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El Barça tiene un pasado franquista justificado

En respuesta a la carta del señor Joaquim Vandelòs del lunes 16 de noviembre, me permito aclarar algunos conceptos. El Barça como institución deportiva más grande de Catalunya, y mal que nos pese, está politizada.No obstante, recordará usted que hubo una época en la que ser del Barça era sinónimo de ser catalán y catalanista.

La verdad histórica, como usted dice, es absolutamente interpretativa, como todas las historias.Recordará que después de la guerra fue nombrado presidente Nanuel de Piñero, marqués de la Mesa de Asta, impuesto por el nuevo régimen y que dimitió por defender al Barça pidiendo igualdad de trato (creo que su figura deberia de ser motivo  de una tesis doctoral).

En el momento de su fundación no podían jugar catalanes porque aquí, al igual que en el resto de España, se desconocía este  deporte (vaya una verdad de perogrullo en la que usted no ha caído).

El que se erigiera un monumento a los caídos por Dios y por  España, como no recuerdo el campo de Les Corts, yo no se lo rebatiré. Pero en el Camp Nou, que yo recuerde, en pleno franquismo, si estaba yo no lo vi. Sí recuerdo haberlo visto en la ciudad universitaria, al lado de la facultad de Farmacia (obra de Sert, por cierto).

Que hubieron catalanes afines al régimen,claro, y que se concedieron dos medallas a Franco, por supuesto. Pero sin un presidente falangista  como Miro Sans, jamás se hubiera construido el Camp Nou.

Como conclusión le diré que cuando se es dirigente o directivo de una entidad de las dimensiones del Barça, queramos o no, los políticos  de turno acostumbran a instrumentalizar la entidad como estandarte  de sus ideas. Ahora bien,si esto parece que a usted no le gusta, a mí hay cosas que  tampoco me gustan y las tengo que aceptar. Forma parte del juego democrático y de la libertad de expresión.

Y tenga en cuenta que la  discrepancia es la base de la convivencia, desde el más absoluto respeto.Los 40 años de dictadura influenciaron a dos o tres generaciones, y algunos apellidos de dicho régimen siguen campando a  sus anchas sin que nadie envíe cartas a este diario.

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