"Del blanco radioactivo paso al rojo gamba, sí, ¿y que?"

Una mujer toma el sol cerca de la central nuclear de Ascó, ayer. / EFE / JAUME SELLART

En menos de lo que canta un gallo entramos en la temporada de verano, la más esperada para algunos y la menos para el resto. Como persona blanca como una hoja de papel radiactivo y sensible al sol, me frustran los comentarios de la otra gente. Me explico. Ya sé que soy blanca, y que de eso, paso al rojo gamba: tengo la suerte de poder mirarme en el espejo cada día de mi vida. "Estás muy blanca, ¿no? Pareces una guiri, ¿en serio no te pones nada morena?". Comentarios y preguntas como estas e incluso más absurdas todavía llenan mis días y meses de verano.

Mi pregunta es ¿qué esperan que les responda? No llego a comprender la finalidad de comentar una y otra vez algo obvio y visible a los ojos de todos. Sí, soy una chica blanca que en verano se pone roja como un tomate sin necesidad de pasar por el moreno, gracias.