Beirut y París sangran por los mismos motivos

¿El mismo tipo de terror tiene diferente categoría o valor en función de las personas que lo sufren? Hace dos días Beirut y París sangraron por los mismos motivos, y tristemente fueron los escenarios para la representación del desamor, frialdad y decepción humanos. 

Tuvieron como espectadores al  mayor número de asistentes jamás visto: toda la población mundial. Pero me da la impresión de que esos espectadores no están realizando la misma crítica hacia dos obras que comparten argumento, actores (protagonistas y secundarios) y sentimientos. Parece que sentimos sobrecogimiento, pena, rechazo, estupor, preocupación, desolación y  rabia ante una acción en función de quien la sufre.

El viernes, más 170 personas  (por el momento) fueron asesinadas y 552 heridas por la misma  organización terrorista y bajo los mismos argumentos en dos capitales mundiales. Pero parece que esa ingente cantidad de público espectador  no reconoce el mismo valor de todos los actores implicados en las  obras. Parece que sólo existen 132 cadáveres y 352 heridos, cuyo  vestuario resultaba de la combinación de los colores blanco, rojo y  azul; pero 41 cadáveres y 200 heridos vestidos con prendas de colores  blanco, rojo y verde han sido eliminados de la obra dramática. 

Si se  efectúa una crítica reivindicando una serie de valores humanos  universales, ¿por qué se hace una diferenciación entre personas en  función de una distancia kilométrica, cultural, histórica, lingüística  o económica? Los derechos y valores humanos son y deberían ser igual de importantes a 0,0001 metros de distancia que a 12.000 kilómetros.