Nèstor Luján: 100 años

De família humilde, Néstor Luján se cultivó a golpe de estudio, licenciandose en Filosofia y Letras en1943, y en Periodismo en 1952, ya instalado en Barcelona. El oficio de periodista lo ejerció a partir de 1946, con su columna semanal Al doblar la esquina, que firmaba como Néstor, en el semanario Destino.En Destino fue Néstor, Puntillero, Pickwick, y Néstor Luján. Tantos nombres y pseudónimos como intereses cultivó. Hombre culto, su conocimiento era transversal, en el amplio espectro que abarca el término Humanista. Culto y comprometido siendo durante su época de director del semanario (desde 1958 a 1975) el director de prensa más expedientado de España.

 En História y Vida  desarrolló y profundizó estudios y monográficos dedicados a la gastronomía, que había iniciado en Destino con las firmas de Pickwick, Néstor, y Néstor Luján. Y de gastronomía Luján sabia un sinnúmero! 

¿Cómo se aprende de gastronomia? Cultivando los cinco sentidos. El aroma que nos transportará al pasado, el recuerdo de la infancia; la mirada que nos proporcionará deleite por la forma y los colores, por la armonía del conjunto; el baile revoltoso de sonidos que susurran al oido al hervir el agua, al crepitar el aceite, al morder la manzana; la carícia del melocotón en las manos, el frescor del porrón que alzamos para refrescar los labios; la estimulación de las papilas gustativas que envian al cerebro latigazos de dulzor, de acidez, de mar, que grabarán en el paladar el reconociento de comidas pasadas, y texturas cautivadoras.

Néstor Luján cultivó los cinco sentidos generosamente. Disfrutó de la mesa de Agut d’Avinyó, deveniendo amigo del gran Ramón Cabau, restaurador, farmacéutico, agricultor, gastrónomo como el mismo Luján. El amigo se convirtió en suegro al casarse Nèstor con la hija menor de Ramón Cabau, Tin. Cabau y Luján fueron hombres avanzados a su tiempo en su visión de la gastronomía, buscando el mejor producto para ofrecer el mejor resultado al paladar.

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 Tiempo. Néstor Luján entendía que la buena cocina necesita tiempo al evocar una anécdota, en palabras de Prosper Montagné, referida al príncipe de los gastrónomos, Curnonsky, publicada en ocasión de una reflexión sobre la cassolet. Tiempo y buena disposición, tanto en la mesa como en la compañia. Sentarse a la mesa no se limita al acto de alimentarse. La mesa acoge. La mesa reconforta. La mesa es el punto de encuentro y proximitad. En la mesa los problemas se diluyen envueltos en sensaciones placenteras.  Es necesario, entonces, disponer de tiempo de sobremesa. Grandes acontecimientos en la história del ser humano han tenido como escenario una mesa, dispuesta con platos elaborados con ilusión y destreza, con tazas de cafè vacías o a medio vaciar como testigos de una voluntat de alargar el encuentro. Pequeñas golosinas para endulzar lea palabras. Un destilado, aromático y digestivo. Tiempo de bonhomía.

Néstor Luján fue nuestro primer presidente.  Fundó la Acadèmia Catalana de Gastronomia alrededor de una mesa de un icónico restaurante de la ciudad de Barcelona junto a otros prohombres de reconocido prestigio gastronómico. Su legado vive en multitud de artículos y libros, así como en la voluntad de los académicos que dedican sus conocimientos a la investigación, divulgación y promoción de los valores gastronómicos de nuestro territorio.