez de carburantes, pero nos parece mala idea. Transporte público,  pero preferimos viajar por separado. En realidad, ¿no nos importa o nos duele que el mundo esté cambiando?

En cualquier caso, no hacemos nada, no queremos aportar, pensamos que es cosa de otros o que nadie puede cambiarlo. Cobardes. Somos cobardes. Algunos intentan engañarse pensando que todo esto pasaba hace cuarenta años, incluso se lo dicen a sus hijos. Ellos se lo creen. Pero hemos entrado en una etapa decisiva para nuestra queridísima Tierra, tiempo en el que todas las medidas tomadas no son suficientes para salvarnos. Y sí, la verdad duele, duele mucho, pero es una condena de la que solo podremos escapar si todos ponemos de  nuestra parte.

Y qué coincidencia que somos los mismos que los que empezaron esto, por eso somos hoy los únicos que podemos cambiarlo. Realmente, ¿a qué estamos esperando?