ENTENDER + la subida de precios

La compra en los tiempos de la inflación

La inflación da un respiro un septiembre. Los precios subieron un 9%, 1,5 puntos menos que en agosto, gracias al descenso de la electricidad, carburantes y transportes. La cesta de la compra, sin embargo, sigue estando por las nubes. Anton-Giulio Manganelli, de EADA Business School, y Elena Carrillo-Álvarez, de Blanquerna-URL, cuentan cómo lidiar con unos precios disparados.

De compras en un supermercado.

De compras en un supermercado. / FERRAN NADEU

7
Se lee en minutos
Anton-Giulio Manganelli y Elena Carrillo-Álvarez

Los precios de los alimentos en la cesta de la compra podrían seguir subiendo, al menos, en lo que resta del año, incluso si los precios de las materias primas se mantienen estables, según se desprende de un informe publicado recientemente por el Banco de España. La entidad vaticina que los precios de venta en el supermercado podrían elevarse a un ritmo del 18% anual, frente al 12,9% que han venido subiendo hasta este momento. Por poner algunos ejemplos, en España, el precio del aceite ha aumentado un 56% desde principios de 2021; el de los cereales, un 17%; los lácteos y huevos, un 16%; y la carne, un 10%. 

¿Topar precios? No, gracias

Anton-Giulio Manganelli. Economista y profesor de EADA Business School

Preguntar a un economista si hay que topar el precio de unos bienes es como preguntarle a un médico si hay que tomar paracetamol para el dolor de cabeza. ¿Puede reducirlo? Sí. ¿Tiene efectos colaterales? Sí. ¿Resuelve la causa? No. 

Se ha hablado recientemente de topar el precio de unos alimentos de la compra básica para luchar contra la inflación y ayudar a los más vulnerables. 


/ v

La idea (muy) a primera vista parece lógica: los precios suben, vamos a reducirlos. Sin embargo, cuando a un problema complejo se da una solución simple, a menudo esta no lo resuelve sino que suele ser peor el remedio que la enfermedad, creando problemas adicionales a los que pretende resolver. Los alimentos, como cualquier bien, siguen la ley de la oferta y la demanda. En este caso, la subida de los precios se debe a problemas en el lado de la oferta: los confinamientos en China, la invasión rusa de Ucrania y las consiguientes sanciones han dificultado la producción y la llegada a Europa de bienes, tanto alimenticios como energéticos, provocando incrementos de precios. 

La medida no solo no resolvería el problema, sino que generaría más distorsiones

Responder a un problema de oferta con medidas que fingen que no ha pasado nada, o que su efecto será menor topando los precios, crea una serie de distorsiones. Primero, hace que el consumo sea demasiado elevado con respecto a lo que el mercado puede producir. Hay un sinfín de ejemplos de casos de controles de precios que han acabado en la ausencia o racionamiento del bien, en los casos más extremos, o en la reducción de las inversiones de las empresas, para mantener la calidad de estos bienes. Pueden pensar las empresas: «Si nos dan tan poco dinero, ¿por qué molestarnos en invertir en ellos y mejorarlos?». Y esto es mucho más difícil de regular por un gobierno…

La economía tiene aspectos en común con la física: si queremos frenar el recorrido de un río con una presa, tenemos que recordar que el agua que se acumula puede encontrar maneras de rodearla y evitarla, creando, en ocasiones, estragos mayores que los que habría creado el curso natural del río.

Imponer controles de precios, aparte de ser de difícil aplicación en la práctica, es como una presa que el río puede rodear. En economía, los controles de precios son una presa de muy mala calidad, porque hay muchas más variables - aparte del precio - que afectan al bienestar de los consumidores, que no es posible controlar. Sin ir más allá, las inversiones se reducen si la rentabilidad de un mercado disminuye: un ejemplo claro de cómo el agua de la economía evita las presas. ¿O, para solucionar esto, un gobierno quiere imponer invertir al menos un tanto por ciento de los ingresos en I+D? Y si fuera el caso, ¿cómo controlar la calidad de esta inversión? Y podríamos seguir con otros ejemplos…

Cuando un gobierno impone controles de precios, a veces decide subvencionar a la industria. Lamentablemente, esto no resuelve el problema. O, mejor dicho, crea otro, que es nueva deuda pública para pagar bienes que los ciudadanos ni siquiera ven, ahora, tan caros como realmente son. 

Hay formas menos ineficientes de ayudar a las familias más vulnerables, como reducir el IVA de los productos básicos

Si la pretensión es ayudar a las familias más pobres, existen otras formas menos ineficientes como, por ejemplo, reducir el IVA de esos bienes o hacer una transferencia por un importe que resulte de la diferencia entre el gasto para estos bienes a precio de mercado y el precio topado. 

Ambas estrategias no alteran el valor de señalización de los precios, haciendo que puedan cumplir su misión fundamental. El precio no es solo una transferencia de recursos del comprador al vendedor, es también una señal de cuánto escaso es el bien. Además, evitarían que la industria o el Gobierno tuvieran que controlarlos, porque serían las fuerzas del mercado las que se ocuparían de encontrar el precio correcto.

Si todo esto no fuera suficiente, hay que considerar que un control de precios impuesto a la gran distribución afectaría a todos los operadores de la cadena de suministro, como los agricultores o el pequeño comercio. ¿Si la gran distribución ve reducido su precio final, pagará lo mismo a los agricultores? El pequeño comercio también vería sus márgenes afectados, porque tendrían que competir con los productos a precios reducidos de las grandes superficies. ¿Es esto lo que se quiere?  

Comer sano, rico y económico es posible

Elena Carrillo-Álvarez es dietista-nutricionista y profesora titular de Salud Pública y Medicina Preventiva en la Facultad de Ciencias de la Salud Blanquerna-Universitat Ramon Llull.

En el último año y medio, el precio de los alimentos no ha dejado de aumentar. Unido a la subida de la electricidad y los carburantes, la situación oprime las economías familiares y obliga a cambiar hábitos de consumo. Se compra menos cantidad, se reducen alimentos extra como dulces o aperitivos; mengua la variedad de la dieta, se opta por marcas blancas, y se escogen variantes más económicas. Estas modificaciones pueden ayudar a ajustar considerablemente el coste de la cesta de la compra. De hecho, comer bien puede ser muy económico. Sin embargo, también pueden comportar un empeoramiento de la calidad nutricional, por consumir en exceso ciertos nutrientes, olvidando otros que son imprescindibles. ¿Qué diferencia un escenario de otro? Principalmente tres factores: el coste mínimo de una dieta saludable, las competencias alimentarias y los condicionantes externos, como el tiempo.

Aprender aspectos básicos de compra, conservación y preparación de alimentos es la mejor inversión para ahorrar

Se estima que en nuestro entorno es muy difícil mantener una alimentación saludable para un adulto por menos de 5,5-6€/día. Aprender aspectos básicos de compra, conservación, manipulación y preparación de alimentos es la mejor inversión para ahorrar en la cesta de la alimentación. Comprar un pollo o un salmón entero suele ser más barato que comprarlo despiezado. Saber cómo manipularlo o cómo convertir las sobras del guisado del domingo en croquetas caseras para alguna cena, o los restos de ese plato principal en una guarnición para otro día, es la base de la cocina de ahorro que tanto dominaban nuestras abuelas. Para ello, es útil planificar el menú de la semana, lo que nos permitirá ir a comprar con la lista, comprobando qué alimentos tenemos ya en casa y qué alimentos necesitamos. 

Noticias relacionadas

Habitualmente, dos son las grandes preocupaciones cuando se intenta comer bien con un presupuesto ajustado: el producto fresco y los alimentos proteicos. Las legumbres son una muy buena fuente de proteínas, que además podemos comprar ya cocidas, ahorrando energía y tiempo en la preparación. Alimentos como el queso fresco, los huevos, el pollo, e incluso otros más noveles, como la soja texturizada, tienen una excelente relación calidad precio. Habitualmente podemos encontrar pescado como las bacaladillas o la caballa a menos de 4 euros/kg. El consejo en cuanto a la fruta y la verdura es adaptar la compra a los precios de la semana, lo que también nos permitirá ir variando de alimentos. Como norma general, debemos mantener el consumo de platos preparados para ocasiones especiales. Y el agua corriente es la bebida de elección. 


/

El ‘batch cooking’ es un gran aliado para ahorrar energía y tiempo

La mayoría de familias se encuentra además con otro factor limitante: el tiempo. De nuevo, contar con habilidades culinarias ayuda a ser eficientes en la cocina. Por último, se recomienda priorizar cocciones en olla o microondas, o cocinar grandes cantidades que más tarde se puedan congelar. En este sentido, la tendencia del ‘batch cooking’ (cocinar en pocas horas para toda la semana) es una gran aliada, tanto en el ahorro energético como de tiempo. En resumen, es posible comer sano, rico, económico e invirtiendo poco tiempo si planificamos la semana con recetas que utilicen producto fresco y requieran poca preparación.