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Los lectores quieren más árboles: "Cuatro macetones no es una zona verde"

Varios miembros de la comunidad de lectores de EL PERIÓDICO exigen en sus cartas enviadas a la sección Entre Todos la protección y ampliación del patrimonio arbóreo de la gran Barcelona y un mejor mantenimiento del verde en general.

Unos operarios retiran unos árboles durante las obras en Consell de Cent, a principios de año. / MARIA TERESA SIMEÓN

Pocas cosas generan tanto consenso como la necesidad de llenar de árboles las ciudades del territorio metropolitano, pues está científicamente demostrado que tienen un papel destacado como sumideros de carbono, regulan la temperatura y favorecen el bienestar de las personas. En ese sentido, María Serrano, vecina de Cornellà de Llobregat, exige un mayor cuidado de las decenas de ejemplares de su calle, el paseo de la Campsa. “Los árboles están abandonados, con ramas caídas, troncos apoyados en el alumbrado”, escribe en su carta esta lectora, que echa de menos una poda –vive en un primer piso y las ramas invaden su balcón- y una urgente renovación de las aceras, levantadas por las raíces, para que el vecindario pueda disfrutar (sin miedo a tropezar) este espacio.

Desde el Ayuntamiento de Cornellà responden a este diario que no les consta haber recibido "ninguna notificación en ese sentido y en ese lugar" a través del servicio 'A prop teu', una plataforma que permite notificar este tipo de incidencias directamente a los servicios municipales para que estos "puedan actuar de manera ágil". En todo caso, agradecen la carta de la lectora y "estudiarán el caso para poder valorar cómo intervenir", añaden las mismas fuentes municipales.

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Los árboles también son el motivo de las cartas de María Teresa Simeón, muy crítica con la decisión del Ayuntamiento de Barcelona de retirar algunos para implantar ‘supermanzanas’ y ejes verdes. La carta de esta vecina de la calle de Rocafort fue respondida por técnicos del departamento de Ecología Urbana, que alegaron que Consell de Cent ganará más de 290 árboles en cuanto acaben las obras en esta vía. “Esos árboles de cinco o siete años quedan muy bien, pero no sirven para oxigenar la ciudad. Han sustituido vida por estética”, replica la vecina, partidaria de añadir árboles sin retirar los existentes y de reducir el tráfico “siempre y cuando no implique anular ejes básicos”, dice al otro lado del teléfono.

Tala de árboles en la calle de Piqué para la pacificación de Consell de Cent, en Barcelona, el pasado mes de enero.

/ PILAR HERNÁNDEZ

Otro lector, Rafael Galiano, de 58 años, considera que el principal problema del verde en la ciudad no radica tanto en la cantidad como la calidad, esto es en el mantenimiento. Este vecino del barrio de La Bordeta lleva años denunciando, asegura, el mal estado de los jardines de la rambla de Sants, “muy bonitos” en el momento de la inauguración pero “totalmente descuidados” en la actualidad. Habla de parterres plagados de agujeros, sistemas de regadío estropeados, basura entre la vegetación… Estos jardines, un vergel de 800 metros de largo, inaugurados en agosto de 2016, cubren de verde las vías del tren y conectan Sants y La Bordeta.

Naturalización e incivismo

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Para minimizar los riesgos para la salud de los productos químicos, el Ayuntamiento de la capital catalana dejó de usar el glifosato como herbicida en 2017. Esta apuesta por la naturalización de los espacios no es del agrado de todo el mundo. “Ahora en los parterres dice el Ayuntamiento que hay biodiversidad, pero yo solo veo malas hierbas”, suelta con ironía este encargado de supermercado, escéptico con las citadas supermanzanas como solución para aumentar el verde en la ciudad porque considera que “cuatro macetones no son una zona verde”.

Parterre en la calle de Bassols, en Barcelona, esta semana.

/ CARMEN ARA

Carmen Ara, de 73 años, también se lanzó a escribir a la sección para exigir un mejor mantenimiento del verde de su calle, situada en el barrio del Camp de l’Arpa del Clot. “Faltan muchas plantas y los árboles están prácticamente secos”, asegura una vecina que también carga contra los incívicos. “Colau no tiene la culpa de que la gente ensucie la calle o que los propietarios de los perros dejen a los animales hacer sus necesidades en los parterres”, puntualiza vía telefónica una lectora que rompe una lanza a favor del consistorio en términos generales: “Nuestra calle está algo dejada de la mano de Dios, pero es cierto que tenemos cerca la plaza de la Oca, con muchas flores, y la Clariana de Glòries, que es una maravilla”, remacha.