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Verdades y mitos sobre el cannabis medicinal

La propuesta de legalizar el uso recreativo de la marihuana ha sido tumbada en el Congreso, pero sigue en estudio permitir su uso terapéutico. Verificat analiza qué hay de verdad en las afirmaciones sobre sus propiedades medicinales y sus efectos secundarios

Plantas de marihuana en un dispensario de cannabis en Oakland (EEUU).

Plantas de marihuana en un dispensario de cannabis en Oakland (EEUU). / EFE

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El debate sobre la legalización del consumo recreativo de cannabis en España se ha estancado tras la falta de apoyo que encontró en el Congreso la propuesta de ERC y Más País de regular el cultivo, el consumo y la comercialización del cannabis. Lo que sí sigue en pie es la posibilidad de legalizarlo para su uso medicinal, algo para lo cual se ha creado específicamente una subcomisión en la Cámara baja. 

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El consumo para uso medicinal tiene una gran aceptación: según una encuesta del CIS, un 90% apoya el consumo para su uso terapéutico (el doble que su uso recreativo). Pero uno de los mayores problemas ha sido siempre la desinformación que ha girado en torno a esta planta. Quizá por desconocimiento, quizá por haber estado prohibida durante tantos años, quizá por el estigma que ha derivado de ello, tanto en la calle como en internet hay mucho ruido sobre esta planta que el ser humano lleva cultivando desde hace más de 5.000 años. 

Intentamos poner un poco de orden y claridad a lo que realmente se sabe sobre las propiedades terapéuticas del cannabis, y lo que no; qué son solo hipótesis y qué, directamente, un bulo.

El cannabis ya puede curar enfermedades - Falso

Los tratamientos disponibles basados en cannabinoides son, por ahora, pocos y están indicados para pacientes a los que el tratamiento tradicional no les provoca el efecto esperado. En cualquier caso, se trata de medicamentos que “no curan”, tal y como indica Manuel Guzmán, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad Complutense de Madrid y vicepresidente del Observatorio Español del Cannabis Medicinal (OECDM), sino que se usan de manera paliativa, es decir, para aliviar los síntomas.

Actualmente, en Europa se están recetando fármacos basados en cannabinoides para tratar formas raras y graves de epilepsia —el Epidyolex— , para náuseas y vómitos causados por la quimioterapia —Nabilone— y para reducir la rigidez de músculos y espasmos causados por la esclerosis múltiple (EM) —Sativex—. “El cannabis no es la panacea, pero sí puede ser útil en casos en los que la primera línea de tratamiento o no funciona bien o son demasiado tóxicos para el paciente”, concluye Guzmán.

El cannabis ayuda a calmar cualquier dolor - Engañoso

El cannabis tiene poder analgésico y sirve para reducir el dolor, gracias a que los mamíferos contamos con algo que se conoce como sistema endocannabinoide, una red de comunicaciones neuronales descubierta hace unos 40 años que contiene los receptores de los principios activos del cannabis. Este sistema cumple un papel clave en el control de funciones biológicas importantes como la cognición, la memoria, el dolor y el sueño. 

Estos receptores son como cerraduras que están en la superficie de las células, y cuando llega un cannabinoide, que es como una llave, se activa su función. Por ejemplo, hace que, al consumir cannabinoides, se puedan activar funciones como el hambre o el sueño. Este es uno de los mayores retos dentro de la investigación de los cannabinoides, porque no todo el mundo responde igual ante ellos —lo mismo pasa con cualquier fármaco—, actualmente se conocen más de 150 cannabinoides distintos y "determinar" los efectos concretos que cada uno de ellos de manera aislada y en sinergia tiene en el cuerpo es un proceso largo, según explica Maria Corujo, doctora en Biotecnología Vegetal encargada de investigar la genética de las plantas para seleccionar las que mejor funcionan para el desarrollo médico.

El mejor medicamento hecho con cannabis es el que solo lleva CBD - Falso

A pesar de todos los cannabinoides que existen, el protagonismo siempre se lo llevan dos: el THC, o tetrahidrocannabinol, porque es el principio activo con efectos psicoactivos y el principal responsable de las acciones farmacológicas del cannabis sobre nuestro organismo; y el CBD, o cannabidiol, que tiene principalmente efectos relajantes. 

El CBD no actúa de la misma manera que el THC. No coloca y atenúa algunos efectos psicoactivos no deseados del THC. Por ejemplo, en usuarios vulnerables y dosis elevadas, el THC puede producir psicosis, fobias, o ansiedad, mientras que el CBD es antipsicótico. En dosis elevadas, el THC puede producir convulsiones, mientras que el CBD es una sustancia anticonvulsivante. Sin embargo, tal y como señala Corujo, “cada variedad produce una proporción de sustancias, que es lo que se usa diferencialmente después para distintos tipos de patologías”. 

Y Guzmán añade: “El cannabis es una sustancia compleja, y aunque el principal cannabinoide es el THC y el segundo más relevante es el CBD, no todos los tipos de plantas ni las preparaciones tienen las mismas concentraciones de CBD y THC. El cannabis también tiene muchas vías de administración: puede ser oral, se puede espolvorear, [suministrar por] supositorios, [a nivel] intravenoso…”. No hay ni mejor ni peor tratamiento, sino combinaciones para cada paciente y enfermedad. 

Los fármacos que contienen cannabinoides pueden llegar a ser adictivos - Engañoso

La evidencia científica ha confirmado ya que el consumo de cannabis de forma recreativa puede generar dependencia a largo plazo, pero aún faltan datos que confirmen o desmientan que esto también pasa con el cannabis medicinal. En un documento publicado por el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías se especifica que “esta dependencia del cannabis se ha estudiado principalmente en consumidores sociales de cannabis, que normalmente empiezan a consumir en la adolescencia y fuman productos de cannabis potentes a diario durante meses y años”. 

Con todo, los científicos han observado que el síndrome de abstinencia que se forma es mucho más moderado que otras sustancias más hidrofílicas que se eliminan más rápido de nuestro organismo. Entre esas sustancias no están solo las de uso recreativo como el alcohol o la nicotina, sino también psicofármacos como los opiáceos o las benzodiacepinas

En un estudio publicado en 2007 por 'The Lancet', un grupo de científicos de Reino Unido evaluó 20 sustancias para determinar el daño de cada fármaco. Dividieron los parámetros en tres categorías —daño físico, dependencia y daño social—, y dentro de la de dependencia, se estableció que la heroína era la sustancia más adictiva que existe, seguida de la cocaína, el tabaco, la metadona, los barbitúricos, el alcohol, las benzodiacepinas, las anfetaminas, la buprenorfina y, finalmente, el cannabis. Además, al contrario que muchas de esas otras drogas, la marihuana no produce sobredosis mortales.

Lo que sí parece más claro es que no todos los cannabinoides presentes en el cannabis tienen el potencial de producir adicción. Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó en 2018 un informe sobre el CBD en el que concluía que “en seres humanos, el CBD no presenta efectos indicativos de abuso o potencial de dependencia”. Por eso, actualmente una de las ramas de investigación en el cannabis es precisamente la de aislar los cannabinoides para su uso medicinal: por un lado, para descubrir sus propiedades individuales y, por otro, para saber cómo cada uno afecta al organismo para poder controlar los efectos secundarios (como la adicción).