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Genís Torrent: "Con palillos, cola, hilo y corcho puedo hacer cualquier barco"

Podría llamársele 'el señor de los palillos', aunque hacer maquetas es solo una afición para este hombre paciente, cuyas filigranas se exponen hasta final de febrero en L'Illa Diagonal

Genís Torrent, con uno de las maquetas de barco que ha creado con miles de palillos.

Genís Torrent, con uno de las maquetas de barco que ha creado con miles de palillos. / RICARD CUGAT

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Patricia Castán
Patricia Castán

Periodista

Especialista en Economía local, comercio, turismo, vivienda, ocio, gastronomía y tendencias urbanas.

Escribe desde Barcelona

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Hubo un largo tiempo en que el palillo fue herramienta imprescindible para rematar muchas comidas. En casa o en el restaurante, el mondadientes irrumpía y se asomaba a bocas satisfechas sin recato. Hasta que el ritual perdió vigencia en los ambientes más urbanos, más allá de su función instrumental a la hora del vermut. Y aunque su comercialización se apaga poco a poco, hay un cliente único que sin duda alienta la producción: Se llama Genís Torrent y lleva 43 de sus 59 años uniendo esas frágiles estructuras para crear un universo propio de maquetas de barcos. Su flota de 42 naves, que va del acorazado 'Bismarck' al 'Titanic', a razón de un alumbramiento anual por puro 'hobby', puede verse hasta el 28 de febrero en una exposición en L'Illa Diagonal. 

-¿Cómo uno se convierte casi en ingeniero naval con una caja de palillos?

-Tenía 16 años y en un viaje de estudios navegamos a Mallorca en un barco canguro de Trasmediterránea. Pensé que tenía reproducirlo. Estuve meses dándole vueltas a la idea hasta que me decidí por la madera y en concreto por los palillos como unidades de construcción. Ese primer barco es el único que no expongo porque salió como salió, pero después he ido perfeccionando la técnica.

-Lo suyo es mera pasión, sin ego ni lucro.

-Así es, solo había expuesto en Barcelona en el 2002 y donde vivo, en Torroella de Montgrí, un par de veces. Los creo para mí y sin pensar jamás en venderlos, ni en mostrarlos en redes sociales, a no ser que alguien me hiciera un encargo. Aunque tuve que ampliar mi casa para poder guardarlos y protegerlos en vitrinas en una sala de 65 metros cuadrados.

-¿Pericia y paciencia a partes iguales?

-Cuando empecé solo había hecho algunos trabajos manuales con palillos en el colegio, pero nada parecido. Soy totalmente autodidacta, pero constante. Solo descanso un par de meses en verano.

-Explíqueme su método.

-Soy administrativo y también he trabajado de comercial, pero esta es mi gran afición y le dedico parte de mi tiempo libre, normalmente de diez a doce de la noche y algún rato los fines de semana. Primero elijo un barco, porque es histórico o porque haya viajado en él, luego consigo planos y trabajo siempre a una escala de 1/200. 

-Técnica casi de cirujano ¿e instrumental? 

-Utilizo cuadernas de cartón solo para apoyar los palillos y crear el casco hasta que estos se se seca, luego voy construyendo. He utlizado más de 400.000 hasta ahora. También me hacen falta cola transparente, hilo de coser para las barandillas y antenas, y corcho, por ejemplo, para los 12 aviones a escala para un portaviones de 1,7 metros.

-¿Algún otro coloso?

-El crucero 'Voyager of the Seas', con el que navegué desde Barcelona, me llevó casi un año y medio. Reproduje las cubiertas, piscinas, ventanales... que había observado. Fue una locura. En otra ocasión viajé en el 'Oceanic' y el capitán al conocer mi afición me dejó visitar el puente de mando y me regaló los planos. Fue increíble. 

-Oiga, ¿cómo lleva su familia compartir su tiempo libre con un hobby tan particular?

-Lo bueno es que es una afición baratísima, tienen un precio irrisorio y nunca me ha subvencionado nadie, salvo una empresa que me dio una remesa de palillos descatalogados. Lo único costoso son las vitrinas. La familia me ha dejado ampliar la casa por los barcos sin protestar y ahora ha montado conmigo codo a codo la exposición.

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-¿Ya ha pensado qué hacer con semejante legado?

-Cuando yo ya no esté que hagan lo que quieran con mis barcos..., aunque tal vez los done al Museu Marítim. Y no me haga elegir cuál es mi favorito porque son cómo hijos, imposible decir a quién quieres más.